No olvidemos lo más básico: La confianza debería ser la base de toda relación profesional.
Ya que hemos arrancado el año hace unos días, y que ya habremos hecho hábito con la vuelta, me gustaría ponerme un poco filosófico y si me apuráis teórico. Llevo tiempo pensando en algo que me gustaría compartir, y es en el impacto del líder en el comportamiento del equipo. No se si es cierto del todo, que hay profesionales que ejercen un buen liderazgo y otros que lo hacen mal, creo que hay un detalle que se nos escapa en todo esto. No se trata solamente de liderazgo, creo que hay un factor soterrado pero que tiene mucho más peso: la confianza.
Recuerdo que cuando estuve en Cegos España trabajando – gran escuela para mí, por cierto – conocí a Augusto Gonzalo Palomo , y un día me habló de la CONFIANZA, de su importancia y de su impacto en las organizaciones. Pasadas unas semanas en mi afán de llenar la estantería de libros me compré “La velocidad de la confianza: El valor que lo cambia todo” de Stephen M. R. Covey. Lo estuve releyendo hace unos días, y encontré un insight de esos que comparto asiduamente con vosotros: ¿es verdaderamente el liderazgo el único factor que hace que el equipo se movilice, se enganche a los proyectos, se ilusione o venga chutado a trabajar?
Insisto, creo que hay algo más, creo que todo eso pasa, porque se cree en esa persona, se tiene fe en él. Esto va a parecer un juego de palabras, pero mi reflexión es que no es solamente esa persona, es la creencia de las demás en ella, la magia está ahí. El grupo de comporta de una forma u otra porque existe fe ciega en esa persona, existe una relación de CONFIANZA.
Y aunque esto creo que lo tenemos todos claro, lo recalco, la confianza es algo binario, se tiene o no se tiene…sería complicado hablar en términos cuantitativos, pero no podría decir que en una escala del 1 al 10, confiamos un 4 en alguien…es complicado cuantificar algo tan profundo. Sobre todo, cuando si confiamos en alguien es porque CREEMOS que – mientras tenga capacidad de influir – no nos va a fallar. Quizás haya algún matemático capaz de transformar esto en un algoritmo, estoy seguro de que es así, hoy en día todo es posible, pero hasta donde yo se esto es así, dado que la confianza es un valor.
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De partida podríamos decir que hay líderes que hacen las cosas diferentes, y eso determina que exista una relación de CONFIANZA, que, a su vez propicia, lo que intentaba explicar al inicio de este artículo, que haya fe en esa persona. El liderazgo de ese equipo de trabajo funciona porque existe una creencia por parte de los miembros. Es decir, y aunque suene algo extraño, no es el líder quien genera champions, o quien crea grandes resultados, es la creencia en el líder quien lo hace. Creencia que deriva evidentemente de la confianza.
Y estos profesionales no hacen más que atender todos los días a la suma: Co + Ha + Co + A. (Compromiso, Habilidad, Coherencia y Afecto). Estoy seguro de que habrá por ahí algún súper gurú que tiene un método para explicar esto mejor que yo. Pero al final, si el líder atiende a los compromisos, (siendo una persona de palabra); demuestra tener una habilidad técnica o competencial que le permite obtener resultados; es coherente, haciendo lo que dice; y demuestra afecto por sus colaboradores, generará sin lugar a duda una relación basada en la CONFIANZA. Y si encima se parte la cara por su equipo…es nivel pro.
En definitiva, y adonde quiero llegar es a visibilizar lo que a mi entender es un pequeño matiz, pero de grandísimo peso en la gestión de personas. Y es que claro está que el líder tiene capacidad de influir en las personas, pero existe un previo, que es el de su capacidad de generar confianza. Si pudiéramos desgranar este proceso en pequeñas fases, veríamos claramente que existe “una forma de hacer”, que puede tener un impacto en los otros (colaboradores), generando un sentimiento que incrementa y hace más fuerte la autoestima, las ganas de participar y colaborar, la creencia en uno mismo y otros muchos factores que son solamente positivos en un equipo de trabajo.
Lo he manifestado por activa y por pasiva, un poso de confianza hace que se genere un buen clima laboral, y en un entorno fructífero se propician grandes rendimientos, mejores resultados en definitiva; dado que la gente vuelve a reconectar con la organización, se cree el proyecto, algunos vuelven incluso a creer en ellos mismos, se ilusionan y se reilusionan, y esto tiene un impacto directo en los resultados de la organización, pues no olvidemos que la experiencia del empleado está íntimamente relacionada con la experiencia de nuestro cliente, y por ende con los resultados de negocio.