¡Qué bueno es superar la adversidad! ... cuando se trata de otros
“Todavía no ha existido una persona en la historia que haya vivido una vida fácil y cuyo nombre valga la pena recordarse” – Theodore Roosevelt
Muchas de las películas más inspiradoras nos muestran la historia de personas que superan increíbles dificultades y que por encima de ellas (o debiéramos decir, gracias a ellas) logran resultados extraordinarios. Compartimos en Facebook los videos de atletas discapacitados que llegan a la meta, ganan medallas, nos emocionamos y decimos ¡que increíble!
Pero cuando se trata de nosotros mismos evitamos a toda costa el sufrimiento, el estrés y el dolor, ya sea este físico o mental; cuando la única forma que tenemos de progresar es empujando cada vez más la valla y eso nos va a doler. Siempre.
Darren Hardy nos decía “Tienes 2 formas de reaccionar a una herida, dejas que te desangre o la conviertes en una cicatriz que te hace más fuerte” entonces, para ser más fuertes tenemos que asumir riesgos, que a su vez nos van a llevar a lugares donde nos vamos a sentir inseguros y de donde es muy probable que salgamos golpeados y sangrantes pero justamente son esos los procesos que nos fortalecen y hacen crecer.
Estamos en una sociedad que nos vende cada vez más comodidad, cuando justamente lo que necesitamos es ponernos incómodos para progresar. Debemos generar estrés y complejidad en nuestra vida para llegar a la siguiente etapa. Tenemos que enfrentarnos a nuevas situaciones que van a demandar de nosotros mayor esfuerzo, mayor aprendizaje y mayor dedicación. Sólo así se avanza.
“Lo que te ha traído hasta aquí no te va a llevar al siguiente nivel” La trampa del éxito es la razón No. 1 por la que empresas y personas que llegan a lo más alto son incapaces de mantenerse allí. “Si siendo como soy he logrado todo esto por qué cambiar” es algo que nos decimos todos en forma recurrente, pero lo único que logramos con esta actitud es limitar nuestro crecimiento.
La famosa “mentalidad ganadora” es, creo yo., una “mentalidad retadora” nadie que haya tenido éxito no ha sufrido para lograrlo, sea superando situaciones personales dolorosas o por el esfuerzo y sacrificio que significó llegar a la cima.
Si sólo corremos por los caminos que ya conocemos ¿cómo vamos a llegar a nuevos destinos?
Diego González T.
La suerte ama a los valientes.