Mi meta ya no es mía
M: Yo me propuse que a los 50 años ya no trabajaría para una empresa, tendría mi propio negocio y sería independiente, eso me preocupa. Me preocupa no lograr esa meta, falta poco para que llegue a esa edad.
O: ¿De dónde salió esa meta?
M: Hace como 9 años, hacia algo que no me gustaba en una empresa, el ambiente no era bueno, así que decidí que a los 50 sería independiente.
O: ¿Y por qué a los 50 años?
M: Me pareció una edad donde ya debería de haber logrado esa independencia.
O: ¿Y ahora donde trabajas?
M: Trabajo hace unos años en otra empresa, en algo que disfruto mucho.
O: Teniendo en cuenta tu vida de hoy, y este nuevo trabajo que disfrutas ¿Cambiaría en algo esa meta?
M: Si, me doy cuenta que ha cambiado, no quiero dejar este trabajo, lo que quiero ahora es a los 50 preguntarme si deseo seguir o tener mi empresa, ambas u otra cosa.
Tener metas nos ayuda a darle forma a lo que deseamos lograr, sin embargo puede convertirse en un dolor de cabeza (y de todo lo demás) si está mal planteada, peor si son metas de largo plazo porque podría ser que estemos persiguiendo algo que ya no queremos.
Este tipo de metas nacen más o menos con esta estructura:
Cuando tenga “X” años seré/tendré/escoge el verbo de tu preferencia + un cargo/título/o el adjetivo calificativo que más te guste.
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Luego queda guardada en una caja fuerte, pasa el tiempo, y si no vas rumbo a esa meta aparecen la angustia, el miedo y un látigo gigante para castigarse por no lograrlo.
Volviendo a la historia inicial, ¿por qué “M” decidió lograr su independencia a los 50 años?, ¿por qué no a los 53? ¿por qué no a los 47 años 4 meses 10 días y 3 horas? (siempre son múltiplos de 5) ¿de dónde nace esto?
“M” pasaba por una mala situación y sin mucho análisis de números ni fechas se propuso no trabajar para nadie cuando cumpla 50. Luego talló ese propósito en piedra y siguió con su vida sin jamás cuestionarlo, cuando el tiempo se fue acercando a la fecha límite, que el mismo creó, sintió el peso de esa meta incumplida.
La fecha la puso el, el mismo se presionaba a cumplirla y al final el era el único que la podía cambiar.
Si tienes este tipo de meta, que apareció luego de que te pasó algo malo o un día que mirabas a la luna se te ocurrió o no recuerdas ni cómo llegó a ti pero sientes que es tuya:
Perseguir una meta que ya cambió y como estar haciendo fila en el restaurante de un tipo de comida que quizás ya no te gusta, así que revisa y cuestiona cada cierto tiempo tus metas de mediano y largo plazo.
Si no tienes tus metas claras, no sabes hacia donde ir ni por dónde empezar, te sientes estancado (a) en una o más áreas de tu vida, conversemos https://lc.cx/ZFmvF7