Respuestas a las preguntas más retadoras sobre la compensación de carbono, pt. I
Santiago estudió Ingeniería en Energías Renovables. Además de ser cofundador y CEO de Toroto, es Director del consejo de Student Energy. En Toroto lidera un equipo técnico que opera soluciones basadas en la naturaleza, restauración ecológica, mercados de carbono y más.
Pocas veces en la humanidad nos hemos enfrentado a una situación de tanta urgencia y cuya resolución sólo es posible a través de la acción colectiva; colaboración entre individuos de nuestra especie y de otras, entre sectores y con todos aquellos entes con los que quizá nunca pensamos tener que relacionarnos. Esta urgencia es la crisis climática que vivimos, producto de la emisión desmesurada de gases de efecto invernadero a la atmósfera que ha caracterizado el último siglo en el planeta Tierra.
Una forma real de mitigar el daño que le hemos causado a la atmósfera es a través de proyectos de compensación de carbono. La compensación de carbono es el conjunto de estrategias y soluciones tanto tecnológicas como biológicas y geológicas, que nos permiten capturar dióxido de carbono equivalente de la atmósfera y almacenarlo por periodos prolongados de tiempo, de tal forma que los efectos del cambio climático se vean reducidos. Una forma efectiva es compensar carbono a través de implementar soluciones basadas en la naturaleza y el correcto manejo territorial.
La compensación de carbono es un tema polémico por sus diferentes alcances y retos, sin embargo, nosotros consideramos que es una herramienta poderosa y eficaz para combatir la crisis climática. No obstante, muchos son los discursos que buscan desmentir esta estrategia. Entendemos estas posturas, y por lo mismo, es que decidimos confrontarlas y contestarlas con nuestra experiencia y conocimiento, y quien mejor que nuestro CEO y cofundador como vocero.
Toroto: Más allá de capturar dióxido de carbono atmosférico y contribuir a frenar la crisis climática, ¿por qué compensar?
Santiago: En el entender que la causa sistémica de la crisis climática tiene que ver con las externalidades de las empresas y los sistemas de consumo dentro de los cuales vivimos, uno de lo procesos más importantes que debe suceder para llegar a una economía neutra en impacto climático es la internalización de los impactos socioambientales negativos de la operación de cualquier actividad económica. Entonces, por ejemplo, una empresa que contamina debe internalizar ese hecho y no verlo como algo que ya está fuera de su cadena de suministro. Hemos visto un montón de herramientas y mecanismos que empujan y generan instrumentos para que las empresas puedan ejecutar esta internalización, o para que la economía en general pueda internalizar lo que hasta hace poco eran externalidades.
Ahora, en este proceso de internalización lo primero que hacen es medir el impacto que están teniendo y en ese sentido la única manera de llegar a una economía neutra en impacto ambiental es invirtiendo en proyectos de acción climática que restauren los servicios ecosistémicos que están siendo destruidos como consecuencia de la operación económica. Estos servicios ecosistémicos son principalmente secuestro de carbono, infiltración hídrica y corredores biológicos, entonces, compensar tiene que ver con regenerar la capacidad ecosistémica de ofrecer los servicios que consumimos para tener una actividad económica en primer lugar. Por eso compensar. Más allá de capturar carbono o cualquier otro servicio.
T: ¿Cómo se relaciona la compensación de carbono con la protección de los bosques y los servicios ecosistémicos que éstos brindan?
S: Toda la Tierra ofrece servicios ecosistémicos; en cualquier pedazo de suelo puede haber infiltración hídrica o secuestro de carbono o corredores biológicos –y no siempre estamos hablando de un jaguar pasando, sino también incluso corredores que permitan la dispersión de semillas, o los pequeños mamíferos, insectos, microorganismos de suelo, en fin, de la biodiversidad. Puede haber todo lo anterior en cualquier pedazo de tierra. En un país como México y de hecho en general en el sur global, el estado de degradación de esta tierra hace que estos servicios ecosistémicos se vean bastante reducidos, pues simplemente la Tierra ha perdido su capacidad de ser nuestra aliada en la regulación meteorológica y climática de la que dependemos para vivir; entonces, si hemos de enfrentar la crisis climática de manera real, debemos despertar: no podemos hacerlo solos. Necesitamos que la Tierra recupere su capacidad de ofrecer servicios ecosistémicos para regenerarse y regularse a sí misma, y por lo tanto, conservar compatibilidad con la vida como la conocemos.
