Serenidad en medio de la crisis y el caos
Daniel Pérez

Serenidad en medio de la crisis y el caos

Serenidad en medio de la incertidumbre

Una de las cosas que me ha dado la práctica de Chikung, Taichi, Artes Marciales Internas y Meditación, es que he vuelto a disfrutar de las maravillas cotidianas y de la naturaleza.

Afortunadamente, en el barrio en el que nací, y todavía frecuento, estoy rodeado de parques públicos, ahora mismo estoy en uno precioso, abierto recientemente, hace pocos meses. Para los que conocéis Barcelona, sólo con éste dato, a día de hoy (periodo de inicio del confinamiento por el Coronavirus), podéis imaginar de qué zona se trata.

La crisis del Coronavirus es grave, pero no es nada anormal a lo largo de la historia, es parte de la vida.

Para mí, que soy introvertido, el hecho de pasar muchas horas solo, no es un problema, ya que así he estado la mayor parte de la vida desde pequeño. Nunca me aburro por no tener nada que hacer, es una de las pocas ventajas que tienen las personas introvertidas, que en su mente siempre suele haber cosas interesantes.

Volviendo al Coronavirus, las medidas de aislamiento son necesarias para afrontar una amenaza nueva, para evitar más desgracias y el colapso del sistema público de salud.

Al ser una amenaza nueva, el ser humano necesita tiempo para reconocerla y crear anticuerpos...y el tiempo, puede jugar en contra o a favor, dependiendo del uso que hagamos de él, por eso, es necesario tomar medidas de contención.

La sociedad moderna es frágil, está en cierto modo “malcriada” y además se ha vuelto y han contribuido a volverla, infantil y superficial. Cada vez es más dependiente de factores externos, el último de los cuales son las redes sociales, que no son la causa sino el síntoma. Ha perdido el sentido de la vida, de qué somos, incluso ha perdido la memoria histórica, siendo “analfabeta” emocionalmente. De ahí, que los problemas de salud mental estén alcanzando proporciones epidémicas, problemas como depresión, ansiedad y perturbaciones del carácter. Algunas personas viven una historia artificial, falsa, otras personas se encuentran en una vida estúpida y acaban yendo contra los demás o contra ellos mismos. El egoísmo se ha acentuado, ahora la gente vive para disfrutar ellos, y para mostrarlo a los demás.

Como decía, mucha, mucha gente se ha vuelto frágil, por fuera quiere parecer fuerte, pero no lo es. La vida humana, siempre ha sido peligrosa, siempre ha habido amenazas para la supervivencia, que se han superado gracias al esfuerzo individual y colectivo, y también gracias a la capacidad de adaptación de nuestro sistema natural fisiológico y psicológico.

Pero el progreso nos ha traído, por suerte, una vida cómoda y segura, llena de entretenimientos y lujos para una parte del planeta, la de los privilegiados.

Usando términos de la Psicología, podríamos decir que cada vez más, las personas que viven en las sociedades del primer mundo, tienen un locus de control externo, o sea, dependen de estímulos, opiniones y refuerzos emocionales del exterior, de los demás.

No se concibe una vida sencilla, sin compras, viajes, fiestas, admiradores, y múltiples actividades culturales, deportivas y sociales.

Por eso decía, que el hombre y la mujer modernos, se están volviendo más frágiles, se ahogan en un vaso de agua. En apariencia son fuertes, pero como suele pasar ahora, es sólo apariencia. Quítale todo de lo que depende y entra en pánico, o tiene una frustración y aburrimiento intolerable.

En realidad, creo que la crisis del Coronavirus puede ser una buena oportunidad para algunos, como sucede con cualquier crisis personal, aunque en ésta ocasión, es colectiva. Un oportunidad para volver a acercarnos, aunque sólo sea un poco, a nuestro estado natural como seres humanos.

A parar, disfrutar de las cosas sencillas, ver su belleza, la que hemos estado pasando por alto. A pasar un rato sin hacer nada, sin pensar en el futuro, disfrutando de la maravilla de estar vivo. ¿Acaso hay algo más importante?

Mientras escribo esto, me siento acompañado y feliz de estar rodeado de mis fieles amigos, los árboles y las plantas, a cuya belleza natural no pueden acercarse los intentos artificiales de las personas y sus creaciones. Mis amigos, los pájaros, que hacen lo que su naturaleza les dicta y lo hacen a la perfección. ¿Cómo podría aburrirme entre ellos?

La vida puede ser un caos, y de hecho, lo es. A veces es cruel, a veces es felicidad...pero una de las cosas que surge de la práctica de las artes internas como el Chikung, Artes Marciales o Meditación, es la experiencia de que son sólo estados temporales. Por tanto, apegarte a ellos trae más frustración. Si te apegas a la felicidad, sufrirás una justa frustración cuando llegue la tristeza. Si te apegas a la tristeza, sufrirás por la falta de felicidad.

Por otro lado, todas esas circunstancias cambiantes, no afectan para nada a la Mente Natural.

La Mente Natural, está siempre en calma, reflejando el mundo exterior, pero no siendo afectada por él.

Quien sufre, se siente frustrado, se aburre o detesta, es la Identidad falsa y egocéntrica que creemos que somos, que quiere hacer las cosas y que las cosas sean “a su manera”.

Hoy es un día maravilloso, con sol y nubes, no hay nada especial que hacer, las tiendas están cerradas, las autoridades aconsejan que no haya contacto con otras personas ni aglomeraciones...¿Significa eso algo tan terrible? No, puedes disfrutar de la belleza y la calma de la vida (que es una expresión de la Energía Vital siguiendo su fluir) siguiendo su curso, y de la Mente Natural que reacciona perfectamente, sin necesidad de hacer nada.

Mientras estoy escribiendo esto, sin pensar en ello, mi mente percibe los pasos de una pareja aproximándose por el camino del parque detrás de mí. Todo ésto es percibido automáticamente mientras escribo, no he hecho ningún esfuerzo....¿No es maravilloso? Es el sistema natural humano, funcionando correctamente, sin presencia de la Identidad falsa.

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