Prácticas cognitivas
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Prácticas cognitivas

Como ya es tradición, la pasada semana en el Palacio de La Moneda fueron recibidos un grupo de jóvenes que obtuvieron puntaje nacional en la prueba de admisión universitaria. Entre ellos estaba Antonia Guerrero, una niña de 18 años, que alcanzó el puntaje máximo en comprensión lectora, y decidió hablar a la prensa:

Yo soy una chica de Puente Alto, criada sólo por mi mamá. Tengo Trastorno Obsesivo Compulsivo, soy la clase de persona que nunca soñaría con esto y aquí estoy. Ese es el mensaje que quiero dar, que todo es posible.

Tres etiquetas discriminadoras: lugar de origen, tipo de familia y condición mental, que predicen una conclusión, sin embargo, Antonia contradijo la predicción y logró puntaje nacional, nada menos que en comprensión lectora. Así como en las recientes elecciones presidenciales chilenas, dependiendo de tu opción eras tildado de comunista o fascista, las etiquetas no aceptan matices, ni permiten la novedad.

Daniel Kahneman, en su libro Thinking Fast and Slow explica que un aspecto notable de nuestra vida mental es que raramente nos quedamos sin opinión. Los momentos en que nos quedamos callados son raros, frecuentemente tenemos opinión para todo.

El estado normal de nuestra mente es que tengamos sensaciones y opiniones intuitivas sobre casi todas las cosas que se nos ponen delante. Nos gustan o nos disgustan personas mucho antes de saber nada sobre ellas; confiamos o desconfiamos de extraños sin saber por qué; sentimos que una empresa tendrá éxito sin analizarla.

Lo digamos o no, a menudo tenemos respuestas a preguntas basadas en evidencias que no podemos ni explicar ni defender. La forma en que explicamos nuestras comprensiones y entendimiento generalmente comienza con suposiciones sobre cómo funciona esto o aquello, sobre un contexto, sobre las personas, e incluso sobre nosotros mismos. No cuestionamos nuestros supuestos, simplemente asumimos que son válidos y pertinentes en todos los contextos. Pero estas prácticas cognitivas habituales nos limitan. Winston Churchill señalaba:

Damos forma a nuestros edificios y luego nuestros edificios nos dan forma a nosotros.

Nuestra comprensión y forma de pensar son muy parecidas a los edificios de los que hablaba Churchill, las creamos y luego nos definen. Ranulph Glanville fue arquitecto, músico y teórico del diseño. Desarrolló varios enfoques innovadores que relacionan el diseño con la ciencia. Sugirió que la investigación científica era una forma de diseño. Un método diseñado para orientar la forma en que damos coherencia a la realidad. En Design and mentation sugirió que nuestras prácticas cognitivas eran un acto de diseño:

Lo que hacemos es agregar observaciones (lo que algunos llaman evidencias) que recolectamos, a través, de nuestra existencia en el flujo de nuestra experiencia; y construimos entendimientos, probándolos en un proceso de confirmación y enriquecimiento. Si, después de un tiempo, nos encontramos con observaciones que no podemos explicar, las manejamos de varias maneras: las ignoramos […]; las descartamos como anomalías; encontramos una manera de cambiar la observación para que se ajuste a lo que esperamos; o tenemos que cambiar nuestra explicación, un proceso que se vuelve más difícil cuanto más hemos invertido en él, o hemos construido sobre él, como vemos reflejado en la dificultad progresiva de cambiar nuestros conceptos.

La comprensión consiste en invocar una narrativa de explicación y luego encontrarla suficientemente coherente con nuestras observaciones, al menos por un tiempo, para que cesen los cuestionamientos y nos permita actuar. Las narrativas son los procesos mediante los cuales creamos, reconocemos e interpretamos nuestras circunstancias y experiencias. El filósofo alemán de origen surcoreano Byung-Chul Han, en su libro Por favor, cierra los ojos, afirma:

Se da una conclusión cuando el principio y el final de un proceso ofrecen una conexión con sentido, una unidad con sentido, cuando están enlazados entre sí. Así, la narración es una conclusión. En virtud de su conclusión produce un sentido.

El mundo que habitamos es complejo. La palabra complejo viene del latín plexus que significa entretejido, esto implica que las cosas (elementos, eventos, pensamientos y más) están entrelazadas y no pueden aislarse sin destruir sus interrelaciones. Lo complejo permite múltiples observaciones, perspectivas, abordajes e interpretaciones. Aunque, los humanos hemos sido bendecidos con cerebros especializados en reconocer patrones, tenemos una capacidad limitada para abordar la realidad. Einstein en The Evolution of Physics advirtió:

En nuestro esfuerzo por comprender la realidad, somos algo así como un hombre que intenta comprender el mecanismo de un reloj cerrado. Nunca podrá comparar su imagen con el mecanismo real, y ni siquiera puede imaginar la posibilidad del significado de tal comparación.

Nicholas Carr en The shallows, explica que nuestras capacidades cognitivas son increíblemente limitadas. Carr escribe:

En los años cincuenta se publicó un famoso estudio, titulado The Magic Number of Seven, que sostenía que la memoria de trabajo solo podía almacenar unos siete elementos en un momento dado. En la actualidad, incluso eso se considera una exageración: hoy día se cree que solo puede almacenar entre dos y cuatro elementos de información a la vez.