Ahora, la correcta gestión de un área de proyecto –que es sólo una manera técnica de llamarle a un pedazo de tierra– dependiendo de su vocación, será orientada a la restauración, a la conservación o al aprovechamiento sostenible. Cualquier de estas tres gestiones tendrá como consecuencia un incremento de los servicios ecosistémicos. Todos.
A veces sí hay casos técnicos en los que puede presentarse un compromiso, pero a nivel paisaje –si no nos clavamos en una pequeña hectárea– todo aquello que ayude a recuperar sus funcionalidades mecánicas va a secuestrar más carbono y va a infiltrar más agua y va a ser mejor corredor biológico para la biodiversidad. Es muy difícil que un paisaje manejado de manera correcta sólo secuestre carbono pero no infiltre más agua; es muy difícil que sólo infiltre agua pero no sea mejor corredor biológico. La gestión correcta tiene un impacto positivo en estos tres y muchos más servicios ecosistémicos, lo aseguro porque lo he vivido personalmente en Toroto.
Algo en lo que no puedo dejar de pensar, es en los servicios ecosistémico culturales. En Apan, Hidalgo, donde el maguey que es tan importante para la identidad cultural de la región está prácticamente extinto, lo que hemos hecho, en parte, resuena y cae en tan buen lugar porque hemos promovido la introducción de decenas de miles de magueyes de vuelta a la región, magueyes que pronto hijarán –se reproducirán– y se convertirán en cientos de miles y pronto habrá millones de magueyes en la región. Acá estamos restaurando servicios ecosistémicos culturales y recuperando la capacidad de la región de estar orgullosa por su patrimonio biocultural. Lo curioso es que todo esto también se financia por carbono, entonces, esta relación entre la compensación de carbono y los beneficios que ésta genera, claramente va mucho más allá. La gestión correcta de los recursos tiene una relación directamente proporcional con todas las virtudes que obtenemos de los servicios ecosistémicos. Es normal que si vemos un mapa donde hay más infiltración hídrica, también hay más carbono, porque ¿qué se necesita para que haya infiltración? Vegetación y suelo. Están íntimamente relacionados. Y no es coincidencia que estén íntimamente relacionados, estamos hablando del ecosistema, del mundo natural. Están ahí por consecuencia de millones de años de evolución, nada es por casualidad.
Recomendado por LinkedIn
T: Si pensamos en que la única razón por la que los proyectos de carbono forestal existen es porque los humanos creamos una crisis climática en menos de 500 años, ¿realmente qué tan ético es monetizar un bosque para resolver una problemática antropogénica?
S: Muchas gracias por la pregunta. Esta tal vez sea la pregunta que más me hago a mi mismo y me hacen, leo, la que menos te puedo dar una respuesta técnica de lo que está bien o mal. Ahora, respeto muchísimo la postura de que no se debe monetizar, sin embargo, es una postura que no puedo compartir. La crisis climática es el primer problema que enfrentamos como especie completa, y tiene una fecha de caducidad, es decir, si de aquí a 6 o 7 años no logramos reducir significativamente la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que se van a la atmósfera, vamos a estar en un problema serio, pero más urgente aún es que si hoy apagáramos todas las fábricas, prohibiéramos los vehículos de combustión interna, cerráramos las centrales termoeléctricas de combustión y dejáramos de usar aviones, incluso así, ya existen demasiados gases de efecto invernadero en la atmósfera como para que cumplamos con nuestras metas climáticas de no llegar a más de 1.5º C de aumento promedio y sobre todo no a 2º C. Es extremadamente urgente actuar.
