Pliegues.
Hace mucho empecé haciendo origami; creo que tendría unos 8 años, ya llegué a 36 y siento la misma emoción mientras pliego laminas de bronce.
Comencé en esto como terapia para mi dislexia, pero creo que nadie imaginó que esto sería mi sustento, mi forma de ver la vida y en algunos casos mi manera de comunicarme con lo que me rodea.
El tiempo me ha dado el conocimiento de los materiales y ellos se han vuelto parte importante de mis modos de ver. Creo que las personas no imaginan que un pedazo de metal inerte se pueda ir doblando, luego llenarlo de colores en las patinas, y que su "piel" se vuelva una nebulosa.
Nunca pensé llegar hasta aquí; pero he disfrutado cada paso de este camino.-