Para vivir, éste es el mejor momento

Para vivir, éste es el mejor momento

Dos brillantes highlights en una semana: el título de una conferencia para padres de familia “para vivir, éste es el mejor momento” y una reunión con una firma de HR internacional que declara: “El liderazgo optimista lleva lejos a un equipo”.

Sin premeditación, el contenido de estas dos ideas se ha quedado grabado en mi mente y dan pie para esta columna. ¿Quién no quiere, en el management, lograr los mejores resultados? ¿Quién no desea, en su vida personal y familiar, grandes alegrías? A la vez, la realidad que vivimos, que escuchamos en la vorágine de noticias recibidas diariamente, parece afirmar lo contrario.

Ante la situación mundial, es difícil mantener esperanza: en Europa y Oriente Medio, surgen dolorosas guerras, un desastre natural tan cercano, como el acaecido en Acapulco; las noticias “amarillas”, enfocadas en un solo suceso y repetido tantas veces como los usuarios lo deseen; las visiones, a veces parciales, de muertes, feminicidios, fraudes, juegos políticos y un sinfín de realidades que nacen a cada minuto, a cada segundo de nuestras 24 horas del día.

Son hechos innegables, nos duelen y algunos nos enojan; lamentablemente, en la gran mayoría de nosotros no pasa de generar un estado anímico fatalista, horas de mensajes agresivos en las redes o conversaciones de café o vino, en tono de crítica negativa. Nos encontramos como en la bifurcación de una “Y”: con la opción de dos vías. La primera nos conduce a lamentarnos, molestarnos, dolernos y paralizarnos. La otra vía consiste en la aceptación de la realidad como nos ha tocado y, de acuerdo con nuestras posibilidades, poner manos a la obra.

Me refiero a un “liderazgo optimista”, entendido como actitud realista y positiva ante nuestro mundo. Lo sintetiza admirablemente una frase de Benigno Blanco: “Para vivir, éste es el mejor momento”. En primer término, porque no poseemos otro y porque el recorrido histórico demuestra —estoy profundamente convencida— que, desde el año cero, los hombres presentamos situaciones similares. Hoy las conocemos como cercanas a golpe de clic; antes tardaríamos lustros en saber qué sucedía en un sitio remoto. En ocasiones, las fake news parecen dueñas de la verdad y pueden, sin darnos cuenta, modificar nuestros pensamientos y ánimo.

Optar por un optimismo realista, no significa perder objetividad ni negar los acontecimientos y hechos lamentables. El liderazgo optimista (conocido en el management moderno) puede darnos luz para aceptar este mundo que nos tocó vivir y tratar de dejar huella en él. Quien lidera con optimismo se compromete con la verdad, acepta el color gris y sabe que no todo es blanco ni todo negro: existen matices. Ante lo negro, busca la manera de convertirlo en oportunidad; sobre lo blanco sostiene sus fuerzas y, ante los matices, desarrolla una estrategia. De entrada, en algunas audiencias, este liderazgo suele generar desconfianza, pero conforme pasa el tiempo, los resultados se dejan ver porque, quien se mueve en el ámbito de lo verdadero, posee una mayor capacidad proactiva, creativa y las más de las veces, asertiva.

Sin duda, quien se queda en el vértice del pesimismo, logrará afamarse como una persona objetiva, consciente de la realidad, pero al haber dejado de lado el colorido real de las cosas, pasado el tiempo, deja de vivir: sobrevive. Existe una gran diferencia entre vivir y sobrevivir. El que vive, construye; el que sobrevive, respira con dificultad el aire, pues la realidad le asfixia.

Termino citando la novela La luz que no puedes ver del autor norteamericano Anthony Doerr, hoy llevada —con grandes diferencias— a la pantalla. Es un ejemplo de cómo afrontar la misma realidad; la protagonista ciega no cuenta con dos ojos, cuenta con diez que son los dedos de sus manos y con esto logra vivir ¿Es optimismo? ¿Es realismo? Es, más bien, una elocuente metáfora: aprender a ver más allá de nuestras narices y vivir en nuestro tiempo que es, por único, nuestro mejor momento.


Xavier Bay

CFO | Corporate Finance | M&A | Private Equity | Investment Banking | Reestructuring | Managerial Leadership | Financial Advisory | US, Mexico, and LATAM | 2021 IMEF CFO of the Year Award Finalist

1 año

Me mucho gustó esta reflexión y absolutamente de acuerdo. Un “liderazgo optimista” siempre buscará distintos caminos, con curiosidad y creatividad, para resolver problemas, encontrar el “¿cómo sí?”, tomar al “toro por los cuernos” y salir adelante. Los problemas siempre van a existir, lo importante es la actitud y visión con la que los enfrentamos. Añadiría que el otro tipo de liderazgo, el “realista objetivo” con sentimiento pesimista y fatalista, tal vez logre que una organización sobreviva por cierto tiempo, pero lentamente mata la esperanza y se convierte en un catalizador del fracaso.

Carlos Díaz de la Garza

Profesor Senior en tópicos sobre Negocios y Marketing, enseñando en licenciatura y posgrado.

1 año

Me encanta el pensamiento de Benigno Blanco. Docente todavía, mis 87 años, gozando de la vida y de mi familia, dando gracias a Dios todos los días al despertar y al acostarme

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