La Neurociencia Cognitiva en las Empresas y las Organizaciones

La Neurociencia Cognitiva en las Empresas y las Organizaciones

por Pablo Román Lüscher

¿Qué tiene que ver el cerebro en el mundo empresarial y organizacional? ¿Por qué el estudio del cerebro impacta en la productividad de una empresa? ¿Un líder nace o se hace? son preguntas que hoy en día cada vez encuentran respuestas más concretas y efectivas. Y es porque cada vez se entiende más que comprender el funcionamiento del cerebro impacta de forma positiva no solo en el bienestar de las empresas y organizaciones sino también en la productividad, la eficiencia y eficacia de los equipos de trabajo y en el mejoramiento del ejercicio del liderazgo. Lo que impacta directamente en las ganancias de una compañía.

Donde hay un cerebro, están las Neurociencias Cognitivas (unión entre el estudio del cerebro y la psicología cognitiva). Lo maravilloso de éste paradigma es que trabaja sobre un modelo intelectivo-afectivo-social, donde su utilidad y aplicación puede ser tanto personal, profesional y social. Nosotros tenemos un cerebro para hacer todo, cuando uno aprende sobre Neurociencia Cognitiva, está aprendiendo un metamodelo, está aprendiendo cómo nosotros pensamos, sentimos y actuamos; y eso tiene una utilidad extraordinaria para las empresas y las organizaciones.

El capital humano es lo más importante que tiene una organización. Y las personas que forman parte de las organizaciones no son máquinas que uno las programa y listo, ¡a trabajar!. Las personas que forman esa organización piensan, sienten y accionan en base a procesos autobiográficos interrelacionados con el sistema físico-socio-cultural en que existen y con las distintas situaciones que ese medio genera. Es por eso que conocer sobre procesos emocionales, motivacionales, atencionales, memoria, funciones ejecutivas y toma de decisiones, por ejemplo, es fundamental para mejorar la productividad, optimizar los procesos de comunicación y de negociación, optimizar costos laborales, creativos, trabajo en equipo y mejorar el proceso de toma de decisiones.

Cuando hablamos de capital humano estamos hablando de gestionar efectivamente las interrelaciones que existen todos los días, minuto a minuto y eso es el equivalente a gestionar múltiples procesos neurocognitivos donde el contexto autobiográfico de cada uno está marcado por la construcción de significados, sus sistemas representacionales, los modelos de comunicación, las emociones, sistemas de memoria, sistemas atencionales, funciones ejecutivas, por lo que estamos hablando de Neurociencia Cognitiva. Cuanto más sepamos de esos procesos y cómo optimizarlos, más efectivos seremos. Más teniendo el entorno mundial para los próximos años denominado VUCA o VICA en español (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad), esa será la realidad de aquí a los próximos 30 años. Donde los cambios en el mundo laboral serán muy fuertes, orientados a la incorporación cada vez mayor de la tecnología y la inteligencia artificial, siendo las habilidades sociales, las más preponderantes para evaluar la el desempeño de las personas.

Por ejemplo, para los procesos de liderazgo, no podemos desconocer ciertos procesos fundamentales como la Teoría de la Mente, las Neuronas Espejo, la Empatía, la Inteligencia Emocional, la Toma de Decisiones, la Flexibilidad Cognitiva o la meta metacognición. Se necesitan líderes que conozcan cómo operan los procesos neurocognitivos porque eso va a dar respuestas a problemáticas históricas que influyen todos los días en la productividad de las empresas, las organizaciones y las instituciones.

El 80% de los conflictos laborales se encuentran orientados hacia los problemas interpersonales de los equipos de trabajo y los líderes. Eso solo se produce por una razón, falta de conocimiento sobre procesos, habilidades y destrezas que influyen exponencialmente en estos sectores.

Hoy hay un concepto muy extendido en el mundo empresarial y organizacional como la felicidad, pero alguien se preguntó o preguntó dentro del capital humano qué es la felicidad para cada uno. La respuesta es no. Se arman programas y departamentos en base a estadísticas o reglas generales. Lo correcto sería hablar de bienestar, NO de felicidad. El bienestar es un concepto más integral que se implementa desde el consenso, no desde las creencias.

