Se me empolvaron los tacones...

Se me empolvaron los tacones...

Mi rutina como vendedora gira alrededor de la vida de mis clientes. La velocidad a la que trabajo tiene que ver con la necesidad de su negocio, el traje que visto tiene que ver con la formalidad que demandan nuestras reuniones, los zapatos que uso son los que me permiten caminar para ir a encontrarlos… su tiempo es mi tiempo.

Pero un día, de manera inesperada, llegó alguien más importante que mi cliente y yo. Ya había escuchado hablar de él, pero entre la política, la economía y mi negocio, solo pensaba que estaba muy lejos, que era improbable que me suceda a mí. Mientras la presencia del COVID se volvía relevante en mi pequeño país, pensaba que no teníamos porqué exagerar, que no podíamos permitir que esto paralice nuestras actividades, porque entonces sí nos íbamos a morir, pero de hambre.

Por supuesto, poco o nada importó nuestra postura ante ello porque primó la salud y el tener un refugio donde esperar que la peste pasara. Entonces no tuve alternativa y empecé a plantearme cómo hacer que mi tiempo fuera productivo en medio de un caos que creí intrascendente y temporal. Logré – con dificultades y desafíos -, utilizar este momento tan particular, para planificar y dejar expandirse a mi creatividad. Intenté escribir sobre planes estratégicos y propuestas y hasta conseguí auditorio que me escuchara, pero nadie lograba decirme si mis ideas valían la pena, simplemente no podían porque la incertidumbre no les dejaba opinar.

Con el pasar de los días fui soltando la ansiedad que me generaba este paro obligado, porque de nuevo, mi vínculo con mis clientes lo define todo y por mucho que yo trabaje, si el cliente para... yo también paro.

Sin darme cuenta tenía nuevas preocupaciones que atender, una de ellas era comer al medio día! Ese hito de la agenda de un vendedor que a veces es una herramienta de trabajo, otras veces es una pérdida de tiempo, se convirtió casi en un momento de contemplación durante el día, donde podía elegir qué comer e incluso la hora para hacerlo, es más, podía hacerlo todos los días, sin excepción. La decisión ya era mía, pero tenía una simple condición; para comer tenía que cocinar.

En este tiempo tan peculiar, fueron tomando cuerpo cosas que generalmente postergaba como limpiar el techo, buscar cosas que no sabía dónde había guardado, botar latas caducadas, intentar hacer esa receta que tanto quería o escribirle a una amiga lejana con quien no hablo muy seguido, solo para estar segura de que estaba bien. … Recordé que muchas cosas que hacía eran muy importantes para mí, pero me habían llevado a dar por sentado el abrazo de mis padres, la presencia de mi hermano, su esposa y sus dos hijos que me llenan de tanta felicidad.

Como una gladiadora - o al menos de eso intentaba convencerme -, y aun sintiéndome sola porque no tenía mi equipo de trabajo a mi lado, seguí buscando la oportunidad de trabajar. Después de toda esta revolución de prioridades y la confusión de emociones que creo todos hemos experimentado, logré encontrarle un gusto a esta realidad, una manera de estar en ella sin abandonarme.

Esta es una realidad donde puedo sentir que, en medio de lo incierto, el amor duerme conmigo todos los días, donde mi equipo y yo confiamos mutuamente en los otros para que el tren siga operando, donde a nadie le importa la apariencia de hoy pero sí, y mucho más que antes, lo que tengo para decir. Ahora nos escuchamos más y alcanzamos esa palabra tantas veces dicha…empatizamos.

Los tacones se me empolvaron porque por ahora no son necesarios, y si bien extraño la vida que conocía, no puedo dejar de ver el lado bueno de esto que nos está pasando a todos. Aprecio estar viva y estoy agradecida por quienes seguimos aquí a pesar de todo.

Por supuesto, espero que nos volvamos a ver pronto, pero lo que más me ilusiona de ese reencuentro es que nos reconozcamos un poco mejores, porque si no aprendimos nada de todo esto, entonces no habrá valido la pena.

PD: ¡Yo ya voy a limpiar mis tacones porque sé que vamos a salir de esta! ¿Y qué pensaban? … “antes muerta que sencilla"...

Milton Pozo

General Manager en RENOVALLANTA S.A.

4 años

Muy buena historia, yo he podido almorzar con mi familia luego de 24 años!!.

Rafael Tenor Linares

Technical Sales Consultant @ NETWORKERS EC | IT Networking & Security

4 años

¡A preparar trajes y corbatas! 😜

Doris Reyes

Country Leader Kantar Ibope Media Ecuador | Crecimiento Empresarial Estratégico | Liderazgo | Tecnología | Mentor, Coach, Trainer, Speaker

4 años

Grandes aprendizajes Gaby, regresaremos más conectados con nosotros mismo y el mundo definitivamente! Saludos

Zurisaray Baez

Consultor Ventas Corporativas para Casa del Cable

4 años

Super tu reflexion...me identifico muchisimo.:)

Rafael Avilés Ledergerber

Socio en Ecuaprimas | Especialista en Seguros | Liderazgo Transformacional | Apasionado por Servir ⭐⭐⭐

4 años

Muchas gracias Gabriela, nuestra actitud para enfrentar la adversidad es nuestra arma más poderosa, ¡gracias por la inspiración!

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