SOBRE DICTADURAS Y SUBVERSIONES

SOBRE DICTADURAS Y SUBVERSIONES

Luis Alejandro Rizzi

“… Sin disparar una bala, la democracia argentina logró lo que ninguna otra en la historia: que los crímenes de una dictadura recibieran un juicio legal y sus culpables, una condena. Es un caso ejemplar para la lucha por los derechos de todo el género humano y así es reconocido mundialmente en el mundo de las democracias liberales…” Ernesto Tenembaum

Pienso lo contrario, la democracia argentina no logró resolver la cuestión de los derechos humanos vulnerados en la Argentina en la época de la subversión, que fue quien inició una era de violencia a la que recién se puso fin alrededor de 1980.

Me considero idóneo para opinar ya que me salvé por unos muy pocos minutos, no más de cinco, del atentado ocurrido en el bar Ibérico -Córdoba y Uruguay- en el año 1977, a eso de las 0,05 siendo muy probable, por el curso que tuvo la onda expansiva de la bomba que explotó en el baño, me hubiera alcanzado. Estaba ubicado en la barra, para hacer más rápido mi cena, justo donde estaba la escalera que llevaba a los baños en el subsuelo. Hoy los baños están en el subsuelo sobre la calle Uruguay y tengo entendido que en el otro lugar está el vestuario del personal.

El atentado habría estado dirigido contra un marino retirado que, en ese momento ejercía la abogacía y que solía “cenar” en el Ibérico a esa hora de la noche. Ese dia estaba a un metro de distancia, lo conocí durante mi servicio militar en la marina de Guerra, junto a Miguel Bonazo que fue compañero "militar" entre el 61 y 62. Da la casualidad que Miguel y yo tenemos el mismo médico y días pasados nos encontramos después de años en la sala de espera, uno siempre espera en la vida.

Es obvio que esos actos cobardes, indiscriminados son crímenes de lesa humanidad también, porque atacan a personas indefensas y a lo sumo ajenas, y en mi caso opuesto abiertamente a las prácticas revolucionarias criminales.

Unos meses después del atentado, creo que fue a principios del año 1978, participaba en una reunión social y una persona que se declaró “militante de los derechos humanos”, me dijo que si hubiera muerto en ese atentado a lo sumo hubiera sido una “víctima inocente necesaria”, como ocurre en toda “revolución” (sic).

También un cliente mío que, tenía un familiar “desaparecido”, me dijo que ese caso era peor que el mío, que en definitiva habría sido un “accidente”. No obstante, a “L.F.” sus iniciales, logré comprenderlo, solo eso.

La subversión criminal como la represión -sin reglas- son actos criminales de igual intensidad y gravedad, es como jugar con explosivos en el infierno, pero lo mas grave es la construcción política incultural que, limitó el concepto de “derechos humanos”, en beneficio de criminales que aún hoy se ufanan de su impunidad y son modelos de dictaduras salvajes, como la cubana, la venezolana, y la nicaragüense, comandadas por regímenes despóticos como el ruso y el chino.

Es interesante la descripción de Henry Kissinger en su libro “Liderazgo”, sobre los procesos de “paz” en Vietnam, la táctica dilatoria a cualquier avance, usando el adjetivo de la descalificación del otro, y como la “ira” sustituye al dialogo como mecanismo para resolver disputas, y el desacuerdo se ha convertido en un choque de “culturas”, referido a ese proceso, Kissinger agrega; “…los estadounidenses han corrido el riesgo de olvidar que las sociedades no se hacen grandes mediante el triunfo de una facción o la destrucción de lso adversarios internos, ni con las victorias de unos sobre otros, sino mediante los objetivos comunes y la reconciliación

En el caso nuestro, es aún difícil saber si los hechos criminales de la década del 70, fueron enfrentamientos facciosos, políticos o culturales, pudo haber algo de todo eso, no puedo creer que solo se haya tratado de “perversión” de unos y otros, fue un conflicto que generó sus propias reglas de agresión y de defensa y pienso que los tenemos que pensar, jamás juzgar, desde esos principios.

Si hoy miramos a Cuba y Venezuela, tenemos un espejo del tremendo riesgo que hemos corrido y a veces debemos pensar en lo que nos hubiera pasado “…si…”

Dejo de lado la historia de obediencia debida y punto final, en mi opinión errores políticos, por lo menos visto en la perspectiva que da el tiempo. Dejo de lado los decretos de indultos de Carlos Menem, probablemente desde el juicio histórico, “Menem pudo carecer de legitimidad moral, para indultar”, digo esto en cuanto el indulto no tuvo presencia en su campaña electoral, pero tuvo el coraje político para hacerlo, recordemos que el juicio a las Juntas fue motivo de campaña por parte de Raul Alfonsín, para comparar.

No puedo dejar de lado la nulidad de las leyes referidas, en 2003 un acto regresivo e inmoral, porque tuvo como objeto apoderarse de la doctrina “de lesa humanidad” para esconder perversos fines políticos que se prolongan hasta el presente. No puedo dejar de lado el desigual uso de beneficios penales para procesados sin distinción de sus imputaciones y la duración extremadamente larga, ya eterna, de juicios contra “represores”.

El artículo 18 de la constitución dice; “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice.”

A los llamados “represores” se los privó de esta garantía y muchos se pudrieron o pudren en las cárceles, como también les pasa a muchos reos.

Volviendo al inicio, no me animo a decir que nuestra democracia ha cumplido por haber “castigado” a funcionarios de una dictadura hallados culpables, los otros criminales siguen libres y además falsificaron una parte de nuestra historia presente, valga el oximorón y de nuestra educación y cultura.

Por cierto, ninguna democracia es perfecta, es la mejor imperfecta que existe, pero en materia de dictadores y subversión criminal, estamos en deuda. Nuestro poder judicial, tuvo una venda muy agujereada.

Debemos cultivar el camino del encuentro, como decía Vinicius, no olvidemos que la vida es el arte de saberse encontrar.

 

 

 

 

 

 

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