¿Qué es la intolerancia a la fructosa?
La fructosa es un hidrato de carbono que se ingiere primeramente como sacarosa (azúcar de mesa), que se hidroliza en el intestino delgado en fructosa y glucosa.
Se trata de un monosacárido que se encuentra ampliamente distribuido de forma natural en las frutas y también en la miel y algunas verduras.
En las últimas décadas se ha ido incluyendo cada vez con mayor frecuencia en productos manufacturados por ser el azúcar más dulce, sobre todo en forma de jarabe de maíz rico en fructosa.
Además, también son fuente de este monosacárido los alimentos que contienen sacarosa, pues de su hidrólisis se obtiene fructosa, o aquellos con sorbitol, ya que es transformado en fructosa en el hígado.
La intolerancia hereditaria a la fructosa es un trastorno por el cual una persona carece de la proteína necesaria para descomponer la fructosa.
Es un trastorno genético de herencia autosómica recesiva en el que aparece un déficit de la enzima fructosa-1-fosfato aldolasa hepática (aldolasa B).
El cuerpo no puede transformar la forma de azúcar que almacena (glucógeno) en glucosa. En consecuencia, el azúcar en la sangre disminuye y se acumulan sustancias peligrosas en el hígado.
Se ha demostrado la absorción incompleta de fructosa en un porcentaje considerable de sujetos sanos con la aparición de síntomas de diarrea o dolor abdominal cólico tras la ingesta de una determinada cantidad de este azúcar.
Este tipo de intolerancia a la fructosa es hereditaria, por lo que, si ambos padres portan una copia defectuosa del gen de la aldolasa B, cada uno de sus hijos tiene un 25% (1 de 4) de probabilidades de resultar afectado.
La ingesta de fructosa, ya sea como monosacárido o disacárido (sacarosa), induce un cuadro clínico con vómitos, hipoglucemia, convulsiones y diarrea, que preceden a la aparición de ascitis, ictericia y problemas en el hígado, como hepatomegalia.
Los síntomas suelen ser más graves en niños pequeños y más leves en adultos. La fuerte aversión que desarrolla el niño a los dulces, las frutas y otros alimentos que contienen fructosa es lo que salva su vida y hace que el diagnóstico pueda retrasarse hasta la edad adulta.
El objetivo del tratamiento consiste en eliminar de la alimentación toda fuente de fructosa, es decir, fructosa, sacarosa y sorbitol (tabla 1.).
Esta restricción debe ser estricta, ya que la correcta adherencia previene, minimiza e incluso revierte las manifestaciones clínicas de la enfermedad.
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En caso de síntomas agudos los pacientes deberán ser ingresados para administración de glucosa intravenosa y tratamiento de soporte del resto de las manifestaciones.
Por tanto, el tratamiento de la intolerancia hereditaria a la fructosa implica la realización de una dieta estricta sin fructosa (ingesta máxima de 1-2g de fructosa al día), tanto en forma de monosacárido como de disacárido (sacarosa). Así mismo, hay que evitar la ingesta de sorbitol, que puede metabolizarse en fructosa en el hígado.
Con respecto a las verduras, durante el proceso de cocción se pierde parte del contenido en fructosa, por lo que son preferibles así que su consumo crudo, siempre y cuando, desechando el agua de cocción.
Para endulzar los alimentos, se puede utilizar glucosa pura, maltodextrina o almidón.
También es fundamental leer con detenimiento el etiquetado de los alimentos y fármacos.
Se debe tener especial cuidado con los alimentos <<sin azúcar>> o <<sin azúcares añadidos>> sin especificación, puesto que pueden estar edulcorados con fructosa, sorbitol u otros productos no tolerados.
Finalmente, se recomienda a las personas con intolerancia hereditaria a la fructosa aportar suplementos vitamínicos como vitamina C, folato, complejo B y fibra, ya que los alimentos prohibidos son las fuentes principales de estos nutrientes.
Si presentas alergias y/o intolerancias a determinados grupos de alimentos y nutrientes, consulta con nuestros especialistas en Online Medicus para adaptar tu alimentación y mejorar tu calidad de vida.
Escrito por: Alejandro Monzó Elvira. Dietista-Nutricionista. COL. CV01348
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1 añoHola, por otro lado tendríamos la "malabsorción a la fructosa" , que tiene una sintomatología parecida a la "malasorción de la lactosa". También la podemos encontrar mencionada en la literatura como "intolerancia intestinal a la fructosa"
Consultora de Nutrición y Alimentación
1 añoUn artículo muy completo, solo añadiria que es fundamental reconocer que las personas que enfrentan la intolerancia a la fructosa no tienen que sacrificar su vida social. La comunicación abierta con amigos y familiares sobre las necesidades dietéticas es clave, y la búsqueda de opciones seguras en restaurantes y reuniones sociales puede hacer que estas experiencias sean igual de gratificantes y saludables. Ademas de destacar la importancia de la educación pública sobre la intolerancia a la fructosa para crear conciencia y comprensión en la sociedad en general. Esto puede ayudar a las personas afectadas a sentirse más apoyadas y comprensivas en su entorno. .
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1 añogracias Laura Sánchez Anguita por ayudar a difundir