Nunca rendirse

Nunca rendirse

Hace unos años inicié mi vida universitaria, tenía dos cosas: visión de futuro y optimismo. Características naturales que tenemos cuando iniciamos algo por primera vez, en mi caso, ambas alimentadas por mi idea de en un futuro no muy lejano convertirme en el mejor ingeniero.

Durante la carrera fui aprendiendo muchas cosas, sobre todo a perder. Nunca había desaprobado en mi vida, nunca me había esforzado al 100 % para resolver un problema. Nunca había vivido la experiencia de no entender algo. Todo fue muy nuevo para mí y el fracaso no tardó en llegar.

Naturalmente me tomó un tiempo entender que era lo que pasaba. Mi idea de convertirme en el mejor ingeniero, en principio asociado con la excelencia académica, se destruyó completamente. Las cosas eran mucho más difíciles de lo que había imaginado, no entendía contenidos, me costaba concentrarme, nadie sabía mi nombre. Además, estaba rodeado de cientos de compañeros que con el tiempo entendí, que buscaban lo mismo que yo. Conocí gente brillante y la comparación me hacía sentir solo y, aunque suene extraño, común. 

Mi familia siempre me ha alentado a sentirme extraordinario, a que estamos acá para cambiar las cosas y no ver las cosas pasar. Para los que me conocen, saben que lo importante que es para mí ser reconocido como alguien capaz de resolver problemas. No porque alardee sobre eso, sino porque es lo que me apasiona. Mi educación, mis sueños y la realidad, se encontraban en contradicción. Recursé materias, aprobé a duras penas muchas y, por un largo rato, me sentí uno más. Ya no soñaba en grande, simplemente, terminar lo empezado.

Ese simple objetivo, terminar, se transformó en el motor de mi recuperación. En tercer año pensé lo siguiente: quizás no soy el más inteligente como siempre me he sentido, ni el más apto. Pero hay algo que depende de mí: determinación. Empecé a cursar mañana y tarde, para recuperar las materias adeudadas, pasaba más de 12 hs en la facultad. Dejé de competir contra mis compañeros y empecé a competir contra mí mismo.

Mis notas mejoraron, mi presencia mejoró, mi autoestima mejoró. Mis compañeros empezaron a reconocerme y empecé a ser referencia en algunas materias. La mejora no terminaba, inicié mis pasantías y tuve la suerte de conocer a un ser brillante. Me inspiré aún más y empecé a estudiar ciencia por mi cuenta. Empecé a buscar trabajo, y ayudar con ciencia, a todos mis amigos emprendedores con el objetivo de ayudarlos con mi lo que me apasiona, crear modelos. De a poco me empecé a sentir un verdadero ingeniero, empecé a soñar con un gran trabajo y realmente, cambiar el mundo.

Sin embargo, durante este camino, he intentado conseguir trabajo sin éxito. Mis errores en el principio del camino universitario cerraron las puertas a una carrera de investigador, la situación económica es crítica, el gobierno es inoperante, la competencia es enorme. Y acá estoy yo, con un buen CV y muchas ganas de aprender.

Me empiezo a desanimar nuevamente y hay días donde me siento muy frustrado. Pero la única competencia soy yo. Siento que esto ya lo viví, pero ahora sé que todo depende de mí, nunca me voy a rendir. Nunca se rindan...

Cesar Boarelli

Ingeniero en DeSIng & uLAB - Apasionado por las Energías Renovables - Docente Universitario.

3 años

Lo importante es no detenerse, fijar la meta y para adelante, el aprendizaje de caer y levantarte ya lo tenés, es solo buscar lo que deseas ser.

Cesar Boarelli

Ingeniero en DeSIng & uLAB - Apasionado por las Energías Renovables - Docente Universitario.

3 años

Excelente como expresaste lo que todos vivimos en esa etapa de transformación.

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