Perspectivas macroeconómicas de Italia

Perspectivas macroeconómicas de Italia

En los años que siguieron a la recesión de 2008, Italia experimentó una menor intensidad inversora (expresada como la relación entre inversiones y PIB) en comparación con otros grandes países europeos y, en general, inferior a la media europea.

Sin embargo, esta tendencia se ha invertido en los últimos tres años. Desde 2021, Italia ha aumentado significativamente sus inversiones, situándose en 2023 por encima de España y Alemania, y 0,7 puntos porcentuales por encima de la media europea.


Estos resultados se han visto favorecidos por una combinación de políticas industriales y fiscales.

En términos de política industrial, la fuerza motriz vino del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia, un programa de inversión pública financiado con fondos de la Unión Europea (Next Generation EU), que en Italia asciende a 191.500 millones de euros en inversiones durante el periodo 2021-2026.

En términos de política fiscal, dos medidas en particular han contribuido a este resultado.

La primera es el plan «Transición 4.0», un crédito fiscal para inversiones en bienes de equipo destinado a modernizar las empresas.

La segunda es el «Superbonus», una medida de crédito fiscal en apoyo de las inversiones privadas en el sector de la construcción, destinada a renovar el parque inmobiliario italiano y hacerlo más eficiente desde el punto de vista energético.

El «Superbonus», que se concibió como una medida temporal para impulsar las inversiones privadas, llegó a su fin a finales de 2023, mientras que la «Transición 4.0» sigue vigente.

El crecimiento de la inversión no ha cesado en 2024, como demuestran los datos de tendencia, ambos positivos para los dos primeros trimestres de 2024. Además, al examinar los tipos de inversiones a los que se asignan los gastos, aproximadamente la mitad son inversiones en construcción, tanto residencial como no residencial, mientras que un tercio consiste en instalaciones y maquinaria destinadas a apoyar la productividad del sistema manufacturero italiano.

Lo más destacable es que este crecimiento se produjo en un contexto que, teóricamente, debería haber desalentado las inversiones.

A partir de mediados de 2022, en respuesta a la crisis de inflación, el Banco Central Europeo (BCE) inició un fuerte endurecimiento monetario, que se materializó en una serie de subidas de tipos, llevando el tipo de refinanciación de las operaciones principales del -0,5% al 4,5% en pocos meses.

Esta política monetaria restrictiva se mantuvo durante todo el año 2023 y el primer semestre de 2024. Sin embargo, a partir de la reunión del Consejo de Administración del BCE de junio de 2024, se ha producido una ligera relajación, con un recorte inicial de los tipos (de 0,25 puntos porcentuales), seguido de una nueva reducción (de 0,6 puntos porcentuales) en septiembre y octubre (otro 0,25%). En 2025, se espera que el Consejo del BCE apruebe otros tres recortes.


En este contexto, es muy probable un nuevo aumento de las inversiones en Italia, gracias a la relajación de la política monetaria y a la consiguiente mayor facilidad de acceso al crédito. Los datos más recientes (actualizados a julio) sobre el acceso de las empresas al crédito aún no muestran el efecto de la política monetaria del BCE.

 En este contexto, es muy probable un nuevo aumento de las inversiones en Italia, gracias a la relajación de la política monetaria y a la consiguiente mayor facilidad de acceso al crédito. Los datos más recientes (actualizados a julio) sobre el acceso de las empresas al crédito no muestran aún el efecto de las decisiones del BCE, indicando en cambio una contracción gradual del crédito concedido. Esto refuerza la hipótesis de que el crecimiento de la inversión se ha producido en un entorno aparentemente desfavorable, y es probable que la relajación de las condiciones refuerce aún más este crecimiento.

Otro factor positivo es el aumento gradual de la confianza de los consumidores, medida por un índice mensual redactado por el Instituto Nacional de Estadística italiano.

La confianza de los consumidores, erosionada durante 2022 por la crisis inflacionista y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, ha emprendido una senda de recuperación gradual.

 

A esta renovada confianza contribuyen, junto con la relajación del entorno macroeconómico y la reducción de la inflación, las medidas de política fiscal que han reducido la cuña fiscal, aumentando así los salarios de los asalariados sin imponer cargas adicionales a las empresas.

El Gobierno italiano, en su plan presupuestario actualmente en discusión y que se presentará en diciembre, pretende renovar las medidas de apoyo a los salarios de los trabajadores. En total, se beneficiarán unos 14 millones de trabajadores, que recibirán un aumento del 5% en sus nóminas.

 

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