Profesión y docencia
La experiencia profesional enriquece el rol docente con técnicas actualizadas que favorecen el aprendizaje de los alumnos, pero exige indiscutiblemente una formación pedagógica aplicada.
Cuando recapitulo mi vida laboral, rápidamente visualizo dos imágenes muy claras: mi experiencia dedicada a la Gestión de Recursos Humanos y mi experiencia como profesora universitaria, con una base previa como docente. Esta breve descripción personal es a modo de introducción de este escrito con la finalidad de poner en debate, si todo profesional dedicado a la docencia debiera estar capacitado formalmente en técnicas pedagógicas.
Durante el cursado de mis dos carreras y de las especializaciones de posgrado, reuní un cúmulo de conocimientos valiosos que excelentes maestros me han transmitido; como así también experiencias que no favorecieron mi aprendizaje, pero si avalaron mi convicción de que todo profesional para desarrollarse como docente en educación superior, requiere de una formación pedagógica específica y constante.
El éxito de un proceso de enseñanza – aprendizaje está determinado por la transformación de pensamientos y conductas que se generen a partir del intercambio de conocimientos y experiencias, por lo cual es clave el perfil del docente universitario.
La UNESCO en su DECLARACIÓN MUNDIAL SOBRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR y SOCIEDAD VOL. 9 N° 2: 97-113, en unos de sus artículos expresa: “Un elemento esencial para las instituciones de enseñanza superior es una enérgica política de formación del personal. Se deberían establecer directrices claras sobre los docentes de la educación superior, que deberían ocuparse, sobre todo, hoy en día, de enseñar a sus alumnos a aprender y a tornar iniciativas, y no a ser, únicamente, pozos de ciencia. Deberían tornarse medidas adecuadas en materia de investigación, así corno de actualización y mejora de sus competencias pedagógicas mediante programas adecuados de formación del personal, que estimulen la innovación permanente en los planes de estudio y los métodos de enseñanza y aprendizaje…”
También podemos acceder a múltiples investigaciones de diferentes organismos dedicados a la educación que respaldan la necesidad de la formación pedagógica para los docentes de enseñanza superior.
Es importante destacar que un formador universitario con desarrollo de competencias didácticas imprime de una manera diferencial el proceso de enseñanza, dando un lugar de privilegio a la generación de conocimientos del alumno.
Otro aspecto muy importante a considerar es que los alumnos universitarios aprenden como adultos, lo que implica a su vez aplicar recursos de enseñanza – aprendizaje adaptados.
El debate ya no debiera existir, se debieran generar políticas de Estado que formalicen la capacitación pedagógica de profesionales no docentes que aseguren en proceso de enseñanza – aprendizaje, acciones claves como: aprender, enseñar, transmitir, recibir, pensar, y modificar conductas.
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