NUESTRO GOLDSTEIN
"Occidente cargado de miedo, podría tratarse de magia chamán, ideas más torpes se han visto entre océanos de oro y tumbas de sal.
Héroes del Silencio, "Tumbas de sal"
En el capítulo 24 del podcast: “Los 4 del Patíbulo”, tuve la fortuna de poder departir con mis compañeros de programa acerca de la obra de George Orwell, “1984”, la novela distópica por excelencia.
Nos echábamos las manos a la cabeza al comprobar cómo entre 1947 y 1948, años en los que fue escrita, el autor vaticinó muchos de los males que asolan nuestro mundo en la actualidad.
Quizás sea un buen ejercicio para evaluar el sentido crítico de una sociedad que sus individuos comparen y comprueben qué aspectos de ella coinciden con la que se describe en “1984”, la que gobierna el partido de Oceanía.
Como digo, pueden ser muchos los puntos en común pero me detendré en uno, el que atañe al villano declarado de aquel régimen autoritario: Enmanuel Goldstein.
Para la sociedad de Oceanía, que comprendía los territorios de América, Sur de África, Islas Británicas y la misma Oceanía, Goldstein era el enemigo público número uno. De él se decía que fundó el partido al que vilmente traicionó y pretende derrocar, a toda costa, al Hermano Mayor -personaje o ente que representa al partido-. Los habitantes de Oceanía, en un momento determinado e impuesto del día, deben detener cualquier actividad que estén realizando para ver en sus televisores los “Dos minutos del odio”, espacio de tiempo en el que se muestra el rostro de Goldstein, sucedido de cruentas secuencias de guerra que el villano promulga entre la población mundial con sus ideas y acciones.
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A continuación, transcribo literalmente algunos párrafos de la obra que refieren al personaje:
Hoy constato horrorizado que Occidente, o ese conjunto de países con democracias liberales, no dista mucho de la sociedad que pintaba Orwell en este aspecto. Con solo cambiar un nombre, los extractos del libro transcritos gozarían de una absoluta vigencia en marzo del año 2022.
Se podrá exponer de contrario que el villano de nuestra época se asemeja más al Hermano Mayor que describe la obra, que nuestra propia sociedad y que es de justicia que sea criminalizado porque pretende acabar con los valores y derechos humanos que tanto tiempo y esfuerzo han requerido para que vivamos en este estado de bienestar. Lo mismo que el Hermano Mayor decía a sus habitantes, lo mismo.
Parece ser que el hecho de que existan malos declarados, nos convierte en buenos y solo así podamos vivir en democracia y libertad, o, al menos, eso creamos.