PERSONALIDAD REPELENTE

PERSONALIDAD REPELENTE

Todos conocen a alguien a quien consideran antisocial, arisco o huraño, los tachan de no compartir las mismas costumbres, los señalan por tener otros hábitos, de poner excusas para no participar en actividades comunes, los juzgan por preferir estar solos, apartarse de los grupos, por querer ir rápido a casa cuando salen de clases o de la oficina, etc. ¿Mientras leías estas líneas ya pensaste en quien conoces con estas características? O ¿lo eres tú?

Si tú lo eres, entonces compartirás mi siguiente opinión. Utilizaré un básico ejemplo para explicarlo: así como odiamos que se nos acerquen los mosquitos y usamos repelente, de la misma forma actuamos pocos [o quizás muchos] para evitar a personas tóxicas, desagradables, antipáticas, irritantes, negativas etc. Sólo que en vez de una sustancia química para protegernos utilizamos nuestra personalidad para formar una cápsula en la que no son bienvenidos.

No se trata de ser tímidos, introvertidos o cohibidos, estos son adjetivos que lo único que hacen es menospreciar, subestimar y atacar la autoestima de quienes reciben estos calificativos. Y quiero centrarme en la palabra SUBESTIMAR, porque mientras los señalas estas personas están usando su tiempo, concentración y potencial en lograr metas que para ellos son prioridades. 

Lamentablemente siempre existirán aquellos compañeros, vecinos o familia que necesitan opinar, ejercer su presión a través de comentarios superfluos, al no estar de acuerdo con la forma de ser de quienes los rodean, que reprochan decisiones que para ellos son equivocadas, que indirectamente están atentos a lo que hacen o dejan de hacer para juzgar cada movimiento que dan.

Claro que algunos prefieren adaptar su personalidad, moldearse a lo que los demás definen como normal, para encajar en vez seguir nadando contra la corriente, y no sentirse diferentes. La sociedad se ha encargado se hacerlos sentir así. Porque si no eres común, ¡eres raro!

Entonces ¿Por qué no evitarnos la fatiga?, funciona mejor apartarse, no dar explicaciones que no serán escuchadas ni entendidas. Por supuesto serviría de mucho contar con algún repelente para humanos, incluso no estaría de más fumigar nuestro alrededor de vez en cuando y alejarnos de lo tóxico. Te sentirás mejor, crecerás más rápido, y te darás cuenta de que esa rareza a veces resulta ventajosa y hasta satisfactoria.

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