Dos o cuatro variables no relacionadas son insuficientes para dar sentido a la complejidad de la realidad. Nuestras limitaciones cognitivas no nos permiten acceder al todo. Solo podemos acceder a aspectos restringidos del mundo. Reducimos a una simplificación manejable las múltiples interrelaciones de la realidad. Cuando nuestra percepción de coherencia falla, el mundo pierde sentido y debemos ajustar nuestra comprensión. La complejidad amenaza permanentemente nuestras certidumbres. Como advierte Kahneman:

A menudo no permitimos la posibilidad de que falten pruebas que deberían ser críticas para nuestro juicio. Lo que vemos es todo lo que hay.

Michael Lissack en su artículo Understanding Is a Design Problem, afirma que la comprensión es un producto de las elecciones que se nos imponen cuando buscamos superar el desajuste entre la entretejida complejidad del mundo y la capacidad limitada de nuestra mente para entenderlo. Explica el proceso de comprensión como lo haría un diseñador, a través del siguiente esquema:

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 Como tenemos capacidades cognitivas limitadas sólo podemos percibir una parte de la complejidad del mundo. El problema percibido es la comprensión que deseamos alcanzar o transmitir. Entonces, seleccionamos un conjunto de elementos, relaciones y acciones potenciales; luego simulamos las consecuencias de implementar cada acción potencial; seleccionamos la acción a implementar; intervenimos; y evaluamos los resultados potenciales. Repetimos el ciclo hasta lograr un estado satisfactorio.

En el artículo When Explanations "Cause" Error: A Look at Representations and Compressions, Lissack, examina dos enfoques explicativos:

  • Representaciones: conjunto de significados definidos. Descripciones estáticas basadas en etiquetas y categorías. Su coherencia depende del grado de fidelidad entre el elemento en cuestión y la definición. No están abiertas a la intervención y generalmente se expresan sin una dependencia del contexto o la situación.
  • Comprensiones: modelos que involucran historias, algoritmos, patrones, preguntas y ambigüedad. Contienen grados de libertad que permiten ajustes dinámicos. Están abiertos a la intervención y se expresan con una dependencia explícita del contexto y la situación.

Tanto las representaciones como las comprensiones son reducciones de la realidad. Sin embargo, las representaciones son mucho más limitadoras. Las comprensiones se explican a través del proceso. Las representaciones se explican a través de su definición. Las representaciones se prestan a las estadísticas, lo rígido, lo digital y a la afirmación de “la verdad”. Las comprensiones tienen espacio para los grises, resisten la categorización y permiten que cada persona participe de la interpretación.

El pensamiento simplista se siente cómodo con las representaciones, el pensamiento complejo prefiere la noción de comprensión. Beau Lotto en Deviate: The Science of Seeing Differently, destaca la relevancia de ser conscientes de la estrategia que utilizamos para dar sentido al mundo:

Los seres humanos tienen la capacidad de ver sus vidas y afectarlas con solo reflexionar sobre su proceso de percepción. Al tomar conciencia de los principios por los que funciona su cerebro perceptivo, puede convertirse en un participante activo de sus propias percepciones y, de esta manera, cambiarlas en el futuro.

Las etiquetas y categorías son representaciones, las historias y diálogos son comprensiones. Pasamos más tiempo contando historias, que recitando etiquetas. Al parecer la única excepción es cuando usamos vínculos y palabras clave en Internet. Don Norman en Things that Make Us Smart: Defending Human Attributes in the Age of the Machine, señala que:

Las historias tienen la oportuna capacidad de capturar precisamente aquellos elementos que los métodos de decisión formal dejan fuera. La lógica intenta generalizar, despojar la toma de decisiones de las emociones subjetivas. Las historias atrapan el contexto, atrapan las emociones. […] Las historias son acontecimientos cognitivos importantes porque comprenden, en un paquete condensado, información, conocimiento, contexto y emoción.

Las historias, especialmente cuando las cuenta alguien respetado, desencadenan una respuesta emocional que involucra de una manera que las etiquetas y categorías no son capaces. En una entrevista dada a Emol.com Antonia contó parte de su historia:

Antes de reconocer cualquier esfuerzo mío, creo que ellas hicieron mucho más. Yo trabajo en verano, pero mi hermana lo hizo siempre después de clases [...] y mi mamá también tiene sus propios problemas, y se le ha dificultado trabajar; siempre fue una organización, con amor, pero caótica […] Teníamos un tío que nos ayudaba a pagar la luz, de un día para otro dejó de pagar, y si bien yo le agradezco lo que hizo, quedamos con una gran deuda por eso. […] Mi profe jefe, Valentina Asenjo es excelente, se le nota tanto la pasión por la literatura y enseña muy clarito […] Antes me daba vergüenza el TOC, y cuando salió Gabriel Boric, para mí fue como una muestra de que puedo lograr cualquier cosa.

Las etiquetas ofrecen eficiencia, pero lo hacen a expensas del sentido, profundidad y riqueza de nuestro mundo complejo, restringen la comprensión, limitan las opciones, la creatividad y la innovación. Existe una alternativa. Dialogar y crear historias abiertas y dinámicas, basadas en comprensiones evolutivas y no en etiquetas limitadoras y simplistas. Antonia nos regaló un consejo:

Lo primero, es que no importa los baches que te ponga la vida; con esfuerzo todo es posible. Y segundo, es que no vean el estudio como una carga, sino que lo vean como entretención, si encuentran un texto que les recuerda algo, piensen que es su favorito y léanlo con amor.



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