Mindfulness: Aquí compartimos esta práctica sobre el perdón! Realízala cuando puedas y coméntanos cómo te ha ido! #centroippc #compasion #mindfulness
PRÁCTICA: PEDIR PERDÓN A OTROS
Podemos sentarnos en la postura de meditación habitual. Hacemos unas cuantas respiraciones conscientes y sentimos el cuerpo en su conjunto. Si en algún momento la práctica nos parece demasiado intensa, volvemos a a la respiración o al cuerpo.
Podemos hacer un repaso general de nuestra vida e identificar a las principales personas a las que hayamos podido causar daño a lo largo de ella. Es posible que nos asombremos de su número. El hecho de recordarlas puede producirnos más dolor, pero podemos observarlo sin juzgar y aceptar que es así.
El sentimiento de culpa o malestar puede ser intenso: con algunas personas porque la cantidad de daño que hemos hecho ha sigo enorme; con otras, si ya han fallecido o no las vamos a volver a ver, pensaremos que nunca podremos reparar ese dolor; otras porque eran muy queridas para nosotros…
En algunos casos, el daño que hicimos fue voluntario y consciente (posiblemente porque nosotros sufríamos también en ese momento y ese dolor nos llevó a no comportarnos de la manera más adecuada con ellos); otras veces, sin embargo, aún intentando hacer las cosas lo mejor que sabíamos en ese momento, el resultado no fue el esperado. Puede haber muchas razones. Nos quedamos unos segundos pensando en ellas.
Traemos a nuestra mente a todas las personas a las que hayamos podido dañas y les pedimos perdón. Podemos usar una frase del tipo:
“A cualquiera que haya podido herir o dañar, consciente o inconscientemente, a
lo largo de mi vida le pido perdón”. Si surge alguna imagen o recuerdo de alguna persona concreta a lo que sentimos que le hemos generado dolor, repetimos abrazándonos (como si les abrazásemos a él o a ella):
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“Te pido perdón”. Nos mantenemos algún minuto con las dos o tres personas con las que sentimos que hemos tenido mayor conflicto. Les podemos abrazar, pedir perdón o transmitirles aquello que consideremos oportuno.
Posteriormente, podemos enviarles todo nuestro amor usando las frases empleadas en meta: “¡Ojalá todo
te vaya bien! ¡Ojalá puedas ser feliz! ¡Ojalá alcances la paz!”.
Si surgen emociones difíciles de soportar, volvemos a dirigir nuestra atención a la respiración y al cuerpo. Cuando la emoción se haya calmado, lo que facilitaremos centrándonos en las sensaciones corporales asociadas a la emoción, podemos darnos afecto a nosotros mismo por estar sufriendo en este momento. Cuando consideremos que podemos terminar, hacemos unas cuantas respiraciones conscientes, sentimos el cuerpo en su totalidad y abrimos los ojos dando por finalizada la práctica.
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Fuente: Campayo García, J. & Demarzo, M. (2015)
Mindfulness y Compasión: La nueva revolución, pp. 185. Editorial: Siglantana S.
L, España.