¿Por qué tenemos que leer para crecer?

El presidente del directorio le habló a los trabajadores en el evento de fin de año. Destacó tres puntos: (i) contexto que enfrenta la empresa y el camino avanzado en los últimos años; (ii) cambios acelerados, profundos y disruptivos que exigen adaptación; el que no lo hace, desaparece; y (iii) este cambio es tecnológico, pero sobre todo humano, lo que nos obliga a reforzar el sentido de comunidad en la empresa, reconociendo que todos somos parte de este proceso: directorio, gerencia, profesionales, administrativos y operarios. Todos.

Esta mirada responde a una vocación del Presidente por la literatura, como complemento fundamental a la filosofía política que gobierna la relación entre los integrantes de una comunidad. Esto es parte de lo que día a día vivimos cuando trabajamos, estamos en familia, con amigos, haciendo deporte; pero, sobre todo, cuando interactuamos con muchos que no conocemos.

La literatura como fuente de conocimiento se expresa en autores como Nemirovsky (”Suite Francesa”) que vivió en la primera mitad del s. XX, captando con sensibilidad única la humanidad en tiempos tan difíciles, los que vivió en carne propia; o Williams y su novela “Stoner”, fascinante historia de un profesor universitario que recoge de manera soberbia la vida en sus muy distintas facetas y momentos. Qué decir de Dostoievsky (“Crimen y Castigo”, “Los hermanos Karamazov”, “El Jugador” y “El Idiota”) con el registro más alto para captar la naturaleza humana en sus muy distintas expresiones. Absolutamente genial e imperdible.

Según el reciente estudio de la OCDE, PIAAC 2022-2023, más del 50% del país presenta índices de comprensión lectora en un nivel básico o inferior a él, o sea, no entienden textos simples. El promedio OCDE es de 26%. Adicionalmente, sólo el 2% tiene altas capacidades de comprensión lectora, mientras que el promedio OCDE es de 12%. Y la Encuesta Nacional de Lectura 2022 indica que uno de cada dos de nosotros leemos un libro al año. ¡Houston, we’ve a GREAT problem!

Para que el país retome una senda de crecimiento de 5% es clave lograr confianza, porque las soluciones existen, se trata más bien de acuerdos y ejecución. Resuena aquí el tema de pensiones o permisos. Necesitamos mejores condiciones -rol del Estado- y mayor arrojo -rol de la empresa privada-, lo cual se logra con una comprensión amplia de los problemas que enfrentamos. Una novela centenaria ilustra esta comprensión, “La montaña mágica” (Thomas Mann, 1924), explicitando conflictos en ciernes y visiones contrapuestas resumidas en la frase “se respira en el aire”, anticipando el desastre que vino después en Europa.

Para resolver los problemas y desafíos más grandes que las empresas enfrentan, donde el éxito depende más de las personas que de cualquier tecnología, más aún con la inteligencia artificial en desarrollo, es clave que nos conectemos con nuestra humanidad presente en cada instancia. Para ello, la literatura es fundamental, ya que allí encuentras a los seres humanos en toda su expresión, los mismos con los que interactuamos todos los días, cuando somos pareja, padre, hermano, hijo, colega, proveedor, cliente, amigo, vecino, jefe, empleado, profesor, alumno. Es decir, en todos los momentos de la vida. 

A estas alturas es irresponsable no leer novelas si queremos mejores empresas, por lo que la invitación es a abrazar la lectura y, por qué no, comenzar el 2025 participando en un taller de literatura y que cada encuentro se inicie con una breve conversación sobre el libro que lees en esos días. Mayor crecimiento es más un problema de humanidad que de tecnología.