¿Renuncia o despido?
Existen dos conceptos que se están confundiendo recientemente: la renuncia silenciosa y el despido silencioso. Ambos están activos en el mundo empresarial, pero son muy diferentes, comencemos por aclararlos.
La renuncia silenciosa es la percepción de algunos líderes sobre la reducción del compromiso de sus colaboradores con la empresa, se distingue por no tomar nuevos proyectos, no mostrarse motivado o bien, no encontrarse disponible de la misma forma en que se estaba disponible anteriormente. En pocas palabras, se percibe que están renunciando de manera pasiva o silenciosa, de ahí el nombre.
El despido silencioso, por otro lado, se da cuando el colaborador percibe que no se le asignan tareas que brinden crecimiento, o se le asignan tareas demasiado complejas que van más allá de su competencia profesional, en ambos casos hay un desbalance que hace percibir al colaborador que la empresa ya no lo desea en el equipo.
La renuncia silenciosa, no debería ser llamada así, porque se asume que es el colaborador el único responsable al «renunciar» a sus deberes, cuando en realidad se trata de un resultado de los altos niveles de presión y demanda que se han experimentado en fechas recientes. Para nadie es secreto qué a partir de la pandemia, el mundo en general está sintiendo mayores niveles de estrés y actualmente, de acuerdo a los resultados más recientes de la investigación del APA (American Psychological Association) demuestran que 9 de cada 10 visitas al médico se dan por enfermedades relacionadas al estrés. ¡Vaya número! Y nuestros colaboradores seguramente son parte de esta estadística.
En general podemos decir que la mal llamada «renuncia silenciosa» no es más que una consecuencia de los altos niveles de estrés de fechas recientes y que se trata de un síntoma más que de un padecimiento, es la punta del iceberg que nos dice que es tiempo de hacer algo, de reducir el estrés, incrementar el bienestar y balancear los descansos de nuestros colaboradores.
El despido silencioso, por otro lado, puede deberse a varios factores, desde el típico ejemplo en el que al mejor colaborador se le termina sobrecargando con más trabajo, ignorando a otros que también quieren crecer profesionalmente mientras se lleva al «burnout» hasta alguna situación en la que se pierde la confianza en un elemento y se termina por no asignarle mayores responsabilidades. En ambos casos, se percibe por el colaborador como un despido no verbal, un bloqueo en su carrera.
¿Alguna vez has sufrido de despido silencioso? Aquí algunas de las señales:
- No te involucran en nuevos proyectos
- No te dan información sobre crecimiento
- No tienes un plan de crecimiento claro o motivante
¿Estás sufriendo de la mal llamada «renuncia silenciosa»? Aquí algunas señales:
- No te sientes igual de motivado
- Estás extremadamente cansado emocionalmente
- Tienes dolores de cabeza y de espalda de forma continua
- Tu medico te ha diagnosticado problemas de estrés
- No sientes la conexión con el propósito de tu trabajo
Para evitar, tanto la renuncia silenciosa como el despido silencioso, es importante aplicar una herramienta llamada EFC, la cual explico con detenimiento en mi libro El Método del Salario Emocional, de venta en Amazon.