Obesidad
La obesidad puede ser entendida como consecuencia de una adicción a la comida o como consecuencia de una vida pasivo-sedentaria, o fijación en una de las etapas psicológicas de la infancia, como es la primera etapa del bebé o etapa oral, mediante la cual todo el placer del niño está centrado en la boca.
Pero además la obesidad, concretamente como resultado de una adicción a la ingesta de alimentos, puede convertirse en una preocupación central en la vida de la persona o en una dependencia absoluta, que sin su cumplimiento inmediato surgen cuadros psicopatológicos intensos como la depresión, aislamiento, sensación de culpa y sufrimiento ante un rechazo social, o de uno mismo por tener una mala imagen corporal.
La problemática inconsciente de estas personas gira alrededor de la alimentación, modo propio del bebé de relacionarse con los objetos, especialmente con la madre. Cuando existen fijaciones en la etapa oral mencionada producen patologías posteriores como por ejemplo en la adolescencia y/o en la etapa adulta.
Esa es una condición importante para la obesidad, a la cual se agregarán otras de la serie complementaria como por ejemplo una predisposición en su familia para que la persona sufra este tipo de patología.
Generalmente, la madre, en la infancia, presiona al infante y lo conduce a malos hábitos vinculados con la obesidad. La progenitora suele temer que no ha amado lo suficiente al hijo en la etapa oral y presiona durante toda la infancia para que se alimente bien.
Muchos obesos sienten que no son deseados sexualmente por su sometimiento a la comida. Creen que una persona que está sometida de ese modo a la gran ingesta de alimentos no es deseable sexualmente.
Pero esas satisfacciones instintivas orales son aprobadas y elogiadas durante la infancia y eso lleva a la gente a creer en el mito del ‘gordito feliz’. Sin embargo, con cada rechazo, renuncia o insatisfacción sexual la persona obesa volverá a recurrir a la ingesta alimenticia como escape teniendo preferencias por comidas de tipo infantil: golosinas, dulces, pastas, helados, patatas, arroz, grasas, etc. Incluso, cuando se trata de carnes, estas personas suelen tener problemas en la digestión.
En conclusión, cuando nos hallamos ante un problema de obesidad, desde el punto de vista profesional, la intervención debe ser a dos niveles: Médico y Psicológico. El abordaje Médico tratará sobre dietas e intervenciones estéticas necesarias y con el tratamiento Psicológico, a través de una Psicoterapia, podremos analizar las causas que producen el problema, nos hará conscientes del porqué de las mismas y podremos trabajar para su completa desaparición.
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