Palabras que matan
Mamba negra, medicoplus.com

Palabras que matan

Hace un par de semanas un buen amigo me recomendó el estudio de las estrategias de comunicación de Giorgio Nardone.

Lo primero que descubrí es que a él esto le ha ayudado a sanar algunos aspectos de su propia vida, y luego él mismo me ayudó a caer en la cuenta de que el maestro de Nardone fue Paul Watzlawick, uno de los teóricos de la comunicación que yo ya admiraba desde hace muchos años, cuando realicé mi tesis de licenciatura de diseño.

Watzlawick afirma: “todo acto comunicativo posee al mismo tiempo un efecto informativo y uno relacional”. Si no fuera así, seguramente yo jamás me hubiera decantado por el mundo de la narrativa.

Así pues, movido por ambos motivos, más pronto que tarde me encontré leyendo 3 de los libros de este profesor de la Universidad de Siena, y de ese modo descubrí la utilidad práctica de sus recomendaciones.

A modo de ejemplo, te dejo aquí una lista de 8 ingredientes que normalmente nos llevan a estructurar diálogos que suelen culminar en el fracaso. A lo mejor resulta que alguno de estos “venenos” comunicativos te están impidiendo conectar con alguna persona que realmente te interesa y podrías omitirlos de tu repertorio habitual.


Ingrediente 1 para una relación catastrófica: Puntualizar

Aunque parezca muy razonable hacer precisiones y tratar de explicar algo con toda la amplitud y objetividad posibles, este tipo de comunicación normalmente genera una respuesta emotiva de resistencia y litigio. Bajo la estructura: “yo soy listo, tú eres tonto” no esperes colaboración.

 

Ingrediente 2 para una relación catastrófica: Recriminar

Escribe Nietzsche: “los seres humanos transforman sus propias culpas en culpas de los demás”. Quien es cuestionado y condenado tiende a desplazarse del nivel lógico y se posiciona en la obstinación, no importa cuántas pruebas se puedan exhibir en su contra. Nuestros rencores emanan justamente de no haber estado a la altura de nosotros mismos, y eso no se le perdonaremos a quienes nos lo hacen ver.

 

Ingrediente 3 para una relación catastrófica: Echar en cara

Se trata de someternos al victimismo y desde una posición de dolor, reclamarle al otro que nos ha hecho daño con sus acciones. Con esta postura solemos olvidarnos de que quien se coloca como víctima, produce verdugos.

 

Ingrediente 4 para una relación catastrófica: Sermonear

El “sermón” busca argumentar y recriminar por la inmoralidad del comportamiento ajeno. La herida que el sermón provoca aviva la rebeldía porque suele incluir algo de los tres ingredientes precedentes, así como también muchas de sus consecuencias desastrosas.

 

Ingrediente 5 para una relación catastrófica: “Te lo dije”

Todos hemos podido experimentar el poder irritante que provoca esta frase o cualquiera de sus variantes. Cuando cometemos un error, es natural que nos enfademos con nosotros mismos; si encima de ello la persona que nos debería abrazar nos embarra en el rostro nuestra estupidez, se vuelve tanto más insoportable como grave sea el fallo y grande la confianza depositada previamente en el otro.

 

Ingrediente 6 para una relación catastrófica: “Es por ti”

Cuando alguien intenta manipularnos declarando su disposición a sacrificarse por nosotros sin que se lo hayamos solicitado, establece una deuda de nuestra parte y nos hace sentir inferiores. En consecuencia, esto provoca una posición emocional ambivalente, en la que o defendemos nuestra autoestima e independencia o nos mostramos aparentemente ingratos. Con el tiempo el conflicto está asegurado.

 

Ingrediente 7 para una relación catastrófica: “Yo me ocupo”

Nuevamente, esta postura disfrazada de gentileza, en realidad declara la incapacidad del otro. Nadie quiere mostrarse incapaz y necesitado de ser salvado de su torpeza; se trata de una ofensa que tarde o temprano se responderá de mal modo.

 

Ingrediente 8 para una relación catastrófica: Reprobar

Supongamos que hubiera alguien tan paciente y comprensivo que pudiera asimilar un diálogo en el cual los 7 ingredientes previos estuvieran presentes sin perder la compostura. Entonces, atacamos a nuestra contraparte diciéndole: “nada de lo que hiciste fue suficiente, podrías haberlo hecho mejor”. ¡Cuidado con el resultado!

 

El uso de todas estas "pociones mortales" suele realizarse con la mejor de las intenciones y basados en “buenas razones”, lo cual se agrava cuando uno piensa tener además las “mejores razones” y poseer una verdad incuestionable…

Queda claro que para tener buenas relaciones no basta tener buena intención, es necesario superar formas equivocadas de comunicación. Si uno busca establecer una buena relación o cualquier tipo de negociación exitosa, lo mejor sería aprender a preguntar y escuchar primero la postura de los demás. Eso, por supuesto, nos ofrece información valiosísima sobre las expectativas, deseos y objeciones de nuestra contraparte. Si uno busca mostrarse conciliador y empático, no tendría por qué generar una atmósfera de protesta, ridiculizar o doblegar al otro.

Cuando buscamos ser persuasivos, nos conviene mirar que nuestros actos de comunicación provoquen un punto de encuentro y aprender a utilizar las herramientas que nos permiten poner en acto estrategias comunicativas que desarticulan este tipo de dinámicas espontáneas de comunicación maléfica. Tengamos presentes las palabras de san Atalo: “Una mala conciencia bebe ella misma la mayor parte de su veneno”.

Alberto Hernández

Director de Ventas Tecnobasics

9 meses

Hasta el momento, no he utilizado ninguna, pero ahora lo hacer de manera racional no irracional

Alberto Hernández

Director de Ventas Tecnobasics

9 meses

Mucha verdad

Miriam Villafranca

Procurement Specialist ( Retainer) at UNOPS

10 meses

Gracias por los consejos

Hari Camino

Purposeful communication solutions for corporations & social brands I Award-winning senior content producer I Narrative Coach

10 meses

De gran utilidad, sí y solo sí, se toma responsabilidad incondicional por nuestras palabras. Gracias por compartir.

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