Relaciones personales, magnetismo y efecto solenoide
No sé por qué. O mejor dicho lo sé. Porque en el sol y en la luz, encontré desde pequeño los mayores misterios, y porque estos elementos naturales ejercieron sobre mí, en razón de su propio sigilo, una atracción muy extraña. - Emilio Pettoruti

Relaciones personales, magnetismo y efecto solenoide

Marta tiene buena vibra. Yanina es un ser de luz. Enzo transmite pura energía. En forma regular comparamos la relación entre personas con la energía, su afabilidad y relacionamiento para con los demás.

La realidad no está lejos de esto, como seres vivos de este contenemos energía y nos movemos en campos electromagnéticos. En el medio en que vivimos, hay campos electromagnéticos por todas partes, pero son invisibles para el ojo humano. Se producen campos eléctricos por la acumulación de cargas eléctricas en determinadas zonas de la atmósfera por efecto de las tormentas. El campo magnético terrestre provoca la orientación de las agujas de los compases en dirección Norte-Sur y los pájaros y los peces lo utilizan para orientarse. Será por todo esto que con frecuencia hablamos de la energía que emitimos, lo atraídos que nos sentimos, las “pilas” que tiene, la onda que emana.

Además de las fuentes naturales, en el espectro electromagnético hay también fuentes generadas por el hombre: Para diagnosticar la rotura de un hueso por un accidente deportivo, se utilizan los rayos X. La electricidad que surge de cualquier toma de corriente lleva asociados campos electromagnéticos de frecuencia baja. Además, diversos tipos de ondas de radio de frecuencia más alta se utilizan para transmitir información, ya sea por medio de antenas de televisión, estaciones de radio o estaciones base de telefonía móvil.

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En cierta forma nos comportamos como un emisor y receptor de energía dando y recibiendo en mayor o menor medida. De acuerdo a la reacción, es el voltaje o magnetismo que emitimos. Somos generadores de energía y al distribuirla podemos generar un entorno diferente. Nuestras relaciones son pura energía, y cuando queremos a atraer a alguien activamos nuestros campos magnéticos.

La energía electromagnética es emitida en forma de ondas por las fuentes naturales y por numerosas fuentes artificiales. Esas ondas consisten en campos eléctricos y magnéticos oscilantes que se influyen recíprocamente y de diferentes formas con sistemas biológicos tales como células, plantas, animales o seres humanos.

Algunos efectos biológicos pueden ser inocuos, como por ejemplo la reacción orgánica de incremento del riego sanguíneo cutáneo en respuesta a un ligero calentamiento producido por el sol. Algunos efectos pueden ser provechosos, como por ejemplo la sensación cálida de la luz solar directa en un día frío, o incluso beneficiosos para la salud, como es el caso de la función solar en la producción de vitamina D por el organismo. Sin embargo, otros efectos biológicos, como son las quemaduras solares o el cáncer de piel, resultan perjudiciales para la salud.

Para comprender mejor esa influencia recíproca, es indispensable conocer las propiedades físicas de las ondas que constituyen el espectro magnético.

Campos eléctricos tienen su origen en diferencias de voltaje: entre más elevado sea el voltaje, más fuerte será el campo que resulta. En el parangón que estamos construyendo en este texto bien podría describir el comportamiento de nuestras reacciones. Mientras más voltaje, más fuerte reaccionamos. A una “buena onda” reaccionamos positivamente, casi devolviendo lo que recibimos. La simpatía, una risa, la alegría de un coloquio o una anécdota divertida, todo es devuelto con la atención y al predisposición.

Tal vez la empatía, sea una forma de canalizar distintas energías en una misma dirección, o compensar de alguna manera.

En el ámbito amoroso, la caricia, el beso cuidado transmitiendo ese sentimiento verdadero por el otro, la mirada cuativadora en el silencio que envuelve a los cuerpos en un campo magnético, alimentando eso que sentimos y queremos transmitir. Sensaciones eléctricas que erizan la piel.

Mientras que los campos magnéticos tienen su origen en las corrientes eléctricas: una corriente más fuerte resulta en un campo más fuerte. Un campo eléctrico, existe aunque no haya corriente. Cuando hay corriente, la magnitud del campo magnético cambiará con el consumo de poder, pero la fuerza del campo eléctrico quedará igual. En este sentido, podemos hablar de cómo mantenemos nuestras relaciones familiares, personales o profesionales.

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En nuestras relaciones nos comportamos como bobinas eléctricas, emitiendo corriente en forma continua, influyendo en nuestro espacio y en el de los demás. Estas ondas generadas convocan o rechazan otras fuerzas, por lo que resulta imposible no poder reconocer nuestra influencia en todo aquello que no vemos pero sí percibimos.

Un Solenoide es una bobina formada por un alambre enrollado en espiral sobre una armazón cilíndrica, que se emplea en diversos aparatos eléctricos, y que crea un campo magnético cuando circula una corriente continua por su interior. Cuanto más corta es la longitud de onda, más alta es la frecuencia. las ondas electromagnéticas pueden producir efectos biológicos que a veces, pero no siempre, resultan perjudiciales para la salud. Es importante comprender la diferencia entre ambos sobre todo si este ejemplo sirve de parangón con esta bobina.

Aquellos que emiten una carga de energía negativa los conocemos como tóxicos, y es justamente porque su campo magnético expulsa ondas que al recibirlas son negativas, y muchas rozan nuestra sensibilidad física, pudiendo sentir el efecto en nuestra piel. Este tipo de personas no son sanas, son mensajeros de la mala onda. Son boicoteadores de sueños y de buenas ideas y lindos sentimientos. Suponen que lo bueno dura poco y la felicidad son sólo momentos y la centran fatalmente en la alegría y no en una decisión. Es difícil intentar hacer reflexionar a estas personas toxicas sobre su forma de operar. Se amparan en el realismo y es como si eso les diera cierto aval científico para decir lo que dicen. (Pero esto queridos amigos, es motivo para otra nota).

Lo que quiero decir, es que todo lo que nos pasa en nuestra convivencia diaria con las personas se debe a la emisión y manejo de estas energías, pero también en la capacidad de recibir o manejar aquellas que recibimos.

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Cuando a un solenoide se lo somete a un campo magnético negativo, este deja de comportarse de forma similar a la que lo hacía, de hecho los imanes pierden su poder de atracción y adherencia entre polos. El entorno ha cambiado. Sólo con una energía positiva de igual o mayor intensidad puede cambiarse ese mismo entorno para tener la capacidad de lo generado.

Nos cuesta ver la influencia que tenemos sobre los demás y nuestro entorno, y entender sobre todo que todo aquello que nos pasa lo generamos de alguna u otra manera. Por esto es importante comenzar a revalorizar los vínculos personales, juntarse más allá de la pareja, tener vínculos sociales activos y frecuentes para retroalimentarnos positivamente. Los argentinos tenemos un don maravilloso de ser muy amigueros, familieros. Valoramos a la gente grande. Los abuelos son casi más importantes que los propios padres.

Estar conectados con el Creador de la energía no hace más que recargarnos de esa energía positiva que necesitamos para poder seguir adelante con todas y cada una de nuestras relaciones.

Ojalá pudiéramos mantenernos estables y sincronizar con los demás nuestro magnetismo. Propongámonos identificarlos, reconocerlos y desde ahí hacerles sentir desde nuestro testimonio y no desde nuestro discurso, que no es buen negocio lo que hacen y que una sonrisa y una ilusión trabajada con esfuerzo es la mejor realidad que queremos construir.

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