La humanidad nunca ha enfrentado un problema en el que tiene tan poco tiempo; estamos acostumbrados a construirnos de manera intergeneracional y a evolucionar a través de cientos y cientos de años. Ahora tenemos menos de cinco décadas. Desafortunadamente no podemos resolver dos problemas al mismo tiempo sin seguir perdiendo aceleradamente la biodiversidad del planeta: problema uno, la podredumbre del sistema socioeconómico en el que nos encontramos, problema dos: la crisis climática que creamos. Efectivamente la crisis climática es consecuencia del ordenamiento sistémico dentro del cual vivimos, desafortunadamente no tenemos tiempo de resolver ambas a la par, tenemos que resolver la crisis climática ya con las herramientas que tenemos hoy y estas herramientas son financieras, son de naturaleza mercantil, nos guste o no. Precisamente porque la economía es el problema.
Entonces, no existe hoy la capacidad de restaurar la Tierra sin financiamiento –sobra decir que en el caso de Toroto, ese beneficio económico va directamente para los dueños de la tierra, que he de recordar son personas históricamente mal servidas por ese mismo sistema– entonces, ahora yo me pregunto, ¿el problema es que se moneticen o el problema es que lo moneticen las mismas entidades que son la causa de la crisis climática? Porque si los bosques son monetizados por sus dueños que son comunidades indígenas, campesinas o simplemente grupos sociales históricamente oprimidos en la gran mayoría del sur global, yo no veo absolutamente ningún problema, el problema es cuando la monetización sigue perpetuando dinámicas colonialistas de desigualdad, no la monetización per se. Si la monetización pudiese transformar la economía global, ¿eso no nos gustaría? Yo creo que sí. Ya no se vuelve tanto un problema, más como una solución.
T: La permanencia es una característica importante dentro de la compensación de carbono, sin embargo, bajo el imaginario –no tan imaginario– de que los bosques suelen quemarse con frecuencia –más debido a la presión ejercida por el cambio climático– ¿no resulta contraproducente capturar carbono y compensar emisiones a través de proyectos forestales, altamente combustibles?
S: Basta primero aclarar que todos los proyectos que emiten bonos de carbono en el mundo guardan cierta cantidad de bonos en un lugar que se llama alberca de contribución. Y el objetivo de esta alberca de contribución es que cuando hay reversiones inevitables, es decir, incendios o plagas u otra situación, tomamos bonos de este lugar y los ponemos a nombre del proyecto, y por lo tanto, nunca el proyecto tiene más reversiones inevitables que bonos emitidos. Ahora, la pregunta es cuántos bonos y qué porcentaje se va a una alberca de contribución: en México, hasta hace poco se consideraba que el 8% del total de bonos emitidos se destina a ésto, pero efectivamente, hemos visto recientemente que ese porcentaje de riesgo está subestimando la frecuencia incrementada a la que suceden incendios en el futuro como consecuencia de la crisis climática, por lo tanto si el 8% de los bonos está en esta alberca de contribución, probablemente deberían ser el 16% o 30% de los bonos. Hay protocolos extremadamente sofisticados que nos permiten monitorear esta problemática y también protocolos nuevos con el objetivo de hacer de esta alberca de contribución algo más representativo de la realidad, en función de un análisis de riesgo específico por tipo de proyecto, región y demás variables indispensables a tomar en cuenta. Volviendo a los incendios y desde una visión más comunitaria, los incendios están estrechamente relacionados a los bosques y son una parte fundamental de la salud de los bosques, entonces, es importante confiar en la capacidad y sabiduría de las comunidades que han manejado estos incendios como una herramienta más de gestión forestal.
He de decir que, un bosque bien gestionado es un bosque que sí tiene fuego y que al paso del tiempo aumenta muchísimo su cantidad de carbono; los incendios permiten el establecimiento de plántulas, y un bosque en crecimiento y joven es un bosque que captura mucho carbono. Hay árboles de 150 años que están muertos en pie y abajo de ellos, en el llamado sotobosque, hay millones de semillas y plántulas esperando un claro de luz para germinar y crecer. Los incendios son una cuestión de entender la forma en la que los ecosistemas funcionan naturalmente, no deben ser una amenaza para un proyecto de carbono forestal bien gestionado. La correcta gestión de un territorio contempla el uso del fuego desde tiempos inmemorables, sin embargo, es importante recalcar que lo anterior por supuesto no justifica ni absuelve incendios provocados irresponsablemente, ni aquellos producto directo del cambio climático; de la misma manera, tampoco quiero decir que la correcta gestión forestal sea promover incendios en todos los casos: los bosques viejos tienen un papel ecológico muy relevante e indispensable para la salvaguarda de materiales genéticos y culturales, por lo que la gestión de fuego, también es una cuestión proyecto-específico.
