Que los despidos en tiempos de COVID no nos hagan perder la perspectiva…

Nos encontramos desde hace un par de meses inmersos en una especie de film enloquecedor, al estilo Matrix, (como bien nos dijo un apreciado colega) en el que conviven diferentes realidades.

Sectores de primera necesidad (sanitario, alimentación, transporte etc) a los que les faltan horas, días y semanas para poder llegar a todo. Que están desde hace dos meses sobrepasados en todos los sentidos, donde las decisiones se toman con rapidez, casi sin demasiado tiempo para sopesarlas, donde el esfuerzo y la coordinación de los equipos, es vital para avanzar en el día a día.

Por otro lado, todas aquellas empresas que se encuentran “a medio gas”, entre fases…, esperando superar la Fase 0 y poder pasar a la Fase 1, buscando la manera de adaptarse a las nuevas normativas exigidas, navegando en la incertidumbre legal y laboral que nos rodea y aquellas que se quedaran en el camino, arrastradas por un tsunami devastador, que lamentablemente no les ha permitido asimilar la situación para poder reconducir su rumbo y seguir navegando.

Estoy segura, que en todas estas realidades, tenemos a los equipos en warm-up, preparados, con ganas de remontar, de volver a esa “normalidad”, para unos es reiniciar la actividad laboral, para otros es moderar ritmo y poder coger fuerzas para seguir, para otros es emprender un nuevo viaje hacia la búsqueda de nuevas oportunidades….

En este camino, habrá empresas que deberán tomar decisiones con un impacto directo en sus colaboradores, decisiones de salidas, de ERE’s, de reorganizarse para poder sobrevivir. Otras aprovecharán la coyuntura para llevar a cabo salidas puntuales, pospuestas debido a la situación actual, que deberán ejecutar en breve.

En ambos casos, solo quiero poner encima de la mesa una reflexión: que los despidos en tiempos de COVID no nos hagan perder la perspectiva, los valores de nuestra compañía, el alma de nuestra empresa, y si no los acabábamos de tener al día, que salgan ahora.

Que pese a tener que ejecutarse muchos de ellos on line, que nos impedirán poder mirar a los ojos a las personas, que nos llevaran a un espacio de interacción frío, despersonalizado, mediante cartas de despido enviadas por burofax, comunicaciones en sala zoom, sin la posibilidad que hayan miradas cálidas, abrazos de despedidas de compañeros…, no perdamos nuestra esencia.

Las empresas tienen razón de ser, en cuanto a los equipos que las forman, sin ellas, no llegaríamos a alcanzar el nivel de ingresos necesario/ deseado de las compañías. Las personas son el motor, seamos fieles a nuestras palabras seguro mencionadas en nuestros manuales de bienvenida.

Managers, directivos, empresarios, gestores de personas, hagamos hincapié en todos estos matices que nos hacían diferentes en la contratación, y dediquemos esfuerzos, energía y recursos para que sí nos hagan diferentes en la desvinculación.

Preparemos bien las entrevistas de salida, de comunicación de cese de actividad, de despido. Estemos a la altura de las circunstancias, de manera humana, cercana y con respeto. Ayudemos a nuestra gente, a los que emprenden un nuevo camino, brindándoles el apoyo y asesoramiento necesario, y también a los que se quedan, los que seguirán trabajando duro para remontar y seguir creyendo en los valores de la empresa. Que no piensen que estos dos meses sin respiro, no han servido para nada y que sientan su orgullo de pertenencia.

Después de muchos años acompañando a las empresas y a las personas en momentos de reestructuraciones, constato que la pérdida del puesto de trabajo, incluso para el más preparado del planeta, es un proceso doloroso, solitario, y con dosis altas de contenido emocional, tanto para la persona que sale, como para el resto del equipo que permanece en la compañía.

Pese a las circunstancias del momento, no nos escondamos detrás del COVID para justificar la medida. En algunas situaciones, el por qué se ha tenido que tomar la decisión, tendrá menos peso que el cómo se lleve a cabo esta decisión.