¿Podemos dejar que el cambio climático maneje nuestra economía?

Hace un par de semanas el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín, se refirió a la baja cifra del IMACEC de febrero, con un crecimiento de solo un 1.4%. La razón que esgrimió fue la caída del PIB minero del 8%, asociado a las lluvias inesperadas en el norte, a lo cual además menciono, que estas lluvias “también nos están reflejando que el cambio climático es una realidad".

Lo que se nos esta diciendo es una tardía reacción ante los efectos del cambio climático, donde aparentemente recién se están asociando efectos que han sido previstos desde hace décadas. Múltiples estudios han determinado el impacto que puede tener el cambio climático en la economía de los países, desde estudios que definen una perdida del 1% del PIB anual en países latinoamericanos durante este siglo, a informes mas actualizados que precisan para Chile una perdida entre un 0.7% a un 1.6% del PIB anual dependiendo si el alza de la temperatura alcanza los 2 o 4 °C.

Frente a la discusión de una posible reforma tributaria se debe tener en cuenta la necesidad de generar una economía más resiliente, que no dependa fuertemente de los efectos del cambio climático.

Es necesario poder promover herramientas financieras, por sobre el impuesto verde, que permitan la transición a una economía baja en carbono y con altos estándares socioambientales. Esto permitirá que, a través de acciones climáticas de adaptación y/o mitigación, los proyectos puedan tener una mayor robustez para enfrentar casos como los vividos en el norte del país, como también tener una mejor evaluación por parte de inversionistas y aseguradoras que tienen estos criterios como requisito para la selección de donde invierten o a quien aseguran. El aumento de proyectos con estas características permitirá tener una economía más firme y que no dependerá tan fuertemente de si llueve o no durante cierto periodo.