Mafalda y la filosofía neuro-conductual; Gracias Quino
Desde pequeño solía esperar el periódico y quizás lo primero que leía era la sección de las tiras cómicas, en aras de leer a esta niña especial que tantas veces inspiró risas y conciencia. Es así que no es de extrañar que la noticia de la partida de su creador ocasione un pesar que es difícil de explicar.
Con el pasar de los años, al seguir leyendo a Mafalda, encontré que su contenido de fondo, su mensaje socio-económico, e incluso su manejo neuro-conductual es mucho más profundo de lo que tan siquiera imaginaba, al punto que hoy con orgullo sigo utilizando a esta "nena" (como en la misma caricatura se nombra) en mis clases universitarias, esto pues, la profundidad de sus mensajes y los ejemplos que reflejan la neuro-conducta económica, social y personal, son simplemente impresionantes.
Desde mi perspectiva, y con el mayor de los respetos y admiración a Quino, creador de esta obra maestra denominada Mafalda, me permito hacer un pequeño análisis de la filosofía neural inmersa en esta maravillosa pieza de arte. Para estos efectos se recurre al estudio de tres tiras cómicas en particular.
De "Felipito", la neuro-motivación y el circuito DAS(Dopamina-Adrenalina-Serotonina)
En la primera pieza analizada es impresionante ver el funcionamiento del circuito de la motivación neural, el cual es definido por su inicio en un deseo, que consecuentemente segrega dopamina, para continuar con la generación de una acción, la cual repercute de forma directa en la segregación de adrenalina, finalizando con la consecución de la satisfacción, que se liga al neuroquímico de la serotonina. Es decir, la motivación, que por su misma etimología, implica un motivo y una acción, denota un elemento anhelado, un esfuerzo humano y su obtención para lograr la recompensa.
En la pieza en cuestión puede observarse a Felipe iniciar con un elemento motivante, el cual da pie a este proceso neuro-motivacional con un deseo generador de la dopamina, el llegar a conocerse a si mismo, punto que conlleva de forma inmediata la segregación de adrenalina, propia de la emoción y la actuación en aras de lograr ese deseo. Finalmente se observa que "Felipito" no logra alcanzar la satisfacción final, lo que demuestra que el ciclo motivacional no se cierra, sino más bien puede asociarse a una generación de noradrenalina, señalando un claro desánimo en el personaje.
Es impresionante aquí el manejo de las emociones humanas ligadas a una frase aristotélica, en la cual puede connotarse un proceso de neuro-motivación con base en un elemento intelectual, donde las emociones observadas en la cara del personaje son simplemente geniales.
"Manolito", el capitalismo de núcleo accumbens, y el idealismo neuroquímico
La segunda pieza aborda el tema del idealismo cultural y artístico, el cual es expresado de nuevo por el personaje de Felipe, en cuya expresión puede verse reflejado un accionar del denominado (de forma no tan precisa) sistema cerebral límbico, o también llamado cerebro paleo-mamífero, en el cual se generan las emociones, ligadas de forma específica a la segregación de químicos, claramente inducibles en las expresiones dadas por el personaje en cuestión, resaltando la dopamina (deseo), la gaba (bienestar), y la oxitocina (cariño y apego), incluso pudiendo inducirse la presencia de endorfinas, atinentes a una ilusión futura.
La pieza inicia con este idealismo en cuestión, no obstante de forma intempestiva y sumamente precisa, de la nada aparece "Manolito", quien con una actitud, totalmente ligada al lóbulo frontal (lógica y racionalidad), haciendo uso del núcleo accumbens, regaña a Felipe. El núcleo antes mencionado controla funciones como la risa, el miedo y la adicción, mismo que es accionado también por el gusto al dinero, factor, indudablemente observable en este fenomenal niño hijo del dueño del Almacén don Manolo.
El efecto del cierre neural que la pieza tiene es simplemente espectacular, recordando acá, que el cerebro, por la llamada teoría simétrica cerebral, abre y cierra procesos y "archivos" neurales, y la forma en que el idealismo neuro-químico de Felipe es cortado y cerrado de una forma tosca y fuerte por "Manolito", es sin duda brillante.
Mafalda, la condescendencia de la corteza insular, y la esperanza parietal y prefrontal de "Felipito"
La última caricatura (en lo personal, la preferida) toca el tema del razonamiento social y la esperanza pura, sincera y real. En ella se observa a Mafalda con una actitud de tolerancia, pero a la vez condescendiente y con un regaño, lo que claramente implica activaciones en el neo córtex, pues se presenta un análisis racional, pero a la vez puede intuirse un uso de la corteza insular (comportamiento social), donde se le señala a "Felipito" la poca veracidad de sus ideas, y su falta de realismo.
La acción de Mafalda continua con una clara segregación de químicos en el sistema límbico (emocional) de Felipe, incluso con una posible activación de su amígdala cerebral y en el lóbulo parietal (análisis), activando temas como la recompensa proyectada, la risa y ¿por qué no? la esperanza, no obstante es tan fuerte y directo el regaño de Mafalda, que el niño claramente disminuye sus niveles de dopamina y serotonina, caminando y alejándose de la escena.
Notoriamente puede verse la adrenalina y noradrenalina de "Felipito" en el tercer cuadro, no obstante, en el penúltimo cuadro, el lenguaje expresado en la imagen, es simplemente espectacular, esto pues el personaje logra detener la segregación de químicos, activa a su vez el lóbulo parietal, y en parte el bulbo raquídeo (instinto), así como su corteza prefrontal, esto en búsqueda de una respuesta que pueda dar cierre a su proceso neural, cayendo en un gracioso sesgo de validación, en el cual, en uso de una esperanza tan pura y sincera, mira al cielo buscando una respuesta.
A manera de cierre
Desconozco si esta historieta cómica fue pensada bajo un precepto de neuro-conducta, pero la genialidad, la simpleza, pero a la vez la profundidad, y la diligencia con que sus personajes y sus expresiones corporales son trabajadas, son capaces de transmitir emociones y procesos neurales tan reales, que simplemente generan un cariño y apego sinceros a estos niños.
Sin duda la genialidad de Quino trasciende los mensajes de sus personajes, pues en ellos se observa una sinceridad objetiva y subjetiva, una emoción real, las cuales, aún a la fecha nos transmite esperanza, y al menos en lo personal, me enorgullece poder utilizar estos personajes en mis clases.
Mil gracias maestro Quino