Los rezagos del sur de México: competitividad y desarrollo
Los rezagos del sur de México: competitividad y desarrollo
Cada que el IMCO presenta su Índice de Competitividad Estatal llaman la atención las abismales diferencias regionales que muestra entre las entidades del centro-occidente y el norte de México respecto a las del sur. No sólo impacta la dimensión de las diferencias a nivel general y en varios subíndices e indicadores, sino que pasen los años y no se vean señas de atenuación.
Las disparidades de desarrollo regional en México, con la gravitación de rezagos seculares en el sur, lejos de acortarse, parecen ensancharse. Así lo refleja el Índice de Competitividad Estatal del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que con datos duros pone de relieve uno de los mayores desafíos del país. Máxime porque no sólo se suceden los años sin que estas asimetrías cambien, sino décadas.
Superar ese estado de cosas debería tomarse como prioridad nacional de primer nivel, un llamado a la acción a los distintos sectores de la sociedad, a nivel estatal y nacional. Más aún cuando el diagnóstico del problema es bastante claro, lo mismo que muchas de las soluciones, como las que se desprenden, por lógica, de los datos y comparativos del IMCO: como un mapa que indica dónde hay que poner el foco para invertir y generar políticas públicas sólidas.
Podrá siempre alguien decir que esto no tiene visos de resolverse, si factores del atraso, carencias y estancamiento económico en la región van más allá de las décadas. Pero esa posición no sólo es derrotista, sino equivocada, tomando en cuenta que otros países, y en México varios estados, sí han podido abordar esos factores y trascenderlos hasta en menos de una década. Incluso desde situaciones aún más difíciles, como en algunos países de Asia.
También hay evidencias de avances en materia de aceleración del desarrollo económico en entidades del propio sur-sureste, como el caso de Yucatán, que aunque en esta edición del índice del IMCO perdió posiciones, desde hace varios años es un caso de éxito en varios aspectos, con políticas públicas y esfuerzos de la sociedad y la iniciativa privada que bien pueden replicarse o adaptarse en otras entidades del sur y sureste.
Incluso en los estados con menor competitividad del sur hay áreas con cierto progreso, si bien en los aspectos económicos no se ven pasos adelante que puedan sugerir una transformación. En particular en Chiapas y Oaxaca, que están en los últimos lugares de la clasificación general, junto con Guerrero, hasta abajo de la tabla, que adolece del reto adicional de la penetración de la delincuencia.
Pero los desafíos, en general, pueden ser superables en un mediano plazo si sociedad, gobierno y empresas, a escala estatal y con un respaldo comprometido a nivel nacional, trazan y se comprometen con objetivos concretos y viables, en sintonía con lo que ha funcionado en México y en varios países del mundo.
Los únicos estados de competitividad baja
Los estados con competitividad clasificada como “baja” son, desde el último lugar hacia arriba, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Fuera del sur sólo está en ese nivel Tlaxcala. Apenas pasan de los 30 puntos de 100 y Guerrero no llega a esa marca, con 28.3. Cuando se contrastan esos resultados con otras entidades del centro y el norte es como si se hablara de países distintos.
Para considerar el tamaño del rezago de esos tres estados del sur, basta comparar sus puntajes con el primer lugar, la Ciudad de México, única entidad con un nivel de competitividad “muy alta”, con 63.5. Lo mismo respecto a los cinco con clasificación “alta”, con puntajes en niveles de 50 altos: Nuevo León, Coahuila, Querétaro, Jalisco y Baja California Sur. La misma distancia del promedio nacional, 43.19, da cuenta del reto, al igual que la que hay frente a nueve entidades en la escala “media alta”, en niveles de 50 bajos.
Las distancias económicas
La comparación de los datos macroeconómicos van en el mismo sentido: el PIB per Cápita de Oaxaca, Guerrero y Chiapas es de 107.6 mil, 93.1 mil y 71.3 mil pesos anuales. En Yucatán llega a 175.4 mil, y en la Ciudad de México, a 451.9 mil pesos; en Nuevo León, a 381.1 mil; en Querétaro, 263.6 mil; en Jalisco, 237.7.
Como han enfatizado organizaciones como México ¿Cómo Vamos?, el ingreso promedio en cada una de las tres entidades menos competitivas del país, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, es menor a la mitad del promedio nacional.
Lo mismo indican los datos de pobreza laboral, el porcentaje de hogares con ingresos laborales inferiores al valor de la canasta alimentaria: Chiapas, Guerrero y Oaxaca son las tres entidades más rezagadas, con más del 60% de sus poblaciones en dicha situación. En Chiapas, siete de cada 10 personas se encuentran en un hogar cuyo ingreso laboral no es suficiente para adquirir los alimentos más básicos.
