¡No olvides afilar tu hacha!
La historia que hoy les comparto dice así:
Como cada en año en Canadá, tuvo lugar el "Campeonato Mundial de Leñadores"; tras varios días de competencia, quedan como finalistas un canadiense y un noruego llamados Liam y Peter respectivamente. Para la final de la competencia, a cada uno se le asignó un sector del bosque diferente. Aquel que lograra talar la mayor cantidad de árboles entre las 8 AM y las 4 PM sería el ganador.
A las 8 en punto sonó el silbato y los dos leñadores se pusieron manos a la obra. Iban talando golpe tras golpe hasta que (a las nueve menos diez) el canadiense escuchó que el noruego se detuvo. Aprovechando la oportunidad, el canadiense redobló sus esfuerzos. A las 9 en punto el noruego comenzaba a talar otra vez... A las diez menos diez, el canadiense escuchó que el noruego se detuvo nuevamente; (el canadiense decidió entonces, sacar el mayor partido posible de la debilidad de su adversario).
Esto se repitió durante el transcurso del día, cada hora menos diez, el noruego paraba y el canadiense continuaba sin parar. Cuando sonó el silbato que señalaba el final de la competencia, el canadiense estaba convencido de que el premio le pertenecía. Pero fue muy grande su sorpresa al enterarse que había perdido...
- “¿Cómo lo lograste?” preguntó el canadiense. “Cada hora a menos diez escuchaba que te detenías. ¿Cómo pudiste cortar más árboles que yo? ¡No es posible!”
- “Pues realmente es muy sencillo”, respondió el noruego con sinceridad. “Cada hora a menos diez, paraba. Y mientras tú seguías talando, yo me dedicaba a afilar mi hacha.”
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𝐑𝐞𝐟𝐥𝐞𝐱𝐢𝐨́𝐧:
Vivimos en un mundo donde todo es "para ayer"...y estamos muchas veces perdidos en esa "carrera" por ganarle al otro, por hacerlo mas rápido y mejor...que terminamos olvidando lo más importante: uno mismo.
La historia de los leñadores nos invita a "afilar nuestra hacha" es decir a cuidarse a uno mismo, a mejorar esas habilidades y fortalezas que cada uno tiene y que son las que al fin y al cabo, nos llevarán a la linea de meta...
𝙉𝙤 𝙨𝙚 𝙩𝙧𝙖𝙩𝙖 𝙙𝙚 𝙧𝙖𝙥𝙞𝙙𝙚𝙯, 𝙨𝙞𝙣𝙤 𝙙𝙚 𝙞𝙣𝙩𝙚𝙡𝙞𝙜𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙮 𝙥𝙚𝙧𝙨𝙞𝙨𝙩𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙡𝙤𝙜𝙧𝙖𝙧𝙡𝙤.