¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo?
Nos levantamos cada día. Iniciamos una rutina (término que adquiere un significado peculiar cuando se es programador). Realizamos todas las tareas que podemos, ya sean laborales o domésticas. Con suerte, podemos dedicar algo de tiempo al ocio.
Y rara vez (algunos, ninguna) nos preguntamos por qué estamos haciendo todo esto. Ni para qué lo hacemos. Ni cómo lo estamos haciendo. No podemos negar que actuamos como autómatas la mayor parte del tiempo.
Pero es importante hacerse estas preguntas de vez en cuando. Sin dejarnos sorprender por las respuestas. Incluso si no tenemos respuestas, porque así podremos buscarlas.
¿Por qué hacemos lo que hacemos? Con esta pregunta estamos buscando una causa, una motivación, la fuente de nuestro discurso vital. Esta es la pregunta más importante de todas. De ella depende todo lo demás. ¿Trabajamos porque queremos mejorar como personas? ¿Porque queremos aportar algo al mundo? ¿Porque necesitamos sentirnos útiles?
¿Para qué hacemos lo que hacemos? Con esta pregunta estamos analizando la finalidad de nuestros actos. A qué van dirigidos. Qué esperamos de ellos. La finalidad debería estar alineada con la causa. ¿Trabajamos solo para subsistir? ¿Para generar impacto? ¿Para preparar un salto a otro campo?
¿Cómo hacemos lo que hacemos? Esta pregunta nos permite ser conscientes de nuestra actividad, dejando de ser autómatas. Y también nos da la oportunidad de observar si estamos dedicándole el tiempo, el cariño y la pasión necesaria a las tareas importantes. Si estamos permitiendo que nos proporcionen satisfacción o son un estorbo. Y lo más importante: Si estas tareas permiten conectar nuestro por qué con nuestro para qué, ya que ahí reside la clave de estas tres preguntas.
Tenemos ante nosotros un camino vital que empieza en nuestra motivación (por qué) y termina en nuestra finalidad (para qué), con un nexo de unión que los articula (cómo). Alinear y balancear estos tres aspectos requiere tiempo, esfuerzo y autocrítica, y proporciona una serenidad vital inestimable. Prueba a interrogarte. Puede que te sorprendan tus propias respuestas.