Luces y sombras del empleo en el Gran Santiago
Comparto algunos comentarios y reflexiones sobre las luces y sombras de la situación laboral en la capital, a partir de los datos arrojados por la última Encuesta de Ocupación y Desocupación en el Gran Santiago del Centro de Microdatos de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
- La tasa de participación vuelve a un nivel similar pero levemente inferior al del inicio de la pandemia (marzo 2020), aunque algo mejor que en el momento más crítico (junio 2020). Es decir, en términos de personas que ofrecen su trabajo, estamos en el mismo punto de partida, sin lograr repuntar a la situación pre-COVID.
- En una mirada de largo plazo, la contracción laboral es la más profunda en décadas, manteniéndose intacta la brecha de género. La situación es crítica para todos, pero dado que las mujeres parten de un piso más bajo, el golpe es más fuerte para ellas.
- La tasa de desempleo, por su parte, presenta una tendencia decreciente en el último año, aunque sigue siendo más alta que antes del inicio de la pandemia. Esto es reflejo de una tímida reactivación de la oferta de empleos disponibles, que sin duda es positiva aunque insuficiente.
- Dado que el descenso del desempleo se relaciona con una leve recuperación del empleo (resultado directo de la salida de zonas en cuarentena pre-marzo), cabe esperar un nuevo retroceso en la próxima medición, considerando la grave situación sanitaria actual y el confinamiento de vastos territorios del país.
- En una mirada más larga, la reactivación es muy débil. Esto se constata al observar que la tasa de desempleo en el Gran Santiago está en niveles similares a las crisis del 2001 y del 2009, con la diferencia de que entonces la participación en el mercado laboral era más alta y ahora en cambio hay un auge inédito de la población inactiva.
- A lo anterior hay que agregar que la situación de las personas desempleadas se ha vuelto más crítica. El desempleo tiende a convertirse en una enfermedad crónica. En marzo 2020, un tercio de las personas llevaba menos de un mes sin trabajo y otro tercio menos de tres meses. Un año después, casi el 60% acumula más de tres meses en la misma situación.
- Finalmente, la encuesta muestra que sigue profundizándose la desigualdad laboral. Como tendencia, la recuperación del empleo en el último año viene empujada por el trabajo independiente, pero al mismo tiempo aumenta la brecha de ingresos nominales con respecto a los asalariados. La explicación es que quienes se mantuvieron en sus puestos de trabajo fueron las personas mejor remuneradas, más protegidas, más calificadas, pagando el costo de la crisis las más vulnerables.
- En síntesis, a un año de la aparición del primer caso de COVID-19 en Chile, en el Gran Santiago el fenómeno del desaliento laboral (personas que pierden empleo y dejan de buscar uno nuevo) ha dado paso a la cronificación de la exclusión y la desigualdad. Y todo ello con sesgo de género. La crisis económica, social y laboral es profunda y requiere soluciones de fondo por parte de la autoridad política, convocando también a los actores privados, sindicales y de la sociedad civil.
gracias!