¡Si puedes!
Hace unos años atrás, me compre un coche al que llamé Erbasio porque sus 3 primeras letras eran ERB.
Pero tenia un gran desafío por delante, sacar el carnet de conducir. Sentía que amaba conducir, pero sin saberlo hacer. Tenía una cierta atracción por subirme al coche y recorrer rutas. Quizás un tanto inundada de recuerdos de pequeña con mi papá en el coche, no lo sé, pero lo que sí sabía es que era mi próximo reto: “aprender a conducir”.
Busque varias escuelas de manejo, hasta que di con una, que sin saberlo me enseñaría unas cuantas cosas.
Llegó el tan ansiado primer día. Me subí al coche y al lado mío se sentó el instructor de manejo. Un hombre de unos 50 y tantos, canoso, de voz ronca y oliendo asquerosamente a tabaco. Con sus indicaciones logré sacar en primera el coche y conduje por una calle empedrada de Belgrano (en Argentina). Cada unos pocos metros tocaba algún semáforo que se convertía en el nuevo desafío, para comenzar de 0 sin que se apague el coche o salga andando con unos saltitos.
Todos los días tenía un nuevo reto, pero el que más recuerdo fue cuando tuve que hacer marcha atrás en rotonda, algo que jamás podríamos hacer pero que por alguna razón te lo hacen rendir. Fracasé, una y otra vez, pero no quería rendirme, así que contraté 5 clases más para poder conducir mejor.
La última clase, mi profesor me dijo que rendiría mal, que no servía para conducir.
Recuerdo que llegué a casa desmoralizada, llorando sin saber que hacer: Tenia un coche y una fecha para rendir el examen, por lo que tenía que buscar una solución. Todavía tenía 3 clases pagas, pero decidí no ir más. Esa misma tarde me enfoque en no rendirme y busque otra escuela de manejo.
La primera clase me senté temerosa en el coche y le dije a mi profesor “no se conducir”, entonces él me miró y me dijo: “Lo intentaremos juntos, así que comienza”.
Con un terror absoluto de volver a equivocarme y no poder, prendí el coche y colocando primera comencé a andar sin dar ningún tipo de saltito molesto. A los minutos el profesor me dijo “ahora sube a la autovía”, lo miré y le dije “no puedo” y me dice “Si puedes”.
De ahí nos fuimos a practicar la famosa marcha atrás en rotonda, que a primeras, la hice impecable.
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Al finalizar la clase me mira y me dice “¿Qué es lo que no sabías hacer?”. Lo miro y le dije “todo lo que hicimos”. Entonces él con una sonrisa responde: “Ya estas lista para dar con éxito el examen”.
¿Y que paso?, dí perfecto el examen y obtuve mi carnet además de conducir excelentemente.
Esta historia me hizo darme cuenta de que por diversas razones muchas veces debido a un mal liderazgo, nos cuestionamos si verdaderamente servimos para hacer algo que sabemos hacer. ¡Esto es grave!, porque perdemos la confianza en nosotros mismos por una estructura nefasta y no, porque verdaderamente no seamos buenos o no tengamos talento.
El problema de esto es que terminamos creyéndonos que no servimos, dejamos de ponernos nuevos retos, porque para qué hacerlo, si lo hacemos mal.
Lo más triste es que esto lo he visto con gente talentosa que por una estructura prehistórica, llena de líderes dinosaurios terminan creyendo las mentiras que ellos dicen.
Esto produce un alto problema en la autoestima, dejándonos al punto de casi inservibles.
Así que cuando te digan que "no sirves” pero piensas que “si”, simplemente sigue poniéndote retos para mejorar y perfeccionar lo que haces. No escuches, quiérete que al final te darás cuentas de que has perdido tiempo buscando hacer que el otro vea en ti algo que será imposible.
Si sientes que realmente ese no es tu lugar, busca otro. Pero no te quedes escuchando gente que no aporta, busca quien te rete a ser más, quien te diga “Hazlo que yo estoy contigo”.
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Talent Acquisition Partner en dpto. People & Culture Grupo Adecco IHRI
11 mesesMe encanta este artículo!! Me ha recordado a la película de Will Smith "En búsqueda de la felicidad ". Qué nadie te diga de qué eres capaz de hacer! 💪🏻
👉🏻 💻 Escritora de cuentos y novelas | 💛 Apasionada por la literatura con valores
3 añosSalir de la zona de confort es un desafío, pero se puede. No perder el tiempo es la mejor decisión que podemos tomar. Gracias Daniela Pussetto por tu nota tan inspiradora.
Hermosa nota! Daniela Pussetto
Director comercial en Sinergia Conceptual
3 añosEn efecto, cuando una persona es responsable e interioriza que como seres humanos cometemos errores y es indulgente con el proceso de los demás, puede crear situaciones increíbles en pro de ambas partes, en el caso de tu historia, sacó a la luz una excelente conductora que sabía la teoría, y que con un empuje de optimismo, paciencia y buena vibra disminuyó su tensión para pulir esa técnica, y a su vez el ganó con un caso de éxito, la satisfacción de hacer una increíble labor. Esa es una excelente cultura de la comprensión y empatía.