¿Piensas en la muerte?
Todos los días, respondí.
El otro día un amigo me contaba lo triste que se sentía por la cercanía de la muerte.
“Me muevo entre dos cementerios: uno de mascotas y otro de personas.” (No. No es broma.)
Es así. Solo que, de un tiempo a esta parte, le he dado un giro. O, al menos, estoy en ese proceso.
Cuando tenía diez años, iba con la cabeza pegada al vidrio del bus, mirando. Vi, por primera vez, la muerte cercana y real. Tuve pesadillas por mucho tiempo. Cada año, desde ese día, la muerte ha estado presente en mi vida con pérdidas difíciles de superar, que ahora acepto.
Desde ese momento en que nacemos, vamos a morir en algún momento. Antes, después. Da igual. Evitamos el tema, porque nos dolerá y le dolerá a los otros. Las separaciones de por sí son tristes, son parte de la vida, independiente de la rabia que puede o no haber, la tristeza por la pérdida es parte de nuestra experiencia humana, al igual que lo es la alegría.
“Cuando vi la película Soul -que empieza con la muerte y el antes [de la vida]- pude encontrar y entender, en cierto modo, el sentido que tenía la muerte en mi vida”.
La muerte nos separa de personas a quienes amamos y a las que seguramente no abrazamos demasiado o tal vez abrazamos y besamos mucho, y que solo notamos cuando no están… La muerte nos recuerda que cada día podría ser el último. La historia [tu vida, la mía, la de todos] tiene tantos protagonistas.
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A la vez, es tan difícil verla y hablarla como un llamado a generar relaciones de calidad, vínculos verdaderos, con personas que nos cuidan, que nos escuchan y que nos respetan. Finalmente, puede desaparecer el cuerpo de ese ser amado, mas las memorias de momentos vividos, nadie se los puede llevar, incluso, podemos "adornarlos" un poco en nuestra cabeza.
Encontrar palabras para hablar de la muerte es una tarea que requiere de consciencia para entender que, tal como nacemos, moriremos. Normalizar el dolor y hablar de él, es también educar en y con amor y -sobre todo- compasión. Al comprender que la muerte es parte de la vida, bajamos la carga emocional que trae consigo. Abrazamos, enseñamos a abrazar y aprendemos a ser abrazados.
La vida es finita, por la presencia de la muerte, en algunos casos, ambas llegan sin avisar. Aceptar esta realidad, nos permite encontrar el sentido de cada día.
Emerson decía: “El regalo más grande es una porción de ti mismo”. Todos tenemos la oportunidad de aprovechar cada día al regalarnos a otros en el amor, los docentes más aún. ¿O es mucha la responsabilidad?
Hay un libro (y película) titulado Un monstruo viene a verme, aborda el tema desde el dolor y la aceptación de la muerte. Compartirlo con otros es abrir espacios de conversación, que pueden ser enriquecedores y -en el futuro- proporcionar alivio. Hoy, podemos aprender de los demás, sentirnos menos solos y encontrar el apoyo que necesitamos para afrontar la muerte.
Nunca es fácil, y lo es menos aún si evitamos hablar de ella.
Y tú ¿qué haces con este… tema?
Director | Docente | Mentor | Gerente sucursal | Agente Banca | Intraemprenderora | Innovación | Sostenibilidad | Formación | Educación Financiera
10 mesesDesde que falleció mi abuela el año pasado veo la muerte diferente; sin duda el momento por la causa que sea es inmensamente doloroso; sin embargo intento disfrutar y valorar cada día con lo que la vida me está entregando… Principalmente es ver la muerte sin apegos…y que ese ser que se ha ido te acompaña desde otra dimensión o cómo lo queramos ver…y sentir