IN SITU (volumen # 20)
Diego Loaiza
Comunicador. / Creador y productor audiovisual. / Docente. / Estratega en contenidos y medios de comunicación. / Investigador en ciberculturas y humanidades digitales.
Muchas personas en diferentes ámbitos (formales e informales) donde me desenvuelvo, me piden que los acompañe y guíe con mi experiencia y conocimiento sobre temas relacionados a la comunicación, las culturas digitales, los nuevos medios y diseños de futuro.
Siempre estoy dispuesto a colaborar y construir juntos. Mis interlocutores suelen comentar que les agrada explorar estos asuntos conmigo dado el enfoque creativo, disruptivo e innovador que incorporo en cada aspecto del servicio, producto, emprendimiento o negocio que están llevando adelante.
Se me ocurrió aprovechar este espacio para compartir algunos aprendizajes IN SITU, que da la experiencia de vivirlo y estar allí.
Volumen # 20: LENGUAJES EN MOVIMIENTO
“Nuestra gran singularidad es en el vínculo con el lenguaje”, afirman Mariano Sigman y Santiago Bilinkis (2023), en su libro: “Artificial, La nueva inteligencia y el contorno de lo humano”, lo cual nos pone en una dimensión significativa con respecto a otras especies, y es nuestra capacidad para producir sentidos, de comunicarnos y de narrar historias. El lenguaje desde el punto de vista humano, y sus respectiva evolución, nos ofrece una serie de habilidades que potencia las maneras de relacionarnos y de co-exisitir.
Es desde este punto de partida, que considerar al lenguaje, como espacio de conexión con la realidad y su construcción en tormo a las percepciones, son un ingrediente fundamental a la hora de generar procesos subjetivos, epistémicos y ontológicos. Su conexión con los abordajes del entono, con otras personas, y con nosotros mismos, es sinónimo de un factor diferencial con respecto a otras especies del entramado natural.
Reflexionar sobre el lenguaje es situarse en un lugar en constante movimiento, y que ofrece variadas metodologías para su análisis que proceden de campos muy divergentes y distintos. Es esencial comprender el lenguaje como esa trama invisible que mueve nuestros sentidos y que están en conexión con otras áreas del saber para propiciar un escenario de complejidad, como ya lo dijo Edgar Morin, en su ‘Introducción al pensamiento complejo’, al invitarnos a pensar desde una zona que no es estática: “He querido situarme en un lugar en movimiento (no tanto el lugar-trono en el que siempre pretenden sentarse los doctrinarios arrogantes), en un pensamiento complejo que conecte la teoría a la metodología, a la epistemología, y aun a la ontología”. (Morin, 1990, p. 46).
Son en esos espacios de circulación de sentidos en los que el lenguaje adquiere forma y vida para dar propósitos a nuestras realidades circundantes. Es desde estos flujos que se debe indagar por la incorporación del lenguajes a la vida del homo sapiens para satisfacer sus necesidades, generar encuentros sociales, y producir ideas que se materializan con objetivos de bienestar colectivo en individual. Es el lenguaje nuestro punto de partida y fuente de inspiración para convertirnos en sujetos pensantes y activos en los entornos comunes.
En el siglo XXI, el lenguaje ha adquirido nuevas características que lo convierten en protagonistas desde su versatilidad y generación de entramados contemporáneas que van de la manos con la técnicas emergentes y las tecnologías digitales. Las modalidades de conexión desde el procesamiento de lenguajes adquiere facetas en los que intervienen -cada ve más- los desarrollos tecnológicos con softwares elaborados, llamativas aplicaciones y maquinas ‘pensantes’.
Estar en un mundo con los ecosistemas comunicativos actuales exigen un sin número de capacidades que intervienen en la cotidianidad del homo sapiens, y establece un listado de normativas para encontrar conexiones que parecen significativos. Es un tejido compuesto por nudos que sobrepasan los estrictamente humano y que se sitúa en territorios virtuales en los que reina el algoritmo del momento. Estar en el mundo actual se enmarca dentro de lo que priman las nuevas tecnologías, y que Heidegger ya advertía: “El estar‐en‐el‐mundo ya se ha expresado siempre, y, estando en medio de los entes que comparecen dentro del mundo, se expresa constantemente al referirse a aquello de lo que se ocupa y al decir algo de ello. El ocuparse circunspectivo de la comprensión común se funda en la temporeidad, y lo hace en el modo de la presentación que está a la espera y retiene”. (Heidegger,1927, p. 391).
Son las máquinas las que hoy generan los lenguajes (vemos el caso de los LLM -Large Language Model-), en este caso cibernéticos y artificiales para las nuevas creaciones y simulaciones del entorno dominado por las plataformas. La interacción human-machine es una realidad. El homo sapiens aprendió el lenguaje de los artefactos, y viceversa. Hoy, por primea vez, el ser humano dialoga con las maquinas. Son conversaciones, naturales, fluidas, e incluso, solidarias y cooperativas. Y eso lo va convirtiendo en un humano X.0.
Es el lenguaje que viaja en los ecosistemas digitales y online los que captan nuestra atención y nos convierten en una nueva especie que vive, piensa y co-existe en esto espacio de virtualización creciente que se incorporan y mezclan en nuestras emocionalidades para producir química cerebral con el propósito de llegar a los deseos de la mente e incrementar los consumos. Todo lo anterior generado en pantallas físicas y virtuales presentes de múltiples dispositivos que raptan nuestro cerebro y difícilmente logramos escapar.
A esa nueva especie, de tipo X.O, homo digitalis y/o artificial, le resulta muy difícil evadir estos territorios debido a que está sobre-estimulado en medio de este mar de dopamina creciente, y porque ya a estas alturas, le vamos entregando nuestro dominio a los aparatos tecnológicos que día a día adquiere más datos para las respuestas solicitadas por los humanos. Son maquinas que van procesando su personal big data y que va adquiriendo una técnica comunicativa que empiezan a dominar y que favorecen el nacimiento de sus propios lenguajes, por eso Sigman y Bilinski (2023), afirman y previenen, que “cuando una IA aprende a generar lenguaje, en cierta manera está aprendiendo a pensar”. Entonces ¿es esto el engranaje en su máxima expresión?. ¿Cómo controlar estos ambientes, o cómo trasladarlos a una oportunidad para nuestra especie?
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Es el lenguaje una facultad humana y un sitio ‘VIP’ para la construcción de sentidos, sin embargo notamos como los aparatos van incursionando en este universo ¿nos ganarán la carrera por el dominio del lenguaje?.
“Bienvenidas las máquinas al lugar privilegiado del lenguaje”
(Sigman y Bilinkis, 2023)
Estas historias continuarán…
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“EL LENGUAJE DA SENTIDO A LAS REALIDADES”
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