Rosa Pujol suelta a los monos y habla de la formación S.W.A.T.

Rosa Pujol escribió este email con una condición. Que no lo enviara hasta que subiera la formación a 300 €. Así que aquí lo tienes:

Poco se habla de que rodearse de gente que tiene un don, hace que tú intentes ser mejor día a día buscando el tuyo.

Hoy le presto mis monitos a uno de mis gorilas favoritos.

Yo no sé si en tu sector la atención al detalle es algo que se valore o no.

Yo siempre he creído que en los detalles se define el tipo de profesional que eres.

Y hay profesionales muy mediocres.

Y luego hay profesionales que no tienen suficiente con que esté bien, sino que tiene que estar perfecto nivel “mis clientes merecen lo exclusivo.”

Y ahora entenderás por qué te digo esto.

Hace poco me entrevistaron en un pódcast. Y la última pregunta me sorprendió.

Era un pódcast solo para mujeres, así que los hombres no pueden ir. 

Pero la última pregunta de la entrevista siempre es ¿a qué hombre de LinkedIn recomiendas?

Lo que me sorprendió no es la pregunta.

Es que Gigi, la entrevistadora, me dijo “yo creo que sé la respuesta, ¿quieres que conteste yo?”

Y yo le dije “claro, si te equivocas ya te corregiré”.

“Yo creo que el chico que recomendarías en LinkedIn es Samu Kortajarena”.

Y yo me reí.

Porque en ese momento me di cuenta de que sí, hablo de él mucho, porque yo soy mucho de recomendar lo que funciona.

Es obvio que si tengo que recomendar a alguien, recomendaré a Samu.

De hecho, le he mencionado en mi newsletter más veces de las que se merece. 

Y, si me sigues en LinkedIn ,sabrás que él me etiqueta a menudo. Y yo, también.

¿Te crees que yo dejaría que alguien mediocre fuera mi socio?

Nop.

Yo solo me junto con los mejores.

Y Samu es mejor que yo en muchas cosas.

En otras no, pero en muchas sí.

Por eso, cuando me pidió que leyera  la formación S.W.A.T.  antes de sacarla a la venta, casi me da un microinfarto.

¿Qué le voy a decir yo a mi socio?

¿Cómo voy a mejorar algo suyo?

¿Se le va la olla?

Y empecé a leer.

Y… aluciflipé. 

Aluciflipé porque era la primera vez que era incapaz de dar ideas de mejora.

Pero claro, no podía ir a Samu y decirle… no tocaría ni una coma. Porque lo mismo hubiera pensado que no tengo criterio.

O que todo me parece bien.

Y yo soy de discrepar mucho con él. No me hubiera creído.

Así que lo leí palabra a palabra.

Exactamente 24 veces.

Y a la quinta vez, desesperada por no saber qué mejorar, empecé a corregir faltas. (Yo es que tengo un poco de obsesión con eso).

Y a la sexta vez lo vi.

Sí podía mejorarlo. Así que empecé a dejar comentarios.

Vamos, lo que yo llamo “soltar al mono”.

Y bueno, le freí a notificaciones.

“Esta frase enfócala al revés”.

“A esto dale contexto”.

“Te propongo escribirlo así”.

Bueno, no me explico cómo Samu sigue siendo mi socio.

Porque… le amargué la vida.

Cada coma.

Cada frase demasiado larga.

Cada matiz de un personaje.

Cada palabra.

De las 204 páginas.

Me las leí 24 veces.

Y luego Samu cogió mis comentarios y, BOOOOM, soltó al gorila que lleva dentro.

Pero lo de darle ideas no tiene ningún mérito, seguramente hubiera llegado a las mismas conclusiones que yo con menos lecturas.

A ver, él es mayor que yo, tiene más experiencia y sabe más que yo. Es solo por un tema de que ha vivido más que yo.

Lo que sí tiene mérito mío es que corregí la ortografía y la gramática.

Samu no me dejó hacer una última revisión, así que es posible que me dejara alguna falta.

Que Samu tenga la humildad de pedirle a alguien que revise un texto suyo, ya me parece excepcional.

Pero que sea del tipo de copys que distingue “por qué” de “porque” es precisamente lo que le hace increíble.

Y no porque lo diga yo.

No.

Es porque el curso es la leche.

Pero además lo revisé yo.

Es decir; no es el típico curso de “uhhhh, voy a monetizar mi conocimiento.”

No, es un curso revisado por la señorita Rottenmeyer-no-te-voy-a-pasar-ni-una.

Es un curso para gente lista y de nivel.

No sé si tienes que comprarlo o no.

La verdad, a mí Samu me ha dado el curso gratis y me sé cada palabra de memoria.

Cada personaje.

Cada lección.

No exagero.

De hecho, Samu no me paga por esto que estoy escribiendo.

Y no dejaría que me pagara, porque yo soy de recomendar con el corazón y ya solo me faltaría cobrar por recomendar a mi socio. 

Solo por las horas que yo he invertido en revisarlo ya debería valer el doble. 

(Mi hora de curro no es barata).

Pero no.

El tío lo está vendiendo a un precio de curso normal de LinkedIn.

Si buscas un curso normal de cómo crear contenido, ni te plantees comprarlo.

Pero si buscas aprendizaje útil que ningún gurú-facturo-6-cifras te va a contar, lo mismo es una buena idea comprarlo.

Pero no porque lo diga yo.

Sino porque yo sé que tú, que me estás leyendo, estás hasta el moño de cursos que son refrito del refrito del refrito.

Este no tiene nada que ver con lo que has visto hasta ahora.

Este curso es casi como una novela.

Leerlo es adictivo.

Aprender es la consecuencia natural.

Y además te aseguro que no hay ni un solo “por qué” mal escrito.

Ni uno.

Así que… tú verás.

Nos leemos.

PD. En el fondo el curso era aluciflipante antes de mi revisión. Pero Samu no se conformaba con excelente, quería que fuera perfecto. Sigo pensando que era de 10 antes de revisarlo.

PD. Un día deberías preguntarle a Samu cómo nos conocimos, es de lo más surrealista del mundo.

PD. Un día su gorila y mis monitos van a escribir una formación juntos. Solo que sea la mitad de buena que S.W.A.T. ya lo petaremos.