¿Negocio sin presencia digital?

Hay muchos mitos alrededor de la presencia digital. Se cuestiona su formalidad, su envergadura, su importancia; a su vez, se desprestigian todas las nuevas fuentes de empleo que desarrollan todos los contenidos en las redes sociales. Muy a pesar, de esta desconfianza, empresarios, emprendedores y negociantes se ven -literalmente- obligados a introducir sus marcas en las redes sociales. Pero, debido a su desconfianza y su incredulidad, su inversión tiene que ser cercana a cero, su equipo dedicado a redes sociales tiene que ser mínimo y con salarios mínimos y sus publicaciones terminan siendo alegres, deportivas y destinadas al fracaso.

Ahora bien, las publicidad tradicional: prensa, radio y televisión, es impagable y aunque su alcance en un pasado era exponencial, hoy estos números no son tan agigantados. Por el contrario, las redes sociales han tomado esos espacios y muchos más. Lo digital en Internet está desplazando y acorralando a los medios tradicional, tanto así, que les tocó migrar parte de su concepto y replantearse la forma de hacer publicidad, propaganda y ganar dinero. Si los grandes medios de comunicación migraron al mundo digital ¿cómo no va a hacerlo una empresa que depende de la publicidad? parece irónico, pero todavía existen trogloditas y tacaños dándose con la misma pared, insistiendo en los métodos tradicionales (sin una estrategia digital) y exponiendo sus negocios a ser olvidados por sus clientes.

Luego de decidir -a regañadientes- estar en Internet, el siguiente paso es establecer su imagen, su voz, sus objetivos, su propósito y el equipo de trabajo que ejecutará esta estrategia. Y aquí es dónde las empresas ponen sobre la mesa nuevos conflictos, por ejemplo: ¿cuánto venderé con la presencia digital? ¿cuándo recuperaré mi dinero? ¿yo mismo escribiré y montaré imágenes en mis redes? ¿por qué es tan cara la publicidad digital? ¡Hazme la estrategia digital gratis! Yo me estuve preguntando si los medios tradicionales -prensa, radio y televisión- son tan flexibles y permisivos como pretenden los clientes ser con el mundo digital.

Esta desconfianza, la ansiedad y el desconocimiento dan como resultado marcas de empresas abandonadas, marcas con publicaciones que rayan en lo risible, marcas que agonizan pretendiendo vender sin publicitar. Considerando todo lo anterior, las empresas deben sincerarse y definirse por una publicidad tradicional o digital. En el caso de considerar una publicidad digital hay que tomar en cuenta que esto cuesta dinero, que la publicidad no es una venta directa, que hay especialistas para cada estrategia digital -creadores en diversos formatos digitales- y que el mediano y largo plazo es un elemento no negociable. Hay que rescatar que hay autodidactas que tienen un manejo increíble de la publicidad digital, pero esto no es la norma

De manera que, las empresas tienen pocas opciones; tener publicidad tradicional, publicidad digital o no tener publicidad. Y, para el lamento económico de los negocios las dos únicas opciones de publicidad son pagas, mientras que la única forma de no pagar publicidad es no tenerla. Y es preferible no tener publicidad a tener una publicidad mediocre que le reste a la marca. Finalmente, pretender publicidad gratis y mágica que genere dividendos es un pensamiento irreal, ficcional y nada aterrizada.

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