Para un líder en tiempos de crisis: motivar al equipo
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Para un líder en tiempos de crisis: motivar al equipo

Permítame comenzar este artículo con una pequeña historia:

Se cuenta que, cuando Buda llegó a la puerta del cielo, por supuesto le estaban esperando. Le abrieron la puerta, le dieron la bienvenida y le invitaron a entrar. Pero él se volvió de espaldas y miró al mundo, y vio millones de almas luchando por tratar de alcanzar la misma puerta.

El guardián de la puerta le dijo:
- Entra, por favor, te hemos estado esperando.

Y Buda contestó:
- ¿Cómo puedo entrar cuando los otros aún no han llegado? No parece el momento adecuado. Mi mano ha alcanzado la puerta, pero mis pies aún no han llegado. Tendré que esperar, pues la mano no puede entrar sola.

Se dice que Buda aún está esperando, porque nadie es una isla. Formamos un continente y estamos todos juntos. Solo así podemos llegar.

Recordé este cuento mientras reflexionaba sobre la importancia de seguir manteniendo motivado al equipo durante esta crisis, que tanto nos está afectando a todos desde hace unas cuantas semanas. Y creo que, como líderes, resulta de vital importancia el considerarnos un todo, un continente, sumándonos al resto de las personas que forman nuestro equipo de trabajo.

Son momentos difíciles, en los que vivimos en la incertidumbre constante que se extendió desde la lógica preocupación por la propia salud, hasta las repercusiones de la pandemia en el ámbito económico. Repercusiones que, de facto, ya estamos viviendo y que parece que han venido para quedarse un buen tiempo entre nosotros. Pero es precisamente en este estado de incertidumbre cuando más tenemos que estar conscientes del momento presente, pues es lo único que tenemos con absoluta certeza. No sabemos realmente cuánto tiempo queda de esta etapa, ni cómo será el proceso de desescalada. Pero de lo que sí podemos estar seguros es de lo que estamos viviendo ahora mismo.

Nunca olvides que, si sacrificas el presente por el futuro, nunca serás feliz pues cuando llegue ese futuro tú no estarás presente

En este momento, hay que buscar con imaginación qué podemos hacer para aprovechar la coyuntura y seguir caminando; para llevar la organización a las metas de crecimiento, a todos los niveles, que nos proponemos como líderes. La obsesión por el mañana sobra, pues todo aquello que nos hará diferentes al resto de organizaciones, una vez que dejemos atrás esta etapa, se basará principalmente en qué tan fuertes somos como equipo humano, qué tanto nos estamos preparando, qué estamos haciendo por reinventarnos y qué tanto estamos experimentando para explorar nuevas posibilidades. Es importante considerar todo lo anterior como pasos del camino que la organización necesita recorrer y en el que parte fundamental es tener un equipo humano motivado, dispuesto a poner todo su esfuerzo y talento al servicio de los objetivos de la organización.

Liderar es influir

Liderar es influir positivamente en los demás: abrir posibilidades; impulsar y motivar al equipo para que siga creciendo, para que desarrolle toda su capacidad. Liderar también es acompañarlos para que lleguen a superar sus límites. Y bajo esta premisa, hoy más que nunca la necesidad de reinventarnos como organización, de explorar e innovar, de salir más fuertes y capaces de esta etapa nos debe impulsar a enfocarnos en el que, para mí, es el activo más importante de una organización: las personas que la conforman.

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La motivación está indiscutiblemente ligada a las emociones y, como líderes, tenemos una importante responsabilidad sobre las emociones que se generan en los colaboradores de la organización, desde uno de los pilares fundamentales de su vida: su actividad profesional. Por lo tanto, en estos momentos más que nunca, nuestro liderazgo tiene que cumplir una serie de características para lograr ser decisivo:

  • Ágil, para saber adaptarse a las circunstancias cambiantes;
  • Empático, ante la incertidumbre que reina en estos días;
  • Humano, a las circunstancias y emociones de las personas;
  • Innovador, para buscar soluciones diferentes y la experimentación;
  • Confiable, para lograr involucrar a todos los colaboradores;
  • Transparente, para generar la certidumbre necesaria.

Por supuesto que son también momentos complicados para nosotros como líderes, en los que tenemos una enorme responsabilidad para tomar las decisiones correctas para el futuro tanto de los colaboradores, como de la propia organización. Y por esta responsabilidad, todas las iniciativas que hoy tomemos definirán nuestro mañana como los mejores líderes posibles.

Algunas personas quieren que algo ocurra, otras sueñan con qué pasara, y otras hacen que suceda

Esta crisis representa también una magnífica oportunidad para reinventarnos como líderes. Quien mejor logre inspirar a su equipo de trabajo, habrá sentado las bases definitivas para llevar a la organización a superar las expectativas, las cuales se han de adaptar día a día a las cambiantes tendencias del mercado. Es fundamental saber transmitir a las personas del equipo que su salud mental, emocional y física es una de nuestras prioridades y que todas las decisiones que tomemos como líderes tendrán en cuenta estos factores.

Los ingredientes necesarios

Existen muchas recetas para preparar la combinación ideal de liderazgo, que conduzca a mantener motivado al equipo durante esta época de crisis. Pero cualquier iniciativa no debe tomarse como un evento único que suceda en el tiempo, sino en la necesidad de implementar un ciclo constante de liderazgo, que contenga las acciones necesarias para incrementar gradualmente el nivel de motivación, mejorando en cada iteración del ciclo lo que estamos haciendo, así como el mensaje estamos transmitiendo.

