Es un placer saludarle
Recibo muchas consultas de personas que trabajan en oficinas o entidades gubernamentales y privadas. Me gusta responder y orientar a quienes se toman el tiempo de escribirme, sobre todo cuando noto que valoran mi consejo u opinión —a quienes me piden ayuda para revisar un texto o para resolver una tarea universitaria, les envío un presupuesto—.
Hace unos años, recibí una solicitud, a modo de queja. Una joven socióloga, en su extenso correo, me explicaba que en su trabajo tenían plantillas para redactar documentos, informes, etcétera, y que nadie podía librarse de ellas. Me contó que la obligaban a escribir "Es un gusto saludarle". No la dejaban cambiar por saludarlo o saludarla —en razón del sexo del receptor del mensaje—, y que incluso le habían negado la posibilidad de variar a "Es un gusto saludar a usted". Aunque, al principio, me dieron ganas de sugerirle que cambiara de trabajo, opté por escribir un texto con argumentos de índole académica para que lo enviara a su empleador.
Mi explicación sobre el leísmo de cortesía(*), la norma local, el complemento directo, el estilo institucional y otros temas llegó a su destinatario y fue tomada en cuenta. Descubrimos (ella, en realidad) que la persona responsable estaba convencida de que la plantilla que usaban era incuestionable, pues la habían enviado de la casa matriz, donde nadie la había criticado. Para resumir, la joven logró que se modificaran las plantillas, que se incluyeran otras formas de saludo y de despedida, y dejaron de ser de uso obligatorio.
En mis años de trabajo en el ámbito de la escritura he comprobado que la redacción es un ejercicio que se apoya en el entrenamiento, no en las plantillas. No las recomiendo, aunque me digan que el personal ha sido capacitado para su uso. Ocurre que los usuarios poco acostumbrados a crear textos propios acomodan, sin querer, la lengua al modelo impuesto.
Me parece que la responsabilidad de los profesionales de la escritura es lograr que las instituciones comerciales, bancarias, de servicios, etcétera, capaciten a su fuerza laboral para que dejen de enviar textos pobres, impersonales, incoherentes y, sobre todo, sin espíritu.
Escríbeme a sofiarodriguezbarrios@gmail.com
(*) Se trata del uso de le(s) en función de complemento directo cuando el referente es un interlocutor al que se trata de usted. (Diccionario panhispánico de dudas)
Escritor, corrector de estilo y editor.
4 añosY para añadir un tema relacionado: hay plantillas que, sin ser oficiales, están muy arraigadas en lo que es (o se supone que es) el lenguaje formal o institucional. Me refiero a los saludos y las despedidas que se han convertido en un lugar común, como «Tengo el agrado de dirigirme a usted» o «Hago propicia la ocasión para reiterarle los sentimientos de mi especial consideración», que según el caso, hacen que la comunicación termine rayando en lo absurdo.
Ingeniería, Seguridad Operacional, SMS y Gestión de la Capacitación
4 añosTexto con argumentos, muy bueno e importante.
HR Advisor | Creador de Prosílaba I Apasionado por los idiomas
4 añosMe encantó tu texto y la experiencia que narras en él. Ojalá todas las compañías entendieran la importancia de hacer un buen uso del lenguaje en el ámbito empresarial; justamente a eso me quiero dedicar. =) Un saludo desde Colombia.