Pan y circo
Según nos cuenta Wikipedia: la expresión "Pan y circo" (Panem et circenses) es "una locución latina peyorativa que describe la práctica de los gobiernos que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas. Los políticos romanos diseñaron un plan en el 140 a. C. para ganarse el voto de la plebe basado en el clientelismo: al regalar comida barata y entretenimiento se lograba una alienación del pueblo que lo despojaba de su espíritu crítico mientras a la vez se sentía satisfecho por esa falsa generosidad de los gobernantes. Esta estrategia demostró ser una forma muy efectiva de acceder al poder."
Pues bien, actualmente, en 2023, 2.163 años después, esta práctica sigue resultando tremendamente práctica. Lógicamente, da igual el partido político que esté al mando o que sea el gobierno central, el autonómico o el local que corresponda. Las consignas son claras y bien definidas: entretenlos con una mano, mientras que con la otra haces y deshaces a tu gusto. No sólo no se quejarán si no que además te estarán agradecidos por ser tan justo y por utilizar de forma efectiva los impuestos que les impones todos los días, a todas horas.
Y hoy en día aun es peor, porque tienen de aliados a las grandes corporaciones económicas y grupos de interés que, con sus grades infraestructuras y redes supranacionales, son "compañeros" perfectos.
Pero señores, hagamos un poco de autoanálisis: los verdaderos culpable somos nosotros. El problema real es la pobre capacidad de autocrítica al consumo desmedido, tanto de productos, como de eventos o situaciones a nuestro alrededor, que no suman en nada a nuestro conocimiento y que, por el contrario, nos alejan de lo que verdaderamente importa.
Solo tenemos que sintonizar cualquier canal de televisión para poder comprobar que está saturado de programas y noticias cuyos contenidos prácticamente solo tienen connotaciones de morbo, violencia y temas de moda, que llaman nuestra atención y nos alejan de otros que realmente son trascendentes para nosotros. Por supuesto, por no hablar de las redes sociales, destinadas al consumo ingente de naderías.
Habrá quien diga… sí, pero es lo que hay y por eso es lo que consumimos. Falso. Hay muchos canales, programas y páginas con contenido de valor. Temas de salud, sociales, políticos, económicos, naturales, medioambientales, de todo en realidad. Pero siempre se ven doblegadas por los grandes fantasmas de consumo mediático que nos obligan a dejar de pensar y nos fomentan el solo observar.
Nosotros somos los principales culpables de ser una sociedad manipulada por las grandes cúpulas de poder, al minimizar nuestros estándares de necesidades. Nosotros nos hemos convertido en los payasos de nuestro propio circo, pensando que la gente se ríe con nosotros, y no de nosotros y damos likes a cualquiera que nos entretiene 2 segundos.
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No obstante, es nuestro deber esforzarnos diariamente en mejorar nuestro criterio de selección de contenido. Debemos buscar material que estimule nuestro crecimiento intelectual, permitiéndonos así ser proactivos para conseguir, o al menos intentar, un cambio positivo en nuestra sociedad actual en todos los sentidos, pero sobre todo en los más acuciantes.
Espero vuestros comentarios y que abramos un debate.