A dicho proceso constante he dado en llamarle Ciclo de Liderazgo en Tiempos de Crisis, el cual está dividido en 4 etapas:

Cliclo de liderazgo. Jesús Patiño Moreno

Durante las cuatro etapas de este ciclo: Compartir, Reconocer, Aprender y Actuar; se deben implementar una serie de acciones y actitudes que afiancen la confianza del equipo en su líder y la transparencia necesaria para mitigar la incertidumbre de las personas ante los retos que afronta la organización en tiempos de crisis. Los aspectos que sostienen este ciclo durante su implementación son:

Demuestre transparencia: el escepticismo y la desconfianza son rasgos comunes en tiempos de crisis. Tratar de edulcorar las malas noticias o evitarlas no va a resultar en mantener más motivado al equipo. Al contrario, genera en ellos aún más desconfianza y distanciamiento con los objetivos de la organización. Es necesario más que nunca el contar las cosas tal cual, sin ocultar información, de forma veraz y transparente. Recuerde que una persona decide seguir a un líder por elección; y tal elección estará basada en la confianza.

Sea comunicativo: mantener comunicación constante con el equipo es absolutamente fundamental. Y cuanto más humana sea esta comunicación, mejor. Dejemos a un lado los correos electrónicos institucionales y mantengamos una comunicación directa. El objetivo es escuchar y entender cómo se siente el equipo: organice videoconferencias periódicas, en las cuales el propósito no es repasar "cómo van las ventas", si no abrir un foro para que las personas se expresen; o haga llamadas telefónicas individuales, empezando por aquellos que identifique que lo pueden estar pasando peor.

Confíe en su equipo: si siente la necesidad de estar controlando todo el tiempo "qué está haciendo" su equipo, entonces tiene un serio problema. La confianza debe ser absolutamente recíproca, y más aún en esta etapa de crisis. Por supuesto que es necesario revisar avances y el estado de las cosas; pero hágalo desde una perspectiva propositiva y que sirva para inspirar al equipo. Implemente un mecanismo de medición adaptable y no intrusivo, en el cual involucre a las personas para mejorarlo constantemente. Deje a un lado cualquier tipo de reprimenda, sea empático y constructivo; busque cómo apoyar a las personas para mejorar su desempeño y la productividad.

Sea creativo: invente actividades en las que, por ejemplo, organice a las personas por equipos para realizar un juego. Estas dinámicas, que debemos tomar como costumbre con independencia de si es tiempo de crisis o no, contribuyen a crear equipo y permear hacia las personas los valores y el propósito de la organización.

Sepa escuchar: necesitamos entender qué están sintiendo las personas del equipo; solo de esta forma podremos emprender acciones necesarias para mitigar la incertidumbre y contribuir a mantener al equipo motivado para lograr los objetivos. Hemos de enfocar el concepto de que ahora, más que nunca, los integrantes del equipo son nuestros clientes internos como líderes de la organización, y el aprendizaje resultante de esta práctica de escucha le dará información muy valiosa para la toma de decisiones.

Aprenda a decir "no lo sé": nadie puede pretender que tengamos todas las respuestas; el nivel de incertidumbre también es intenso en nosotros como líderes. Aprenda a tener confianza en sí mismo al decir "no lo sé", cuando realmente no tiene una respuesta. Al contrario de lo que pueda parecer, cuando esta actitud es bien manejada crea más confianza en el equipo. Después, busque una solución y regrese con la persona que planteo la duda para resolverla; o invite a miembros clave del equipo para buscar juntos una solución al problema. Esta actitud genera confianza y apertura al equipo, para aportar ideas y trabajar juntos en la búsqueda de soluciones y nuevas iniciativas.

No dude en pedir ayuda: tenemos la errónea idea de que pedir ayuda al resto del equipo nos hace parecer débiles, faltos de ideas o malos líderes. Esta creencia le mantiene enrocado en una actitud negativa, desde la cual puede llegar a generar desconfianza, desinterés y pérdida de sentido de pertenencia a la organización y sus objetivos. Hable con las personas clave de las diversas áreas, escuche sus ideas y soluciones, tómelas realmente en cuenta a la hora de decidir y hágalo público. Esto le hará verse como el líder a quien su equipo elige seguir.

Actúe con inspiración: cada acción e idea que ponga en marcha ha de estar revestida de responsabilidad, pero, al mismo tiempo, ha de comunicarla de forma que el equipo la haga suya y se involucre plenamente para llevarla a cabo. Explique claramente los beneficios y los riesgos de cada acción; detalle las tareas a realizar; especifique cómo se va a medir si la acción es un éxito o no y cómo se va a evaluar el aprendizaje; involucre a las personas adecuadas en la toma de decisiones; y abra un foro permanente para tener retroalimentación del equipo.

Una cosa más...

Recuerde y ponga en práctica los siguientes principios: la confianza en un líder no se exige; es el líder quien tiene que ganársela; desarrolle un estilo de liderazgo basado en el modelo romano Auctoritas, que se centra en lograr la adhesión, la persuasión y la convicción del buen ejemplo de alguien sobre otro: su labor primordial, en esta etapa, es inspirar a las personas del equipo para que logren desarrollar todo su potencial y el crecimiento de la organización depende de esta inspiración.

No hay mejor momento que éste para ser innovador. Experimente de forma continua cómo ser el mejor líder que su organización necesita.


Conozca un poco más en el siguiente artículo de esta serie: Para un líder en tiempos de crisis: ¿qué hemos aprendido?

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