Neuroliderazgo: comprender para mejorar
La neurociencia es una herramienta imprescindible para el desarrollo de nuevos líderes. Aprender cómo funciona la mente y cómo se favorece la creación de nuevos circuitos neuronales o nuevos hábitos de trabajo, es una necesidad para todo aquel que quiera dirigir personas.
La inteligencia emocional se ha convertido en un factor imprescindible en nuestras vidas, tanto en el plano privado como en el profesional. Su creciente aplicación en las empresas ha supuesto un gran avance en la forma de liderar personas, y en la actualidad resulta inconcebible un líder que no se preocupe de desarrollar sus propias habilidades blandas, o bien que no dedique un considerable tiempo y esfuerzo en ayudar al desarrollo de dichas habilidades en los miembros de su equipo.
La neurociencia parece la nueva piedra filosofal de nuestros días. Empieza a ser tema de debate entre las personas que tienen dentro de sus responsabilidades el desarrollo de otras. Hasta hace poco, pensábamos que nuestro potencial neuronal se iba generando hasta la adolescencia y que, a partir de ese momento, sólo íbamos perdiendo neuronas. Los recientes descubrimientos sobre el cerebro y la plasticidad neuronal han roto esa creencia, y de paso han abierto un futuro mucho más alentador para el ser humano que se preocupa por su desarrollo y crecimiento.
La creación de nuevos hábitos beneficiosos y la eliminación de hábitos perjudiciales va de la mano de la neuroplasticidad. Existen zonas de nuestro cerebro que se dedican a fijar las acciones que repetimos con el fin de facilitarnos la vida, de ahorrar energía mental. Pero en ese proceso puede radicar el problema de la resistencia al cambio, tan necesario en un mundo en permanente evolución.
Si el liderazgo desde la perspectiva de las neurociencias, es decir del neuroliderazgo, alude a la competencia para influir en la transformación, el aprendizaje y la adaptación de un grupo de individuos que interactúan en un entorno social, entonces la comprensión de los principios relativos a la neuroplasticidad son de vital importancia para diseñar las diferentes estrategias a emplear en el proceso de aprendizaje.
Conocemos las relaciones generadas por un entorno de bienestar con una mayor cantidad y calidad de las vías neuronales conservadas para el futuro que redundará en una disminución de pérdida en la cantidad y conectividad neuronal, un entorno que provea desafíos de manera cotidiana para mantener siempre al cerebro estimulado, con el objetivo de promover las iniciativas fisiológicas que permitan mantener el nivel óptimo de plasticidad.
El mayor desafío del líder, por tanto, es generar la cantidad necesaria de propuestas atractivas, motivadoras y enriquecedoras como para mantener el tono cerebral dispuesto a la adaptación plástica permanente.
Fuente: Universidad ISEP