Mira el espejo, tu eres tu mayor competidor.

En muchas ocasiones identificamos a nuestros competidores y queriendo o sin querer nos comparamos con ellos e intentamos siempre salir vencedores y cuando eso no ocurre nos frustramos. Hoy vengo a decirte que te olvides de ellos y te concentres en tu competidor más feroz, constante y voluble, tú mismo.

En el ámbito profesional como en el personal tenemos que enfocarnos siempre en ser el mejor arquitecto de nuestra vida. Construyendo las mejores herramientas y anclajes que nos hagan seguir creciendo sin perder estabilidad y de una forma armónica y siempre controlada por nosotros.

La pereza, la desesperación, la frustración son algunas de las armas que ese nuestro competidor, va a usar para boicotearnos y las herramientas que tenemos para combatirlas son constancia, esfuerzo y formación constante.

Cada persona es diferente y progresa de una forma diferente y ese trabajo sólo lo puedes hacer tú. Es como acudir a un gimnasio, nadie puede hacerlo por ti pero cuando integras esa rutina de ejercicio en tu vida la satisfacción es también para ti.

No importa que las mejoras que vayas teniendo sean pequeñas, siéntete orgulloso de ellas y de lo que vas logrando poco a poco.

Aunque en las redes sociales se publican una versión muy edulcorada de las historias de éxito, te adelanto que para cualquier de esas personas el camino no ha sido fácil. Ellos han trabajado muy duro y día a día para llegar donde tu quieres llegar.

No te compares con otra persona, solo con la persona que fuiste el año pasado, el mes pasado, ayer. Eres mucho mejor y más fuerte que esa persona. Has avanzado y aprendido mucho. Sigue creciendo y no olvides que cualquier cosa es posible lo único que necesitas es creer que es posible y trabajar para conseguirlo.