En el Índice de Progreso Social de México ¿Cómo Vamos?, esos mismos tres estados han ocupado los puntajes más bajos persistentemente. Oaxaca, la entidad con menor marca, muestra tendencia a la baja desde 2018. Así, actualmente, con 46.9 puntos, se encuentra con el peor resultado desde que se tiene registro. Como referencia, el puntaje nacional es de 63 puntos de 100 y en la Ciudad de México, de 73.1.
Los ejes del retraso en el sur
Claramente, como subraya el IMCO, en los estados de competitividad baja se concentran los obstáculos más significativos para el desarrollo en el país, con la persistencia de la desigualdad, la informalidad y la pobreza.
Guerrero: lugar 32 de los 32 estados
· El caso de esta entidad es grave. Se ubicó en la última posición de esta edición del índice de competitividad por undécima ocasión, lo que muestra, como hace hincapié el IMCO, tanto el rezago histórico como la falta de acciones efectivas para combatir fenómenos y carencias que afectan las oportunidades sociales y económicas.
· Respecto a las otras 31 entidades, tiene el peor desempeño en el tema de gobiernos y el penúltimo lugar en los subíndices de sociedad y mercado de trabajo.
· Es el estado con la menor esperanza de vida: 73.6 años, tres años menos que el puntero, la Ciudad de México.
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· El menor grado de escolaridad: 7.6 años promedio para la población de 25 años o más, cuatro años menos que primer lugar, también la capital del país.
· Fue también el estado que reportó la mayor migración neta.
Oaxaca: lugar 31
· Está en el último lugar en apertura internacional, y coincidentemente, al fondo de la tabla en inversión extranjera directa (IED) y entre los últimos en exportaciones.
· En el sitio 30 en mercado de trabajo. También es uno de los estados con mayor desigualdad salarial.
· Con la misma posición en cuanto a población de 25 años y más con educación superior, sólo el 16% (en la Ciudad de México, puntera, el dato es 41%; Yucatán, en el Sureste, tiene al 26%).
· En infraestructura, está en el sitio 30, con el último lugar en penetración de banca móvil y el penúltimo en telefonía móvil: 72% (Ciudad de México: 92%), acceso a Internet (sólo 29% de las viviendas; Ciudad de México, entidad puntera, 76%) y terminales punto de venta (49 por cada 10 mil adultos; en la Ciudad de México, 280).
· En innovación, está en el penúltimo lugar, con la misma posición en complejidad económica y es uno de los últimos en patentes.
· En materia social está en la posición 30, con el último lugar en acceso a instituciones de salud, y el antepenúltimo en grado de escolaridad (7.9 años) y personal médico con especialidad.
· En materia de gobiernos, ocupa la posición 27. Aunque está en el lugar 21 en el rubro de sistema político, ocupa el penúltimo lugar en percepción de la corrupción.
· Está al fondo de la tabla en informalidad laboral: 82% de la población ocupada (en la Ciudad de México, 48%).
Chiapas: lugar 29
· Es el último lugar en sociedad, y en este apartado, también en participación de las mujeres en la población económicamente activa, en mortalidad infantil (29.7 defunciones de menores de un año), camas de hospital (0.46 por cada mil habitantes, contra 1.75 en la Ciudad de México) y en médicos con especialidad.
· Penúltimo en grado de escolaridad y cobertura educativa.
· Ocupa el último lugar en mercado de trabajo, lo que incluye la última posición en ingreso promedio de los trabajadores de tiempo completo (5,209 pesos al mes, contra 10,071 en la Ciudad de México) y en personas con ingresos por debajo de la línea de bienestar.
· Es también el último lugar en infraestructura, con el sitio 32 en telefonía móvil (70% de las viviendas), acceso a Internet (22% de las viviendas), terminales punto de venta (45 por cada 10 mil adultos) y cajeros automáticos (2.8 por cada 10 mil adultos).
· Es también el lugar 32 en innovación y el penúltimo en apertura internacional.
Competitividad y movilidad social
La competitividad está conectada con un punto fundamental para el desarrollo económico y el avance en el bienestar social, a través de la inversión y la productividad: la movilidad económica, el que más familias en pobreza puedan acceder a oportunidades para ser de clase media, con todo lo que ello conlleva.
Precisamente, de acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), que ha estudiado a fondo el tema, la región sur presenta muy baja movilidad social sobre todo para el segmento más pobre. Un mexicano que nace en un hogar clasificado como muy pobre en el norte tiene alrededor de 3.5 veces más posibilidades de salir de esa situación que uno nacido en la misma condición en el sur, donde al menos 45% de la desigualdad económica es producto de la desigualdad de oportunidades.
En resumen, es prioritario tener un plan ambicioso y a la vez aterrizado en objetivos y soluciones concretos para recortar rápidamente las enormes diferencias regionales en el desarrollo económico y en la capacidad de crecimiento en México. En el Índice del IMCO hay precisamente una radiografía clara de lo fundamental, de dónde están los problemas y los obstáculos, y dónde las soluciones.