Por otro lado, para aquellas comunidades donde la gestión del fuego en proyectos forestales no es un saber tradicional o ancestral, siempre tenemos la capacidad de crear e implementar protocolos de riesgo. En todos los proyectos que nosotros operamos tenemos cuadrillas que hacen gestión de fuego. Siempre tendremos la opción de aprenderlo.
T: Pareciera que los países desarrollados contaminan y los países en vías de desarrollo compensan esa contaminación. ¿No es el mercado de carbono sólo una extensión del colonialismo de dichos primeros países?
S: Sí y no. La manera en la que el mercado de carbono está configurado hoy, digamos, la lógica que predomina detrás, sí es una lógica colonialista, porque en la mayoría de sus casos se pagan centavos o algunos pocos dólares a las personas dueñas de la tierra por tonelada de CO2 secuestrada, cuando claramente este precio no refleja los costos reales. Hasta apenas hoy estamos entrando en un periodo donde tal vez se empiecen a vislumbrar los costos reales de la acción climática. En ese sentido, está claro que el mercado es colonialista porque responde a una estructura lógica, donde si el mercado es colonialista, el mercado de carbono también lo es. Si el sistema es colonial, el mercado de carbono que existe dentro del sistema, también lo será. Dicho esto, volvería al inicio de esta respuesta, y me preguntaría: ¿quién se beneficia? Si podemos darle la vuelta a la página y quienes se beneficien de esta monetización sean las personas propietarias de la tierra, entonces, para mí ya no está mal. La verdadera respuesta está en darle la vuelta: así, implica una oportunidad; es diferente.
Si logramos alterar la forma en la que usamos e interactuamos con el mercado de carbono, con voluntad política y económica, tenemos que empezar por revalorizar a los dueños de la tierra. Ese sólo es el comienzo, hay mil cosas que hacer. Las estamos haciendo, pero no es fácil. Ahora, después de decir todo lo anterior, quizá no etiquetaría al mercado en sí como colonialista, sino que diría que en él existen lógicas colonialistas, y también hay lógicas que no lo son. De entrada yo creo que estamos en el lado correcto de las cosas si pensamos que la mayoría de los beneficios que son consecuencia de la monetización de enfrentar la crisis climática se van a ir a las personas que son dueñas de la tierra.
Ahora bien, no creo que sea como tal una cuestión únicamente del famoso discurso norte global vs. sur global. Si bien es verdad que hay tres bloques responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, a mi percepción, es una cuestión más de desigualdad social y económica, que de países. México emite aproximadamente el 1.4% de las emisiones globales y es la decimosexta economía mundial. Pensaríamos que no tiene sentido, sin embargo, México es un país sumamente desigual económicamente hablando. La desigualdad económica existe en todos los países y eso es más representativo. Lo que realmente sí está relacionado con quien emite, más que una región, es un sector socioeconómico. El sector socioeconómico con mayores ingresos son menos del 10% de la población y emiten aproximadamente el 50% de las emisiones a nivel global. Más que un tema norte o sur, es un tema de desigualdad socioeconómica.
Fin de la primera parte de la entrevista.
El colonialismo en el mercado de carbono, la permanencia y la ética detrás de trabajar de la mano de la naturaleza para resolver una problemática antropocéntrica es definitivamente materia en la que tenemos que seguir profundizando y ofreciendo alternativas, sin embargo, esperamos que las nuestras te resulten útiles y que con esta primera parte podamos abrir el diálogo e incentivar la reflexión sobre cómo resolver una crisis mientras la estamos viviendo día con día.
Te invitamos a continuar tu lectura con la segunda parte de esta entrevista en toroto.com. En ella hablaremos de adicionalidad, el verdadero precio de un bono de carbono y cómo se ve la correcta gestión del territorio.
Global Marketing Director I Fractional and Temporary Manager I International Consultant and Advisor I Board Member I ESG I Retail I F&B
2 añosBravo santiago