¿Procesos de Validación Biométrica, un problema o una solución?

Sin duda, una de las preocupaciones más grandes de la Banca y de las autoridades es frenar los fraudes bancarios, según cifras de las autoridades entre Enero y Septiembre del 2020 se documentaron 8.6 millones de quejas de posibles fraudes Bancarios.

Además de las acciones que ha realizado la Banca como robustecimiento de controles internos para evitar fraudes ocasionados por empleados, creación de tarjetas de crédito digitales con CVV dinámico, también un proceso relevante es la validación de huellas digitales registradas en el INE a través de la credencial para votar.

La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) estableció las reglas que las instituciones bancarias tienen que acatar acerca de la validación biométrica de las personas que vayan a celebrar contratos de operaciones activas o pasivas, las cuales se ponen en marcha a partir de marzo del 2020.

De acuerdo con lo anterior es muy relevante que los usuarios de servicios bancarios estén prevenidos con estas medidas con la finalidad de que puedan realizar sus contratos o transacciones bancarias sin mayor contratiempo.

A continuación detallo las condiciones principales de estas medidas:

1.    Cuando los clientes se identifiquen con credencial para votar (INE o IFE) vigente, el Banco estará obligado a realizar una validación biométrica de sus huellas dactilares y compararlas con el registro que conserva el INE.

2.    Esta validación deberá efectuarse previo a la contratación de algún crédito, servicio o transacción bancaria.

3.    En caso de que el cliente no cuente con INE vigente, podrá identificarse con pasaporte nacional vigente, adicionando otra identificación como puede ser, cédula profesional o licencia de conducir, éstas podrán variar dependiendo de las políticas de cada Banco.

4.    El Banco estará obligado a realizar las validaciones correspondientes al pasaporte para garantizar su validez, así como cotejar datos de la identificación adicional.

El gran reto que tiene la Banca es encontrar un equilibrio entre disminuir el riesgo de fraude y el servicio al cliente.

En esta era en donde la digitalización de los procesos están avanzando a una velocidad insospechada, en donde la propia pandemia nos ha obligado a realizar transacciones desde nuestros hogares y en donde los Bancos estamos incentivando que los clientes asistan cada vez menos a las sucursales y usen más los medios digitales, nos encontramos con estos dilemas.

Sin duda usar la tecnología para realizar estas validaciones biométricas de forma remota, inclusive a través de los smartphones de los clientes aprovechando reconocimiento facial, de voz o las propias huellas dactilares, será uno de los grandes retos para facilitar la operación de los clientes, pero generando una mayor certidumbre en las operaciones.

Desde mi punto de vista este proceso de validación biométrica es muy útil para créditos al consumo o para la apertura de cuentas de cheques que permitan disminuir los robos de identidad.

No lo veo así para el crédito hipotecario que como ya lo había comentado en otra ocasión el riesgo más alto está en la parte vendedora y no tanto en el acreditado.

En específico en este producto ayudaría más en modificar la norma y agregar a la ley del notariado la obligación de la validación biométrica de los notarios públicos que dan fe de las firmas de los créditos hipotecarios, de esta manera el notario podría efectuar la validación biométrica tanto para la parte compradora (acreditado) como para la parte vendedora (de la cual el Banco no puede hacer nada).

Esto permitiría darle esa obligación a la figura que de por si hoy da fe pública y garantiza la identidad de las personas que participan en la compraventa de un bien inmueble.