¿Puede un entrenador que no ha sido jugador llegar a ser un gran entrenador?

La pregunta está siempre ahí: ¿Puede alguien que no conoce los entresijos de un sector llegar a ser un buen jefe? ¿Un entrenador que no haya sido jugador puede llegar a ser un gran entrenador?

Acudo a las palabras de Igor Paskual sobre el “jefe” de su banda, Loquillo. Cuando las lean, quizá piensen que no responden en absoluto a las preguntas planteadas y que no tienen nada que ver. Pero en el fondo las bandas y lo equipos funcionan de forma similar. Además, Igor es música y fútbol, pellizco y tormenta, guitarra y talento. Les dejo con lo que dice en su libro, “El arte de mentir”: “No siempre resulta fácil formar equipo. El Loco sabe perfectamente lo que quiere. Se comporta como un excelente director de equipo. Ése es quizá su mayor talento, mucho más que su presencia escénica, su carismática voz o su energía inabarcable. Él elige la banda. Mezcla gente muy diferente. Puede explicar lo que quiere sin saber un solo acorde. Lo que puede parecer un obstáculo máximo para trabajar en la música, es decir, no saber ni una sola nota en ningún instrumento, se convierte en una ventaja frente a otros artistas más formados. Muchas veces los músicos cuando escuchan una canción, se fijan en la secuencia de acordes, la parte del bajo o el sonido de la batería, dejando de lado el valor de una buena melodía o de un estribillo pegadizo. Ese desconocimiento de los mecanismos internos de la música le permiten apreciar las canciones desde el punto de vista del público. Una realidad que es inaccesible casi para el 100% de los artistas. Es decir, el Loco escucha exactamente lo mismo que sus seguidores”.