MEDITACION: EL DESCANSO DE NO BUSCAR

EL DESCANSO Y LA LIBERACIÓN DE NO BUSCAR NADA

Daniel Pérez

Muchas personas tienen una idea equivocada de la meditación. Entran en ella con la misma actitud egoísta que les está haciendo sufrir en la vida. Quieren paz, quieren soluciones, quieren sentirse bien, algunos hasta quieren ir a paraísos cósmicos trascendentales.

Es todo, yo, yo y...yo quiero esto.

Por otro lado, la mayoría o se frustran fácilmente al ver que no es tan fácil y que no obtienen lo que desean, lo que les conduce a dejarlo. O bien, se apegan a los momentos transitorios de paz y dejan de pensar con sentido común.

Hay muchos tipos de meditación mundana para sentirse bien, ser más poderoso, etc...pero esa no es la verdadera y profunda meditación del Zen o el Tao.

No es para escapar de la realidad, no es para que te sientas más que los demás, ni para resolver tus frustraciones.

Os voy a contar algo que igual le sirve a alguien; la meditación correcta y simple, es maravillosa, porqué te puede salvar de la locura en la que nos han metido, y también te puede salvar de tu propia locura.

Y requiere únicamente, parar y observar. Por ejemplo, puedes estar de pie o sentarte recto y relajado y simplemente observar sin juzgar ni buscar nada.

Imagina que llega un día en que estás harto, confundido, ansioso, deprimido, desesperado...estás harto de buscar soluciones, métodos, maestros, cursos...

Estás asqueado de todos tus escapes y diversiones superficiales, estás harto del sexo, de la gente, del alcohol, de Tinder e Instagram, de las compras, de tus “amigos”, de tu rutina y de tu novedad, de la fiesta y del gimnasio.

Sabes que no tienes ni idea de cuál es el sentido de esta existencia, con sus problemas, dolor, alegrías y fracasos temporales.

Sabes que nunca vas a ser ese héroe invencible, noble y admirado de tus fantasías.

Estás harto de la cultura, política, ideologías y demás basura.

Estás cansado y enfermo de alimentarte de la atención de otros, del conflicto y del apego al placer.

Estás harto de dejarte llevar por tus impulsos, deseos y caprichos.

El tiempo pasa, los años pasan, te vas acercando al fin...y ¿Para qué?

Pues es entonces, cuando un día te pones de pie o te sientas recto, relajado...y te rindes, admites que no entiendes nada, ya no te atrae ni te satisface nada, no hay nada que te vaya a salvar. Sólo hay pasatiempos pasajeros para evitar el hastío y desilusión total. No tienes ni idea de qué hacer, y para qué.

De repente, ahora que ya no tienes nada que ganar, ni que perder...te sientes tranquilo, sientes bienestar, sientes la belleza de estar vivo, una maravilla sin sentido.

También ves la influencia de los estímulos externos, cómo te mueven, te afectan...ver los deseos e insatisfacciones sin fin en el interior de tu mente, cómo no te dejan nunca en paz.

Observas relajadamente, sin juzgar, te das cuenta de que todo eso te mantiene esclavo desde siempre. Puede sentir tu propia locura...y lo ves directamente, con calma, con asombro y con cierta distancia.

Quizá algo parecido le sucedió a Buda hace 2.500 años. Cuando se sentó y observó, cansado, después de una búsqueda que nunca dio frutos, que nunca acaba...al fin y al cabo, era un ser humano, una persona como tú y como yo, no un dios.

Ese es el descanso natural de la meditación, cuando te olvidas de ti mismo y eres la meditación, sin ninguna complicación, sólo estar quieto y ver, aburrirte y seguir, ahora mismo eres libre. O al menos, estás dando un paso aquí y ahora para vivir como un ser humano más decente y natural.

Si en algún momento, lo necesitas, puedes probarlo...no necesitas mucho más.

Los pájaros y los árboles son tus amigos, pero no te apegas a ellos, disfrutas de su compañía, de su melodía...pero disfruta, simplemente de la sensación del momento, no te montes una fantasía mental de “cómo estoy disfrutando de los árboles y pájaros”, olvídate de ti mismo.

No sé si me explico, pero por muy bien que me explique, no sabrás lo que estoy diciendo hasta que llegue ese momento y lo pruebes por ti mismo, por experiencia directa.