¿Qué futuro para el Pacto por el futuro?

The UN has launched a Pact for the Future that talks about supporting science and young people, but it lacks mechanisms that specify measures to get out of the planetary crisis. The question that is in the air is: are we civilizing ourselves to death?

(English summary at the end)

La ONU ha lanzado un Pacto por el futuro que habla de apoyar la ciencia y a los jóvenes, pero que adolece de mecanismos que concreten medidas para salir de la crisis planetaria. La pregunta que está en el ambiente es ¿nos estamos civilizando hasta la muerte?

En medio de un panorama mundial marcado por conflictos, crisis climática y desigualdades crecientes, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha presentado una iniciativa ambiciosa: el Pacto por el Futuro. Este documento, firmado por líderes mundiales el 22 de septiembre de 2024, busca revitalizar los esfuerzos globales para enfrentar los retos más apremiantes de nuestro tiempo.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha sido enfático al señalar la gravedad de la situación actual. Los conflictos se multiplican, la crisis climática devasta comunidades y las nuevas tecnologías avanzan sin una regulación adecuada. Además, por primera vez en su historia, el Índice de Desarrollo Humano experimentó una caída en 2019, reflejando un retroceso en el bienestar global.

¿Qué hacer?

El Pacto por el Futuro es un documento de 61 páginas que incluye 56 compromisos distribuidos en 5 temas principales: financiación para países de bajos ingresos, esfuerzos por la paz y la seguridad, movilización de la ciencia (esto sí es una novedad), mayor participación de los jóvenes (otra novedad, particularmente porque reconoce que las generaciones futuras serán quienes vivan con las consecuencias de las acciones o inacciones actuales) y reforma de la gobernanza de la ONU y de las instituciones financieras globales.

La elaboración del Pacto se destaca por su enfoque colaborativo (otra novedad significativa). A diferencia de otros acuerdos de la ONU, este documento se creó mediante la cooperación entre representantes de diferentes países y áreas temáticas, rompiendo los tradicionales "silos" que dificultan el abordaje de problemas transversales.

Pero ¿tiene futuro?

El problema de fondo es que, a pesar del amplio consenso alcanzado (solo Rusia, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia, Siria y Nicaragua se opusieron), el Pacto adolece de mecanismos para que esas buenas intenciones se concreten. Eso incluso puede explicar su amplio consenso.

La sensación general, como cuenta Nature, es que todo esto está muy bien, pero que nos estamos quedando cortos para aportar las respuestas que requiere la crisis civilizatoria que padecemos. Un síntoma más de que la ONU es otra institución decadente en este modelo humano que muestra síntomas de agonía.

¿Civilizados hasta la muerte?

A la vista de la gravedad de la crisis planetaria y de nuestra incapacidad para reaccionar, la pregunta que se hace la consultora holandesa Minou Schillings está totalmente justificada: ¿nos estamos civilizando hasta la muerte?

Plantea que estaremos atrapados en una civilización antinatural y destructiva hasta que implosione y que será esa implosión (a la que parece que nos dirigimos) la que nos permita aprender del pasado y cambiar los horizontes.

¿Por dónde empezamos? Schillings sugiere que empecemos cuestionando la civilización, nuestras necesidades, nuestra idea de comodidad, felicidad, realización y prosperidad. Es una idea que también está en el ambiente, pero sería un buen comienzo que se generalizara en la sociedad: demostraría que realmente estamos dispuestos a reaccionar.

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Summary in English

In a world increasingly defined by conflicts, climate crises, and growing inequalities, the United Nations (UN) has launched an ambitious initiative: the Pact for the Future. Signed by world leaders on 22nd September 2024, this document aims to reinvigorate global efforts to tackle the most pressing challenges of our time.

UN Secretary-General António Guterres stressed the severity of the current situation, noting the proliferation of conflicts, the devastation caused by the climate crisis, and the unregulated advancement of new technologies. He also highlighted that, for the first time in its history, the Human Development Index declined in 2019, reflecting a global regression in wellbeing.

New elements

The Pact for the Future is a 61-page document comprising 56 commitments across five key areas: financing for low-income countries, efforts towards peace and security, the mobilisation of science, greater youth participation, and the reform of UN governance and global financial institutions. Notably, the inclusion of science and youth involvement are significant new elements, particularly the recognition that future generations will bear the consequences of today's actions or inaction.

A distinctive feature of the Pact is its collaborative approach. Unlike previous UN agreements, this document was developed through cooperation between representatives from various countries and thematic areas, breaking away from the traditional silos that have often hindered comprehensive solutions.

Concerns

However, despite the broad consensus achieved—only Russia, Iran, North Korea, Belarus, Syria, and Nicaragua opposed it—there are concerns about the pact's future effectiveness. The primary issue lies in its lack of concrete mechanisms to translate these good intentions into actionable results. This could also explain the widespread agreement, as there is little to enforce or ensure these commitments are met.

The broader sentiment is that while the Pact is a step in the right direction, it may fall short of addressing the civilisation-level crisis we are facing. As Dutch consultant Minou Schillings provocatively asks: Are we civilising ourselves to death? She argues that we may be trapped in a destructive civilisation until it collapses, and only then can we learn from the past and set new horizons. Her suggestion is to start by questioning our civilisation, our needs, and our ideas of comfort, happiness, fulfilment, and prosperity—perhaps a crucial first step towards real change.

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