¿Quién es aquél que cree en ti?

¿Quién es aquél que cree en ti?

Me gustaría compartir una reflexión con vosotros, que el otro día hice en un partido de baloncesto al que acudí como público; la verdad es que yo no he sido nunca asiduo a ver deportes, pero el jugador era uno de mis hijos, y en la medida de lo posible, intento acudir todos los fines de semana al polideportivo donde juegan. No son unos cracks, o al menos los resultados no les avalan, pero el caso es que permiten que la semana cobre sentido. Mires donde mires, los padres estamos como locos dando instrucciones sin ton ni son, y dándoles aliento, aunque las cosas salgan mal. Creo que, en cierto modo, nos permite desahogarnos de la semana. 

Recalco que no he sido seguidor nunca de ningún equipo, ni de fútbol ni de baloncesto, no me he sentido fan de nada nunca en lo que a deportes se refiere, pero claro está que por mis hijos hago cualquier cosa. Y cuando empecé a ir a los partidos tanto de futbol como de basket, comencé a entender a esos forofos que en los bares gritan a las pantallas, y les dan instrucciones a los jugadores de como hacer mejor las cosas. No suelo ser muy comedido en el campo, aunque tampoco soy de los peores, pero sí, me meto un poco en el papel, y me lo paso teta. El caso es que veo a mi hijo disfrutar con lo que hace, ha adquirido mucha confianza en si mismo con este deporte, y me siento muy orgulloso.

Intento hablar con él antes del partido, sobre lo que tiene que hacer, le recuerdo algunas jugadas de partidos anteriores donde ha destacado y conversamos sobre qué objetivo nos planteamos para el partido que va a jugar. Este fin de semana pasado, encestó tres puntos, me quedé sin habla en el campo, además fueron casi seguidos. ¡¡Copón!! Va a parecer una chorrada, pero se me paró el mundo, en ese puñetero instante, lo prometo se paralizó el tiempo; me di cuenta de que tras cada acierto que mi hijo hacía, instantáneamente buscaba mi mirada. Que mágico fue; eso si mis ojos se llenaban de lágrimas de emoción…de hecho a día de hoy, aún no se ni como pude disimular…

La verdad es que no suelo ser el típico padre chapas, pero es verdad que para mi es importante, que encuentre su sitio, un lugar que le haga sentir bien y creo que ha encontrado un deporte que le permite destacar y ser él mismo. No se si le habré ayudado, con las conversaciones que hemos mantenido, si las cosas que le he dicho le calan, y si aquellas que le diré le ayudarán. Creo que mucho de lo que está ocurriendo, es fruto de que él es un tipo muy válido, y que tiene una actitud excelente frente a la vida. Aún así, estaré para recordarle que puede conseguir todo aquello que se proponga.

Y de eso va mi historia hoy, de “estar ahí”. Y de la importancia que tiene, que alguien crea en ti. Pues cuando hay alguien que deposita su confianza en ti, realmente te da un súper marrón llamado responsabilidad, pero a la vez te carga de otro factor que te permite hacer mucho más de lo que crees que puedes hacer, el SÚPERPODER. Si, es como un súper poder que se nos concede, pues cuando alguien nos dice “puedes conseguirlo, tengo fe en ti”, hay menos barreras que nos limitan, y ya solo existen aquellas que nos ponemos nosotros mismos, pero gracias a que “el otro” cree en nosotros, esas barreras se reducen.

Se que el día a día no es una competición, o al menos si lo vemos así, el desgaste puede ser mayor, pero si bien es cierto, que si aún somos de esa clase de personas que quieren alcanzar sueños y que no se rinden al paso del tiempo: deberíamos entender la vida al menos como un juego. Un reto que comienza cuando suena el despertador, y que acaba cuando cerramos los ojos por las noches. Hay días que son difíciles de por sí, otros los hacemos nosotros mismos más difíciles aún, y en algunos casos, hay días en los que algún “semejante” ayuda a que sean mucho más complejos… Hasta el punto, en que esos días nos pueden hacer dudar de nosotros mismos.

Creer todos los días en nuestra valía, en nuestra capacidad, en nuestra fuerza, en nuestro valor, en nuestra entereza, “recorcholissss” (quedaría mejor un súper taco), en nosotros mismos es materialmente imposible, a no ser que nos repitamos – como dice Alex Dey en su libro “Créalo si se puede” – un mantra diario que diga, algo así como: “si se puede, si se puede, si se puede y lo haré”. Y no es que perdamos la fe en nuestra esencia, es que el entorno nos condiciona, y tenemos que ser muy fuertes para recordar y tener presente que el juego de lograr nuestros sueños se maneja entre lo que ocurre cuando sale el sol y cuando sale la luna.

Hoy tenemos que dar las gracias, ¿sabéis por qué? Por tener a nuestro alrededor a gente que cree en nosotros, que tiene fe en que lo vamos a conseguir, en que lograremos nuestros sueños. No están en los despachos, ni en las reuniones que mantenemos, están en las sombras, detrás de los teléfonos, en las comidas de los sábados, en los ratitos que encontramos para ser nosotros mismos y en la vulnerabilidad de nuestro chándal-pijama. Qué importante es, que alguien te recuerde lo que vales ¿verdad?

Marta Vadillo Pardo

🌟Formación, Consultoría y Coaching🌟: Liderazgo. Desarrollo de Equipos. Igualdad y Diversidad. 🧩Cultura Corporativa. Experiencia de Empleado. 🚀 OKR. 🚀Profesora FP Itinerario Personal para la Empleabilidad - FOL.

1 año

Disfruta de esos partidos de fin de semana y de recibir esas miradas mágicas, que no se cambian por nada

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