Sesgos en la inversión - Que nos juega en contra a la hora de invertir.
Entender los errores y trampas que puede cometer nuestra mente es fundamental para mejorar nuestro comportamiento como inversores.
La teoría financiera tradicional se ha centrado en analizar cómo debería comportarse el ser humano. En este sentido, se asumía que el hombre es un ser racional, que toma las decisiones de un modo lógico tras analizar toda la información disponible. Pero, nada hay más lejos de la realidad. Poco tenemos que ver los humanos con ese homo economicus que se ha venido dibujando históricamente.
En este sentido, las finanzas conductales (behavioral finance) estudian cómo se comporta en realidad el ser humano ante problemas financieros (y no cómo debería comportarse).
Esta nueva teoría asegura que los participantes de los mercados financieros no siempre toman las decisiones tratando de maximizar su función de utilidad, ni teniendo en cuenta toda la información disponible. No se asegura que el hombre es contrario a como se describe en la teoría tradicional, sino que se afirma que muchas veces no actúa racionalmente.
La cantidad de gente que puede creer en algo de lo que no tiene evidencia dice mucho sobre los seres humanos como especie: nos muestran cómo procesamos la información, nuestra incapacidad para mirar desapasionadamente a una situación y los errores cognitivos siempre presentes. Incluso nos refleja el desafío que implica llegar a una conclusión simple y racional basada en evidencia.
Hay lecciones aquí para los inversionistas que quieren entender mejor cómo funcionan sus propias mentes y cómo pueden gestionar su propio comportamiento. Cada uno de los siguientes puntos se aplica a casi todos los inversores:
- Buscamos información para reforzar nuestras creencias: Como inversores, sufrimos el efecto de atribución: ponemos un valor más alto en las tenencias que ya poseemos. "¡Hey, si las compramos, entonces deben ser buenas!". Sospecho que esto se debe a una combinación de pensamiento optimista y autovalidación. La mayoría de la gente realmente no quiere encontrar pruebas de que sus inversiones son malas; odian admitir el error. En su lugar, buscan la prueba de que la decisión de compra original era correcta.
- La percepción selectiva nos impide estar plenamente informados: No sólo sobrevaloramos lo que ya poseemos,sino que tendemos a buscar información que confirme el valor de esa decisión. La percepción selectiva y el sesgo de confirmación velan por que pasemos por alto la evidencia en sentido contrario.Tome el punto anterior o cualquier tesis de inversión, para el caso. Ésta debe considerarse simplemente como una afirmación más, a la espera de ser probada o descartada. Si eres objetivo, siempre debes buscar y evaluar evidencia que refute tu tesis. Pero eso no es lo que típicamente sucede. En su lugar, creamos una burbuja que filtra las ideas de acuerdo a si apoyan o no nuestras ideas iniciales. En lugar de tener una visión objetiva de 360 grados de nuestras inversiones, creamos enormes puntos ciegos, los cuales nos impiden ver el Elefante dentro de la habitación, con costos enormes cuando se habla de inversión.
- Las emociones se interponen en el camino: Cuando nos damos cuenta de que podemos estar viendo las cosas de manera sesgada, por lo menos tenemos la oportunidad de superar los errores. Pero por mucho que busquemos este tipo de autoconciencia, las emociones pueden hacernos tropezar. La naturaleza tribal de la política funciona contra nosotros; también lo hacen el miedo y la codicia cuando el capital está en riesgo. Ver el mundo sin dejar que nuestros sentimientos coloreen nuestra percepción es una batalla interminable.
- El análisis objetivo de datos no es nuestro fuerte: Si mantener las emociones bajo control es difícil, evaluar datos es aún más difícil. Las narrativas convincentes pueden fácilmente influir en nosotros, incluso cuando los hechos dicen lo contrario. Los fanáticos del deporte y los hinchas están tan profundamente involucrados en un resultado específico que simplemente pierden la capacidad de juzgar objetivamente la realidad. El contraargumento que utiliza la mayoría para justificar sus creencias es "la falta de evidencia no significa que no haya sucedido". Pero tal como señaló una vez el astrónomo Carl Sagan, "afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias".
Lo difícil será salir de nosotros mismos para ver el mundo desde un ángulo o perspectiva distinta a la nuestra, esto es un problema mayor a los de percepción selectiva y sesgo de confirmación. Cada comprador debiera ser capaz analizar por qué una acción debiera ser vendida o comprada. Cada pronosticador que apunta a las acciones que más han rendido debiera ser capaz de explicar por qué ese rally debiera seguir durante los años siguientes. Cada experto que nos asegura que el crecimiento económico será robusto debe ser capaz de detectar los riesgos de recesión inmediata.
Para cada transacción, hay al menos dos puntos de vista válidos: El comprador y el vendedor. Los inversionistas debieran tomar lecciones de los abogados y aprender a argumentar en favor de cualquier lado de la inversión. Como recomendación no debes comprar o vender nada a menos que entienda completamente el otro lado de la transacción.