Panamá Oeste no duerme
Extraordinarios los cambios sufridos en los distritos de Arraiján, La Chorrera, Capira y un poco más allá, hoy la décima provincia del país: Panamá Oeste. Hace 30 años atrás, se nos calificaban ciudades dormitorios, pero qué ha cambiado.#
A consecuencia del crecimiento poblacional de Panamá Oeste, con una creciente oferta inmobiliaria residencial que parte desde los $50,000 y supera los $100,000 en sectores exclusivos de Arraiján y La Chorrera (Costa Verde), los residentes de la nueva provincia prácticamente duermen entre tres y cuatro horas en días laborales, porque pasan de seis a ocho horas en el congestionamiento vehicular.
Con toda certeza puedo afirmar que los residentes de Panamá Oeste que laboran en la Ciudad Capital pasan más horas durmiendo en los asientos del transporte público como privados que en sus propias camas. Es usual ser testigo de los conciertos de ronquidos (Do hasta Si) en los buses públicos de Panamá Oeste.
Hace dos años una colega que vive en Arraiján me compartió que junto a su esposo llegaba a primeras horas de la mañana y pernoctaba en los estacionamientos de la Cinta Costera para llegar a tiempo a su trabajo. Otros con la bendición de tener estacionamiento en la empresa donde trabajan, igualmente llegan temprano y convierten sus automóviles en camas.
Este panorama que se vive desde hace varios años ahora es más sombrío con las reparaciones de las losas de la carretera del Puente Centenario sobre el Canal de Panamá. Desde hace aproximadamente seis semanas, el congestionamiento entre Panamá Oeste y la Ciudad de Panamá va desde las tres de la madrugada hasta las nueve de la mañana para ingresar a la capital panameña y a la inversa cientos de automóviles inician el retorno desde las tres de la tarde y el congestionamiento puede durar hasta las 10 de la noche.
El servicio de transporte gratuito para los que trabajan en Panamá Pacífico, adelanto su salida 30 minutos desde La Chorrera porque estaban llegando tarde a sus puestos de trabajo.
El lunes 23 de julio hice una prueba, me levantes a las 3:30 de la madrugada y junto a mi hija, ingresamos a la llamada autopista Arraiján - La Chorrera a las 4:30 a.m., por Costa Verde y la afluencia de automóviles ya era alta, pero se movilizaba de 10 a 30 kilómetros por hora y con tramos cortos a mayor velocidad.
A la altura de Alto Montaña, el caos es único, buses de todo tamaño circulan por el hombro y hacen caso omiso a los letreros que dicen: Prohibido circular por el hombro y a pesar de las multas de los agentes de tránsito a unos cuantos conductores, reina la anarquía. Otros tramos difíciles son: Ingreso desde Vacamonte, Bique y a los cuatros carriles habilitados desde Arraiján Centro hasta Panamá Pacífico.
La perspectiva a corto y mediano plazo es que la situación no cambiará, sino que se agravará. En mi opinión todos perdemos, trabajadores sin calidad de vida, empresarios quejándose de la baja productividad, consumo desmedido de combustible a causa de los embotellamientos vehiculares. Hay que buscar soluciones creativas donde todos ganemos, una de ellas es trabajar en casa por lo menos una o dos jornadas a la semana. Ingresar muy de mañana a la posición de trabajo y salir temprano en la tarde de tal manera que se evite el congestionamiento del regreso a casa. O combinación de ambas. Hay que encontrar soluciones, sino el estrés hará estragos en miles de familias panameñas. Dios bendiga a Panamá.
Columna: El Peregrino: José Hilario Gómez /jgomez@capital.com.pa/ Edición 897/Semanario Capital Financiero (Impreso).