Planificación en tiempos de pandemia
Hace 50 o 100 años el mundo era más simple, menos caótico. El trabajo era más manual y menos intelectual, la velocidad de transformación de los negocios era baja, los mercados eran más estables. Todo era más previsible y en este contexto la planificación, tal como la conocemos, era una herramienta adecuada.
Y hoy, ¿Cómo deberíamos planificar en estos tiempos en donde prima la incertidumbre y el desorden económico, social y político?
Empecemos contextualizando nuestro entorno, y para ello vamos a utilizar el término VICA. Estas siglas nos hablan respecto de nuestra realidad como:
- V: volátil
- I: incierta
- C: compleja
- A: ambigua
Todo lo que sucede cambia de un momento a otro; abrazamos la incertidumbre como la norma y lo “cierto” pierde fuerza; la complejidad de las variables hace que nuestro pensamiento lineal sea cada vez menos requerido y debamos analizar más variables para tomar una decisión. Y finalmente, la ambigüedad, lo que hoy conocemos mañana puede no ser de esa manera y aún así, debemos encontrar respuestas.
Si hoy podemos describir y conceptualizar nuestro mundo como VICA, entonces, ¿vamos a continuar planificando con los mismos criterios de base? ¿de qué manera debemos transformar nuestra forma de planificar?.
Para ello, les comparto el concepto de planificación ágil, como metodología para adaptarnos a los tiempos que corren. Para aprenderla, debemos tener en cuenta 3 pilares fundamentales:
Pilar 1: planificación empírica vs planificación predictiva.
La base de la planificación ágil es el empirismo, lo que significa que se basa en la experiencia y en la observación de los hechos: no intentamos predecir el futuro, de una manera lineal como si todo fuera "consecuente".
La idea principal de esto es que planifiques las primeras tareas, las ejecutes, compruebes, aprendas, te adaptes y vuelvas a planificar hasta alcanzar el objetivo.
La adaptación es clave para satisfacer las necesidades, y por esto, responder al cambio tiene más valor que seguir el plan.
Pilar 2: Se aceptan y festejan las modificaciones.
En la planificación ágil no sólo aceptamos, sino que festejamos los cambios, porque eso significa que la solución se ajustará aún más al problema.
La planificación ágil abraza el emergente, acepta los cambios y, por lo tanto, permite modificaciones en el transcurso del proyecto, aún en etapas avanzadas del mismo.
No me enamoro de mi solución, de mi proyecto ni de mi planificación, me enamoro del problema que tengo que resolver. Y entiendo que en el transcurso del proyecto pueden surgir ideas o modificaciones que mejoren aún más mi proyecto.
Pilar 3: Desarrollo iterativo e incremental sobre identificación inicial de las tareas.
En la agilidad sabemos que sólo podemos dar detalles de cómo llegar en trayectos cortos, entonces, iteramos, es decir, repetimos el mismo proceso (planificación, ejecución, revisión) en ciclos cortos hasta llegar a la meta, una y otra vez.
Esto significa que en cada iteración validamos si lo que estamos haciendo realmente tiene sentido, si nos lleva al lugar al que queremos ir, si eso que estamos haciendo es parte de la solución requerida o si cambió el problema.
Y ahora no nos olvidemos que parte de todo esto, debe haber espacio para gestionar las emociones que conllevan un entorno VICA, como una planificación ágil, que demanda mucho más de nosotros como seres humanos, de lo que era necesario antes.
Con toda esta información y los pilares que te acabo de compartir, ¿te atreves a aplicarlo? Recordá que la premisa básica es animarse a prueba y error. Mientras antes te equivoques, es mejor y más barato, que tarde y caro.
Gestión Estratégica de Recursos Humanos | MBA Lic. en Psicología
3 añoslindo artículo Jimena Cuesta Rodríguez, tenemos que agilizar la gestión!