Networking: las preguntas adecuadas generan resultados increíbles

En el momento en el que asumes que el networking es un estilo de vida y no un plan B,  comienzas a establecer relaciones genuinas y productivas, sobre todo si no lo dejas solo para cuando te quedas sin empleo o necesitas inversionista para tu negocio.

“No se trata de que si te quedas sin trabajo vas a hacer nuevas conexiones y retomas contacto con personas que tienes tres años sin saber de ellas. No les escribiste más, no les mandaste un correo electrónico ni un mensaje y, de repente, apareces a pedir un favor o ayuda. Esa manera de relacionarte no genera ningún tipo de resultado”, destaca Nohelis RUIZ A. Lifehacker (autora del libro “Networking para Dummies”) en la entrevista realizada en el pódcast “Errores que Marcan”.

Se trata -según ella- de que seas constante con esas personas de tu red para mantenerte presente. 

No pensando o calculando que las necesitarás en cualquier circunstancia que te depare el futuro. Por lo que decir "hola, aquí estoy” cada cierto tiempo, también es válido por si te necesitan.

El networking tiene varias etapas: planificación, ejecución y gestión. Cada una con sus particularidades y complejidades; estas últimas aumentan sobre todo si no es parte de tus rutinas y hábitos.

Cuando estás en pleno acto de conocer a otros y presentarte. Hay tres aspectos fundamentales que debes recordar:

1. No vayas con intenciones de vender, porque aburrirás a los demás.
2. No monopolices los diálogos. Más que decir, escucha.
3. Pregunta con inteligencia.

En el tercer punto quiero ahondar. Muchas veces se fracasa en los primeros intentos de iniciar conversaciones, porque no se hacen las preguntas correctas.

Evita, interrogantes como:

• “Hola, mi nombre es Gabriel hay bastante gente ¿verdad?”.

• “¿En qué trabajas? O ¿a qué te dedicas?”.

• “Ha estado todo muy bueno, ¿Cierto?”.

Las respuestas en la mayoría de los casos es un simple sí o no; y eso hace que la interacción comience con baja energía.

Evita los clichés, las frases elaboradas, las interrogantes que generan respuestas cortas. Aborda a las personas y haz preguntas que disparen conversaciones. Como por ejemplo:

“Yo vine por el conferencista Pedro Pérez, porque trabajo en la banca en un proyecto relacionado con la inteligencia artificial ¿Cuál ha sido la conferencia más interesante para ti?”.

Por una parte, revelas información de ti que puede interesar a tus interlocutores; por otra, incentivas una respuesta más elaborada, lo que dará pie a un intercambio más sustancial.

Prepara un listado de preguntas tipo, para que tengas diversas opciones para producir nuevas conversaciones.

No te las aprendas al pie de la letra. La idea es que cuando estés en el momento y lugar fluyas, no que actúes como si estuvieras leyendo un libreto. 

Warren Berger en “el libro de las grandes preguntas”, subraya:

“Nuestro relacionamiento con otras personas puede mejorar mucho si hacemos más preguntas sobre nosotros mismos y sobre las personas con quienes tratamos de involucrarnos. Estudios recientes sugieren que somos más agradables para otras personas cuando hacemos preguntas, siempre y cuando estas sean pertinentes y estén formuladas de la manera correcta.

Si bien muchos de nosotros tendemos a hacer preguntas generales (tipo ¿cómo estás?), las preguntas más meditadas y significativas son las mejores para romper el hielo con desconocidos o fortalecer relaciones con clientes o colegas”.

En este título descubrí las “36 preguntas para enamorarse de cualquiera”. El autor las recomienda. He realizado algunas a personas que conozco un poco. Hemos pasado un buen rato, hemos reído y han surgido buenas conversaciones.

No creo que todas sean apropiadas para una primera conversa. Tú sabrás a cuáles recurrir y en qué momento.

Te invito a conocerlas, también a escribir las tuyas (en sintonía con tu personalidad e intereses) y no quedarte solo en el papel.

Que estos ejercicios te sirvan para conocer a otras personas y que muchas te conozcan a ti y todo lo que tienes por dar ¡¡VAMOS!!