El bienestar implica crear programas de autocuidados físicos, cognitivos y emocionales para el capital humano. Teniendo en cuenta sus necesidades, características y problemáticas. Hay procesos neurocognitivos (cognición + emoción) que sabemos que sin herramientas de desarrollo influenciarán negativamente en las personas y las empresas. Un ejemplo es la empatía y el otro el pensamiento negativo y los monólogos internos rumiantes.

La empatía es fundamental en la interacción humana. Se trata de un proceso neurocognitivo por el cual comprendemos intelectualmente y experimentamos el estado emocional de la otra persona, sabiendo que no es nuestro y que el factor determinante es el otro, no nosotros. La empatía nos permite comprender y optimizar los procesos de interacción humana donde incluimos la inteligencia interpersonal, la teoría de la mente, las neuronas espejo y la regulación emocional.

Piensen por un momento lo que es un líder sin empatía, dirigiendo grupos, tomando decisiones sin la referencia empática que sus acciones tienen en los demás. Aunque parezca incomprensible, las organizaciones están llenas de éste tipo de "líderes". Las empresas pueden cumplir con sus objetivos, generar ganancias, pero el capital humano, el talento humano de esa empresa puede ser caótico con un líder que no tiene en cuenta la empatía o la regulación emocional. Y justamente ahí es donde nos damos cuenta que tener un cargo no es liderar, tener autoridad no nos convierte en líderes. En definitiva, no es lo mismo ocupar un cargo que ser un líder.

El líder nace y se hace. Puedes haber nacido con cualidades de líder... con rasgos, pero el liderazgo se perfecciona y consolida con el ejercicio constante del mismo. Por lo que nacer con rasgos de líder no asegura un buen liderazgo, como así también si no naciste con esos rasgos, no implica que no puedes cultivarlos. Liderar es un trabajo constante de introspección y evaluación de nosotros mismos en relación a los demás y las metas. Y ese trabajo impacta directamente en nuestros pensamientos, emociones y conductas.

El líder inspira, el líder se adapta, el líder crea y cree en él, en el proyecto, las metas y en su equipo. El líder con sus acciones y mensajes inspira a los demás a seguir una idea, no a él. Inspira a otros a ser líderes. Y cuando hablo del líder, no hablo sólo de grandes personalidades mediatizadas o muy conocidas, hablo también del maestro frente a un aula, de un amigo, del integrante de un equipo. Todos podemos ser líderes desde el lugar que ocupamos, desde la tarea que realizamos o desde el sueño que perseguimos. Porque el autoliderazgo es tan importante para las empresas como el balance de la compañía. Un plantel de capital humano con habilidades y destrezas de autoliderazgo en mucho más efectivo, eficaz, productivo y sano que uno que no lo posea.

Otro de los proceso importantes para el capital humano es la regulación emocional, esa habilidad para gestionar bien las emociones. Básicamente bajo 4 procesos. Primero percibo la emoción, luego la comprendo, al comprenderla comienzo a manejarla y por último la utilizo; y ese proceso no solo impacta en mi, sino también en los demás.

Un factor fundamental a tener en cuenta es la flexibilidad cognitiva que es la capacidad para poder adaptar nuestras estructuras ya adquiridas a situaciones novedosas e inesperadas. Hoy sabemos a través de las investigaciones en neurociencia que es una función altamente diferenciadora para el liderazgo y la toma de decisiones. La buena noticia es que puede entrenarse y desarrollarse.

Las empresas y las organizaciones están compuestas por personas, no por recursos. Un recurso es una silla, un escritorio, una computadora o una máquina, cada persona que integra una organización tiene un talento determinado, con características particulares y una historia determinada, lo que gestionamos es la interacción humana, esa mezcla de alegrías y tristezas, logros y fracasos, conflictos y felicidad. Por eso, las personas que integran una empresa u organización son el gran capital que poseen estas entidades, un enorme y valioso capital humano.

Pablo Román Lüscher es Director del Diplomado en Liderazgo, Capital Humano y Neurociencia Cognitiva + Certificación Internacional en Neurociencia Cognitiva Organizacional que comienza el próximo 2 de noviembre y finaliza el 14 de diciembre en formato 100% online. Además es Fundador y Vicepresidente Ejecutivo del Buró Internacional de Neurociencia Cognitiva Aplicada, BINCA. Director de la consultora Brain Strategic y profesor de diversos programas académicos en toda Latinoamérica. por contacto dirigirse a pabloroman@bincaglobal.org

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