Para aumentar el ahorro no es indispensable ganar más, sino gastar mejor.
Si eres de los que ahorran, probablemente lleves tiempo haciendo alguna de las cosas que voy a contar para mejorar el ahorro. Incluso, puedes contarme qué otras cosas haces tu.
Pero si eres de los que creen que no pueden ahorrar o, simplemente, crees que no debes ahorrar, te invito a continuar leyendo porque te voy a demostrar que es posible y querrás hacerlo.
El que ahorra, lo hace porque decidió controlar su dinero para mejorar su vida y disfrutar de tranquilidad económica, minimizando su preocupación por el dinero.
El que no ahorra, no se siente con las espaldas cubiertas, deambula por el filo del alambre, le ahoga la ansiedad ante cualquier imprevisto, no tiene visión de futuro porque sobrevive pagando deudas y padece Estrés Económico Emocional.
Independientemente de cuáles sean los motivos por el que una persona con ingresos recurrente no ahorra, normalmente, tiene interiorizadas dos creencias limitantes acerca del dinero:
Cree que hay que tener dinero para gastar dinero.
Falso. Si cuando cobras tu nómina o la factura por un trabajo, conservas y guardas una parte de lo que has ganado, no se volatiliza, si no lo gastas.
No desaparece, sigue ahí, ya sea debajo de tu colchón o en tu cuenta del banco.
El ahorro no caduca y puedes disponer de él en el futuro para lo que quieras.
Cree que para ahorrar necesita ganar más.
Si crees que podrías ahorrar, si ganaras más, estás aceptando que mantendrías tu nivel de gastos actual, y el aumento de ingresos sería igual a tu ahorro.
Reflexiona sobre esto. ¿Estás seguro?
La mayoría de las personas que consiguen un aumento de sueldo, cambian de trabajo ante una oferta con mayor salario o alcanzan mayor beneficio en su actividad profesional o empresarial, no aumentan su ahorro, sino que aumentan su nivel de gasto.
Por tanto, siguen sin ahorrar.
¿Por qué ocurre esto? Porque no saben gastar eficientemente.
A gastar eficientemente se aprende.
¿Cómo?
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1. Averiguando el verdadero valor de lo que vamos a comprar.
Para ello, compararás precios, evaluarás la calidad del producto o servicio, y considerarás factores como durabilidad, funcionalidad y beneficios a largo plazo.
Gastar eficientemente no es comprar a la ligera.
2. Realizando una priorización de tus necesidades.
La mayoría de los mortales tenemos recursos limitados disponibles, por tanto, gastaremos eficientemente si obtenemos el máximo rendimiento o satisfacción posible atendiendo a nuestro nivel de ingresos. Primero, lo primero, cubrir gastos de alimentos, vivienda, salud, educación, y después, ocio .
3. Planificando y ejecutando un presupuesto adecuado a tus necesidades.
El presupuesto te dará la información necesaria para saber cuánto puedes gastar y en qué, de manera eficiente.
Así evitarás malgastar en deseos o caprichos.
4. Considerando el coste de oportunidad.
Cuando compramos algo, simultáneamente estamos eligiendo:
Por eso, cada vez que vayas a realizar una compra eficiente, debes ser consciente de:
El gasto eficiente no significa privarse de todo, sino gastar de manera consciente y optimizada, asegurándote de obtener el máximo valor y beneficio por cada euro que gastes.
Así gastan los ricos.
Aprende a gastar como ellos.
Y deja de gastar como un pobre.